Oporto desde la torre de Clérigos
Vuelvo a Oporto, creo que por tercera vez, y es que las ciudades, como las personas, por más veces que se visiten, nunca se acaban de conocer del todo, o sí, vaya usted a saber. En todo caso, se requiere de tiempo y de "observância" fina para llegar a medio-entender y medio-conocer una ciudad (y también una persona). Se dice que cada ciudad (y cada persona) tiene un olor o aroma que la caracteriza, incluso la define (se podría hablar de feromonas citadinas?), y Porto tiene naturalmente olor portuario, feromonas marinas. No en vano está situada en un enclave estratégico, excelente, mirando al mar, aunque el Porto Viejo parece consolarse mirando solo a su río, el Douro, que se hace mar en su desembocadura: un punto este que merece la pena visitar, porque aquí se abre una nueva ciudad, en todos los sentidos, se abandona ese Porto de de casas descascarilladas (en cuyas ventanas luce la colada, una estampa pintoresca) y ruas estrechas y en ocasiones semioscuras para dar paso a una ciudad moderna y luminosa, elegante.
La vez pasada, que tuve a bien visitar la ciudad en dulce "compagnia" (disculpad que no encuentre la ene de Espana), me dio un vuelco la cabeza al visitar ese Porto marino, aunque en aquel momento (era otra estacion) no estaba atestado de oriundos y turistas en busca de sol, un sol que por lo demás está atizando durísimo, com temperaturas superiores a los 35 grados.
Puente Luis I
Pero hoy creo que me voy a ir a dormir temprano porque estoy algo "matadín" después de dar votios por Porto. Hasta la próxima.
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