Peñalba de Santiago
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Detalle de casa en Peñalba de Santiago. | Manuel Cuenya
Manuel Cuenya |
23/01/2016
Peñalba de Santiago
Patrimonio
"Un enclave perfecto para retirarse a meditar como ya quisieran los
eremitas San Genadio, San Fructuoso y San Valerio en aquella Tebaida
legendaria"
Estamos de enhorabuena en el Bierzo con el reconocimiento de Peñalba de Santiago
como uno de los pueblos más bonitos de España, lo cual, como berciano
(que no bercianista ni ombliguista), me enorgullece y me hace sentir
como gato con botas de estreno. De este modo, el bello pueblo de
Peñalba (habría que definir, en todo caso, que se entiende por belleza
desde el punto de vista de la estética) se suma a otras poblaciones como
Urueña (un auténtico museo al aire libre, con un gran atractivo
cultural), Mojácar (con su blancura deslumbrante y piramidal), Ciudad
Rodrigo (con sus edificios dorados y su pintoresco museo del orinal), La
Alberca (con la moza de ánimas, provista de un cencerro, paseándose por
sus calles) o Santillana del Mar (que, al decir de la voz popular, no
es santa ni llana, ni tiene mar, aunque lucen espléndidas sus calles
empedradas y sus casas blasonadas), entre otros muchos pueblos
singulares de la geografía española.
Aunque no nos lo parezca (al
menos a los bercianitos y bercianitas de a pie) el Bierzo es un gran
desconocido fuera de la provincia (y aun dentro de la misma, lo que
tiene tela el asunto), como lo es la ciudad de León, otra bella perla,
que atesora monumentalidad, historia y gastronomía, aparte de gente a la
que le gusta componer con la palabra, ya sea en verso o en prosa,
incluso en esa fusión conocida como prosa poética. Es probable que
Peñalba de Santiago esté construida sobre esta suerte de lenguaje
lírico, que procura, por lo demás, buenas vibraciones. Un enclave
perfecto, pues ahí termina la carretera, para retirarse a meditar, como
ya quisieran los eremitas San Genadio, San Fructuoso y San Valerio en
aquella Tebaida legendaria, que algún día será Patrimonio de la
Humanidad, y que por ahora despierta nuestra curiosidad y nos invita a
volar con la imaginación cual si fuéramos, nomás ni menos, seres
espirituales en busca del elixir de la salud y los efluvios sacrosantos
de una belleza comestible. En medio del Valle del Silencio, en un
entorno frondoso, como un oasis salpicado de cascadas, La Peña Alba de
Santiago nos cautiva con su rostro sereno, con su pasado mozárabe y sus
corredores de madera, con su tiempo envuelto en piedra y pizarra, con
sus aires serranos y su verdor arriscado.
Nos tiene que enorgullecer a todos, bercianos o no, la admisión en el conjunto de pueblos más bonitos de España a Santiago de Peñalba. Cuando San Genadio, hace más de diez siglos, decidió que este lugar era el idóneo para fundar un monasterio, sus razones sirvieron para intentar reanimar la vida eremítica que el visigodo San Fructuoso ya había practicado.
ResponderEliminarCondiciones únicas para vivir en soledad, encontrarse en silencio y tener como objetivo el trabajo y practicar una vida ascética. Aguas cristalinas que forman cataratas, que se vierten en arroyos que finalmente van al cauce del Oza. Aguas del Oza que humedecieron las gargantas de los primeros pobladores de Ponferrada.
Mucho me temo, que la consecución de esta justificada distinción se aproveche para dar paso a una política turística desaforada, al objeto de aumentar un mal entendido nivel económico, perdiendo todas las características consustanciales del llamado, hasta estos momentos, Valle del Silencio. Carreteras con capacidad suficiente, aparcamientos para autobuses, contaminación por ruido, etc., etc., etc.
Aprovechar el tirón para apuntarse méritos e ir, poco a poco, desconfigurando la zona que hace muchos siglos, monjes eremitas, eligieron para practicar el ascetismo. Hasta ahora, habíamos conseguido mantener todo el entorno del Valle del Silencio casi, casi como al principio. A partir de ahora, veremos. La globalización también ha llegado hasta nuestras esencias primigenias.