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martes, 5 de abril de 2022

Misterios gozosos, de Esther Bajo

 El jueves día 7 de abril estaré en León para arropar la presentación de Misterios gozosos, de la periodista y escritora Esther Bajo. 

La cita será a las 19h30 en la Biblioteca de Padre Isla. Así que me daré prisa para poder estar allí, ya que tengo que impartir un curso de escritura esa misma tarde. 

Esther Bajo en Malta

En la mesa de presentación también estará el periodista y escritor Eduardo Aguirre: https://ileon.eldiario.es/cultura/108299/eduardo-aguirre-recelo-del-columnismo-que-solo-dicta-sentencias-condenatorias

Sólo quedaba la maleta... Había también algunos objetos de sus padres: sus carteras, agendas, gafas, una biblia, algunos libros, retratos enmarcados, álbumes... De ellos sólo se llevaría la cadena de oro de su padre y el perfume de su madre. Y estaba el maletín. Dentro estaba el futuro. Sus sueños, los de Él, que ella intentaría hacer realidad.

Empiezo este diario, una vez instalada en esta isla mínima, para expresar lo que siento, ahora que no tengo a quien contárselo, y para recordar esta experiencia cuando mi número de neuronas disminuya seriamente. He venido a recomponer esta familia, también mínima, que formamos mi hija y yo, en un momento especialmente difícil para ella por la pérdida de su padre y su abuela en plena adolescencia, y especialmente difícil para mí, por la pérdida, en plena menopausia, del gran amor de mi vida y del generoso baluarte que fue mi madre.

A modo de diario, compone Esther Bajo esta novela, cuyo escenario es la isla de Gozo en Malta (“el mejor lugar para morir feliz”), que a uno se le antoja un lugar maravilloso incluso sin poner los pies en la misma, gracias precisamente a Esther, que nos envuelve con su prosa plástica, sensorial, invitándonos a adentrarnos en sus entresijos, incluso en el propio término Gozo, que está lleno de sugerencias y de matices... que va de un extremo a otro del placer: desde lo místico a lo carnal. 

Con Esther Bajo y Eduardo Aguirre en León

Me encanta Gozo. Es un mundo en miniatura: hay de todo y todo está al alcance de la mano. Me gustan sus casas de piedra dorada, sus balcones de madera verde, sus valles cultivados hasta la orilla del mar; me gusta que cada casa tenga un nombre y cada piedra, una vieja historia. Me gusta la mezcla de idioma semítico, carácter mediterráneo, aspecto árabe y educación inglesa; me gusta respirar seguridad y libertad al mismo tiempo y, sobre todo, la ausencia de estrés y crispación... Me gusta el protagonismo del cielo: aquí el brillo del sol se multiplica en el agua y, de noche, la luz de la luna ilumina las calles oscuras y las estrellas pueden contarse fácilmente. Me gusta la playa de mi pueblo, tan pequeña que parece de juguete... Y me gusta el silencio.

Pues una buena parte de la belleza de esta obra reside, en mi opinión, en la ambientación que realiza la autora, además de la historia que nos cuenta, con esa narradora protagonista en primera persona que nos va desgranando su forma de vida en esta isla maltesa -en compañía de su hija adolescente, a la que llama mi Teen-, luego de vivir el fallecimiento de su marido y de su madre. Todo un duelo. Que tanto nos hace recordar su poemario Duelo, del que pude dar cuenta en esta fragua publicada en ileon.com: https://ileon.eldiario.es/cultura/la_fragua_literaria_leonesa/112517/esther-bajo-he-hecho-dos-cosas-con-jose-luis-estrada-que-eran-pura-utopia-crear-un-periodico-y-un-partido-politico

Misterios gozosos nos emociona y nos sacude las entrañas por el amor inmenso que la protagonista, Eude, siente por un marido que ya sólo está en forma de ceniza, aunque para ella siga presente con su aroma impregnando todo: "el amor como sentido de la vida...

El sol sale del agua y se interna en ella con tanta belleza y naturalidad que fuego y agua parecen ser la pareja perfecta, como El y yo... Cada noche me ovillo en la cama aferrada a su perfume, con el que impregno la almohada, como único e inasible hilo que me conduzca al recuerdo, esperando reencontrarle en los sueños. Y me pongo a tiritar bajo mantas y edredones, porque cuando él me fue devuelto en forma de ceniza, el fuego se apagó para siempre dentro de mí, y esta vulgar señora que ahora soy fue condenada al frío eterno".

"¿Por qué no pensar que la energía de una persona se transforma en una especie de presencia consciente?", llega a plantearse en este apasionado y hermoso viaje por Malta y en concreto por la isla de Gozo, en la que se nos revelan algunos  misterios: gloriosos, luminosos; incluso dolorosos, entre ellos la Orden de Malta y todo ese mundo/submundo irracional de supersticiones, espiritismo, adivinos... satanismo... donde proliferan los fanatismos y totalitarismos, el miedo al Otro, que acaba convirtiéndose en un enemigo. Y el Mediterráneo en un "cementerio marino". 
Misterios gozosos se cierra con una carta de la hija a su madre, que resulta realmente conmovedora. Y nos devuelve al comienzo: el maletín de los sueños. 


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