VIAJES
'Mil madreñas rojas'
Manuel Cuenya | 21/04/2016 - 18:12h.
http://www.ileon.com/cultura/061752/mil-madrenas-rojas
(Recupero este texto sobre mi reciente viaje a Marruecos por la ruta de las mil kasbahs, instantes de felicidad que, transcurridos unos días, se trocarían en puro dolor a resultas del fallecimiento, siempre inesperado e sobrecogedor, de mi padre. Ese mismo día, 21 de abril, justo después de impartir mis clases en León, recibía el terrible golpe. "Estaba leyéndolo cuando me enteré de la pérdida. Sentí paz. Parecía que preparaste el escenario para él. Como si él ya te protegiera desde el cielo. Abrazándote con la mirada", me ha escrito una persona. Conmovedor).
'Mil kasbahs' como mil madreñas rojas o mil madreñas
rojas como mil y una noches sensuales por el sureste marroquí. Partiendo
del ksar (casar en castellano) de Aït Ben Haddou, donde se han rodado,
ente otras muchas películas, 'Gladiator' de Ridley Scott, haciendo
escala en la kasbah Taourirt, ubicada en la ciudad cinematográfica de
Ouarzazate, para proseguir rumbo a los valles del Dades y del Todra.
Una
ensoñación azul comestible, un viaje para el recuerdo, que me ha dejado
un sabor exquisito, como un 'tajine' de poulet au citron. El
aroma humeante de los afectos, los sonidos hipnóticos de una velada al
amor de los timbales, en compañía de unos bereberes, como el bueno de
Rachid, entre otros, que se me antojan cercanos, gente entrañable con la
que uno acaba compartiendo memoria, esa memoria afectiva, que es lo
único que merece la pena en este mundo.
Recuerdo que fue Antonio Robles, el propietario de Mil madreñas rojas
en la población berciana de Salientes y sobrino nieto del que recibiera
una mención especial en el Premio Nacional de Literatura de 1932,
Antoniorrobles, quien me hablara de la 'kasbah Itran' en el valle de las
rosas, una zona de Marruecos donde abundan las alcazabas y donde crecen
las rosas primaverales, una tierra que tiene ciertas similitudes con el
cañón del Colorado, entre otros lugares de la Tierra. Y es que cuando
viajamos por el mundo adelante acabamos redescubriendo que, en esencia,
nos encontramos con paisajes familiares, aunque estos estén teñidos con
otros colores, paisajes, en todo caso, que a uno lo devuelven a su
útero, a su matria, porque tengo la impresión de que Salientes y el
valle de las rosas estuvieran religados. O ese es al menos mi deseo.
Gargantas del Todra.
Es probable que uno viaje para acabar encontrándose consigo
mismo, o para darse cuenta de que, en el fondo, los seres humanos, aquí y
allá, no somos tan diferentes como a primera vista pudiera parecer,
antes al contrario, nos unen los mismos sentimientos, idénticas
emociones, por eso me produce una inmensa tristeza cuando me topo con
gente que se aferra a la xenofobia, el clasismo, el miedo al otro, a lo
que entiende como diferente. Por eso me entusiasma viajar, viajar a ser
posible con los cinco sentidos, de modo que me ayude a confrontarme con
la propia realidad y por ende con otras suertes de realidades, de
vivencias.
En mi reciente viaje por el vecino país marroquí, "mi
segunda casa", como me dijera el amigo Enrique, he experimentado una
sensación que me ha ayudado a conocerme más y mejor. Eso creo.
Me ha
permitido reflexionar acerca de lo humano, incluso de lo divino (esos
dioses y diosas que inventamos para hacer acaso más llevadera esta vida
mortal y rosa) y me ha procurado emociones intensas. Desde la kasbah
mirador Itran, enclavada en Kelaa M'Gouna, me dejo arrullar por el
silencio nocturno, sólo interrumpido por el croar de las ranas, y la
protección de un cielo estrellado como sólo he llegado a percibir en las
estivales noches en Noceda del Bierzo. La temperatura ambiental es
excelente. La temperatura afectiva me estremece. Por fortuna, este viaje
continúa no sólo por la llamada ruta de las mil kasbahs sino por las
espectaculares gargantas del Dades y del Todra para finalizar en el mar
de dunas de Merzouga, donde contemplo, hipnotizado, un firmamento que me
abraza con su mirada.
Merzouga, en pleno desierto.
Kasbah Kela M'Gouna.
Un reportaje magnifico. Sensaciones como las que describes acerca de la memoria y de la temperatura afectiva marcan por completo la.diferencia entre el concepto de. «viajero» y de «turista». El viajero ESTÁ, el turista, PASA POR DELANTE.
ResponderEliminarEnhorabuena y gracias por compartirlo. Unha aperta.
Es una zona preciosa, Manuel, hace un tiempo la recorrí y conservo recuerdos imborrables. Un abrazo muy fuerte, no sé que más decir.
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