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jueves, 27 de enero de 2022

La belleza luminosa y marina de Sidi Bou Said

 20 de diciembre de 2021
 
 Me encanta regresar a aquellos lugares en los que sentí algo especial. Y este es uno de esos sitios con la magia de lo embriagador, con su luz y la belleza de sus colores. Entusiasmado con la compañía de una amiga oriunda. 
 
Esto escribía en mi muro de Facebook, con la emoción del viaje y las ganas de emprender esta aventura tunecina, en este caso excursionando hasta Sidi Bou Said, que es un sitio pleno de encanto y de magia, que emociona a quien lo visita por primera vez y aun a quien lo visita por cuarta, quinta o sexta vez... porque los sitios fascinantes tienen esa capacidad de hechizar al viajero una y otra vez. Es como las buenas películas, que sacuden las entrañas cada vez que uno las ve, aunque sean muchas veces.
Sidi Bou

Además, en esta ocasión la visita a Sidi Bou, de la mano de una amiga tunecina, tuvo el plus de ir precisamente en su maravillosa compañía, algo que uno agradece, con lo que me sentí feliz. Y así lo rememoro ahora, que ya ha transcurrido algún tiempo. Vivir y sentir para rememorarlo. Pues rememorando el viaje, se vuelve a vivir, aunque las sensaciones no sean exactamente las del tiempo presente, en el aquí y en el ahora.
Sidi Bou, con su blancura inmaculada y su azul celeste, cautiva al viajero, incluso aunque esté atestado de visitantes a resultas de las vacaciones navideñas.
Sidi Bou

Visitantes que son en su mayoría oriundos, no encontrando, dicha sea la verdad, a ningún español, tal vez a algunos franceses y poco más. Aunque tampoco soy muy consciente de ello. Es probable que uno estuviera levitando como un derviche que girara como peonza en el espacio sideral de las ilusiones.
Sidi Bou, conocido como el pequeño paraíso blanco y azul, donde los bambaloni (los churros tunecinos) impregnan con su aroma el ambiente, se revela (con uve) como un lugar sagrado, con saludables vibraciones. A uno se le antoja que nada malo le puede ocurrir a alguien en un sitio de esta belleza luminosa, con unas puestas de sol ensoñadoras y con este toque arábigo andalusí. 

De repente, al viajero le da por imaginarse viviendo, al menos durante una larga temporada del año, en Sidi Bou, en éxtasis contemplativo, como un místico sufí, con la mirada puesta en la bahía y en la silueta de un monte con sonrisa misteriosa. 
Pueblo atalaya, con sus cafés legendarios como des Nattes y des Délices, que sabe a té a la menta con piñones por todos los poros de su intra-ánima. 
Me fascina Sidi Bou Said (como les fascinara a buen seguro a tantos otros como Simone de Beauvoir, Sartre o bien Oscar Wilde, entre otros), tanto que, antes de poner fin a este viaje a principios de enero de este mismo año, volví a visitarlo, en este caso viajé solo, amparado en mí mismo, acaso para experimentar ese trance, esa sensación de suspensión en el espacio, como si flotara en una dimensión entre lo real y lo irreal o surreal.
La Marsa
Más allá (es un decir), entre la colina de Sidi Bou y el acantilado de Gammarth se halla La Marsa, con su mediterraneidad, que también pude visitar, por primera vez, gracias a esta amiga tunecina. Un lugar que me hizo rememorar la Costa Brava, quizá por su cierto parecido.
En este recorrido, tuvimos la ocasión de pasear a orillas del mar por La Goulette, La Goleta, el canal que comunica el llamado lago de Túnez con el mar abierto.
La Goulette
La Goleta, donde naciera la actriz Claudia Cardinale, es en realidad el puerto de la capital de Túnez. Un sitio estupendo para pasear con calma y degustar una sabrosa comida en alguno de los restaurantes que existen. 
Con una excelente guía nativa, no se puede pedir más. 
El viaje continúa.

8 comentarios:

  1. Tus palabras me llevan a mis propios recuerdos de ese hermoso y pintoresco pueblito, que tiene algo que alegra el corazón. Me encanta.

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  2. Magnifico Manuel el reportaje en el que el yo se siente integrado en esos ámbitos, bien acompañado y percibiendo y captando de todo ello lo más preciado que en el latido anide. !Disfruta el instante que ya todo es pasado¡

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  3. Como estar allí. Qué bien lo cuentas...

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  4. Describes tan nitidamente lo que tus sentidos han percibido, que sin haberlo conocido es como estar allí.
    Siempre es un placer leerte y gracias por compartir estos recuerdos tan gratos en tu memoria.

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  5. Amigo, Sidi Bou Said es un lugar que conocí hace décadas, y que a estas alturas yace en mi memoria cubierto por la pátina de los años. Recuerdo un pueblo dormido teñido de blanco y añil, en el que la vida y el tiempo discurrían plácidamente. Leyendo tus vivencias, recupero aquel pasado de paz y tranquilidad. Percibo esa luz especial de la costa tunecina potenciada por tu propia luz leonesa de observador sensible y respetuoso. Gracias.

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  6. Muy bien encontrados los matices y el arco iris de tradiciones de Sidi Bou Said. Perfecto, pues como dices 'el viaje continúa'. Un abrazo.

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  7. Me gusta mucho leer los relatos de tus viajes, con una descriptiva tan buena y amena, que siempre estoy esperando un relato nuevo.

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