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sábado, 2 de diciembre de 2023

El verde aroma del Noroeste, por María José Prieto Vázquez

Con Marisé, a la derecha, y Margarita, a la izquierda, en la casa de León en Madrid

Mi gratitud a la profesora y escritora María José Prieto, que me obsequia con estas maravillosas palabras a propósito de El verde aroma del Noroeste (La Nueva Crónica, 2023), el cual tuve la ocasión de presentar el viernes 24 de noviembre en la casa de León en Madrid, precisamente de la mano de María José Prieto (Marisé) y Margarita Álvarez, dos mujeres extraordinarias, grandes profesionales, con quienes me sentí muy arropado. 

Les agradezco a ambas el cariño con que me trataron y me tratan, lo que me resulta una bendición. 

Quiero recordar asimismo la reseña que también me ha dedicado Margarita en su blog https://www.larecolusademar.com/2023/10/resena-de-el-verde-aroma-del-noroeste.html?m=0 y en el diario digital ileon: https://cuenya.blogspot.com/2023/10/acaso-el-viaje-no-es-vuelo-en-libertad.html 

Me gustó volver a Madrid, una vez más, para presentar este nuevo libro, que al parecer está gustando a la gente que ha podido leerlo, lo cual me llena de satisfacción, porque al final uno escribe para que lo lean, aunque la escritura, incluso siendo solo para quien escribe, ya sería algo magnífico, habida cuenta de que, a través de la misma, podemos articular el pensamiento, conocernos un poco más y mejor, y por ende conocer al prójimo. 

En otro post hablaré sobre Madrid y volveré a rememorar esta presentación en la casa de León. 

Y ahora vaya aquí la reseña que me dedica la amiga Marisé:

Es un libro que recoge las sensaciones y emociones que ha experimentado nuestro autor por tierras de León, Asturias, Galicia y Cantabria, vinculadas en tiempos medievales por características históricas y sociopolíticas. 

Somiedo-Asturias

No es un libro de viajes cualquiera, como otros que se han escrito, que se limitan a contar y describir de forma superficial: este es muy completo, trabajado, muy amplio, y al que no se le escapa ningún detalle, y en el cual se nota que el autor ha puesto en él una gran motivación, amor y emoción, así como una necesidad profunda e interior de llevarlo a cabo.

Incluye dentro del mismo tres géneros literarios, aunque parezca mentira. Por este hecho y por otros podemos considerarlo un libro extraordinario. 


En primer lugar participa de la poesía, porque el autor hace uso de sinestesias (comenzando con el propio título, El verde aroma del Noroeste), numerosas metáforas y otros recursos estilísticos que le dan belleza, nostalgia, serena tristeza, alegría, júbilo y otras connotaciones psicológicas al decurso escrito. Hemos de tener en cuenta que Manuel escribe poemas, es un gran poeta.

También participa de la novela, porque en las descripciones y narraciones que incluye hace uso del Estilo Indirecto Libre y de la Interrogación retórica, que de alguna forma están planteando un clima de suspense e intriga, propia de aquella. 

Igualmente participa del teatro por los diálogos incluidos, donde aparecen personas conocidas o desconocidas, que le aportan datos sobre los lugares por donde pasa, y así reflexiona y profundiza en determinados aspectos.

Otro tema importante es el didactismo. El libro enseña mucho, lo cual no es de extrañar, pues Manuel es profesor de Universidad y persona ávida siempre de conocimientos, que adquiere mediante sus viajes, lecturas y películas que ve y que comenta. Es profesor del programa interuniversitario de la Experiencia en el campus de Ponferrada (Universidad de León). Y este didactismo lo transmite a sus lectores porque por los lugares, paisajes, pueblos y ciudades que pasa comenta sus características en la historia, el arte, cultura, los relaciona con poetas, novelistas, obras literarias, películas y cineastas. 

Llanes

El autor se muestra como un observador nato, al que no se le escapa nada, pues es capaz de coordinar una gran cantidad de conocimientos de diversos ámbitos y relacionarlos con un motivo determinado.

De esta forma hace un estudio de ambientes y caracteres, como nuestros escritores realistas de la segunda mitad del XIX, contribuyendo así a la transmisión del costumbrismo de esos lugares a través de su folklore y tradiciones, a la vez que potencia sus capacidades cognitivas de memoria, atención, razonamiento, percepción del mundo y lenguaje. Además, es un libro humorístico, muy animado y ligero de leer, pues usa un léxico variado y natural. Mezcla lo literario y culto con lo coloquial a través de palabras graciosas, de doble sentido, metáforas simpáticas, modismos, frases de doble sentido con ironía y llena de hilaridad. 

Picos de Europa

El paisaje es un motivo importante que describe a través de los sentidos, y lo vive de tal forma, que hace partícipe al lector de su presencia y de las emociones que a él mismo le provoca. Le transmite paz, tranquilidad, una sensación de beatitud placentera, la ataraxia de la que hablaban los estoicos y epicúreos.

 La naturaleza para él es asomarse a un mundo mítico, mágico, mítico, es revivir los cuentos de hadas, es recorrer los caminos de lo sublime de esas tierras, es ponerse en contacto con la Divinidad, y hasta lo terrorífico, por la similitud entre estas y las de los países nórdicos donde surgió el Romanticismo. 

Todo ello lo entronca con Rosalía de Castro, Valle Inclán, Allan Poe, quien identificaba el terror con el placer estético, con Álvaro Cunqueiro en su libro Las crónicas del Sochantre.

Esa naturaleza, personificada mediante el recurso literario de la personificación o prosopopeya, lo pone en contacto con el mundo de los druidas celtas, que veían la naturaleza toda animada, dada la religión animista que practicaban y su ancestral música.

Y ese sentimiento sobrenatural de aquella lo pone en contacto con el realismo mágico del mejicano Juan Rulfo, que supone situaciones del Más Allá en un mundo moderno.

El agua es otra de las maravillas naturales a la que da suma importancia, relaja, cura, tranquiliza y lo traslada a un entorno precioso y esotérico. Al describir este elemento vital, traslada al lector a experimentar estas mismas realidades   de agradables sensaciones.

Ya la tenían los antiguos como un dios, los druidas, los egipcios, de los cuales hay una escultura griega de la época helenística que representa al Nilo personificado como un hombre. En Mesopotamia era el dios Enbilulu, para los griegos, Zeus, para los mexicas, Tláloc.

Los primitivos filósofos físicos griegos como Anaxágoras, Anaximandro, Parménides, Heráclito, etc. decían que el agua era el elemento vital básico, junto con el aire, el fuego y la tierra.

Son de notar de igual forma las reflexiones filosóficas sobre la vida, la muerte y la condición humana. Cabe citar aquí la obra del mismo título de André Malraux, que identifica dicha condición con la razón del ser. 

Al fondo las islas Cíes, desde el castro de Vigo

Desde esos viajes exteriores llega a un viaje al interior de sí mismo, donde se encuentra con su propia identidad.

El sentimiento nostálgico es algo patente en su obra, que despliega con hondura, recordando épocas pasadas con mucho cariño y leve tristeza, y otras pretéritas en la historia.

De las características estudiadas en su obra podemos deducir que el autor es una persona muy erudita y también romántica, profunda, vital, emotiva, espiritual, bondadosa, generosa y con un gran sentido de la amistad, tolerancia y apertura de mente.

Tengo que decir que por el estilo de frase breve e intuitiva y demás características literarias comentadas, concluyo que es un libro fácil de leer, y a la vez ameno, divertido y didáctico. A mí particularmente me ha encantado.

María José Prieto Vázquez

 

 

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