María Angustias Díaz Gómez: "La poesía da voz a los sonidos del alma"
Manuel Cuenya
| 05/01/2016 - 11:44h.
La
poeta y catedrática de Derecho Mercantil María Angustias Díaz Gómez,
autora de 'La nostalgia de mi acento', sigue enseñando, investigando y
escribiendo, a la espera de publicar otro libro de poemas.
Somos lo que sentimos
lo que asumimos,
lo que negamos
lo que ocultamos.
Somos el yo más puro
Y nuestra pose,
caricias tiernas
Y falsos besos
Somos luz cegadora
Y oscura cueva,
paraíso eterno
y amargo infierno
Somos dulce victoria
y triste derrota
Somos lo que sufrimos
Lo que gozamos,
Nuestras conquistas,
Lo que perdimos
Somos los que no están
los recordados
los tiempos muertos,
nuestros vacíos.
(‘Todo eso somos’, poema perteneciente a ‘La nostalgia de mi
acento’, de María Angustias Díaz Gómez)
Catedrática de Derecho Mercantil en la Universidad de León,
investigadora, autora de diversas publicaciones sobre temas referentes a
su especialidad, María Angustias Díaz Gómez es también poeta desde muy
jovencita, acaso desde el momento en que se da cuenta de los
sentimientos que la conforman, porque el lenguaje poético, la poesía,
tan natural y tan arraigada en ella, la ha habitado siempre. "En lo más
profundo de todo ser humano hay un poeta dormido, cuya sensibilidad
poética puede despertar cuando la ocasión sea propicia, cuando el
corazón lo dicte", señala ella, que rememora unos versos de Gibran, "en
vano buscará un poeta a la madre de los cantos de su propio corazón".
Asimismo, está convencida (en alusión al filósofo Heidegger) de que la
auténtica realidad del ser humano es la poética. "La poesía se
incardina, con toda naturalidad, en nuestro propio quehacer diario y
viene a ser, como magistralmente describiera Borges, 'ese espejo que nos
revela nuestra propia cara'". En su caso, la poesía es un
posicionamiento ante la vida, un modo de entender el mundo, el mundo
interior, tan necesario para vivir. La poesía tiene, en su opinión, un
innegable efecto sanador del alma doliente y potenciador de las pasiones
y emociones más gozosas, funcionando muchas veces como terapia vital,
con un efecto catártico indudable. Asimismo, nos ayuda a iluminar las
zonas más profundas y desconocidas de nosotros mismos –asegura– y a
expresar lo que la voz calla y el alma siente; la poesía "son las alas
con las que podemos alcanzar la perspectiva más auténtica de todo lo
vivido. La poesía da voz a los sonidos del alma. Es esa música de fondo
que crea nuestro corazón al registrar los sentimientos. Son los brazos
que nos mecen mientras las emociones nos invaden".
"En lo más profundo de todo ser humano hay un
poeta dormido, cuya sensibilidad poética puede despertar cuando la
ocasión sea propicia, cuando el corazón lo dicte"
En su actividad profesional como jurista, "el Derecho, como
todo lo que es vivido, ofrece argumentos para poetizar. Y la poesía,
como el Derecho, supone creación y sensibilidad. Y las emociones
importan, con alcances distintos es cierto, tanto en el Derecho como en
la poesía. Y es que, como manifestara Martha Nussbaum, una buena forma
de empezar a defender la justicia es mirando en el interior de nuestros
corazones. La retroalimentación o la confabulación de la poesía y el
Derecho produce frutos realmente muy valiosos, que me agradan y llenan
mi tiempo", precisa esta poeta, deudora de un gran maestro del Derecho
Mercantil, Joaquín Garrigues, quien decía que el Derecho "se da para la
vida y rige la vida", al igual que ocurre, "con otros matices", con la
poesía.
Gran lectora no sólo de poesía sino de prosa, María
Angustias muestra su preferencia por determinados autores y autoras, y
en ocasiones por algunos poemas, que han quedado grabados en la retina
de su memoria, como el famoso 'Ítaca', de Kavafis; 'Amor constante más
allá de la muerte', de Quevedo; 'Caminantes', de Unamuno; 'Otoño', de
Rilke; 'El mundo, nuestro sueño', de Hesse o 'Dedicatoria', de Joseph
Brodsky. Entre sus poetas favoritos figuran, además de los ya citados,
otros como Hölderlin, Heinrich Heine, John Keats, Rosalía de Castro,
Tagore, Machado, Gibran Kahlil Gibran, Robert Graves, Borges, Huidobro,
Antonio Machado, Neruda, Miguel Hernández, Ángel González, José Ángel
Valente.... Y respecto a escritores en prosa, le entusiasman Jane
Austen, Eça de Queirós, Heinrich Böll, Miguel Delibes, Carmen Martín
Gaite, Ana María Matute, García Márquez, Michael Ende, Philip Roth,
Herman Koch, o Isabel Allende, a quienes lee con agrado.
"El Derecho, como todo lo que es vivido,
ofrece argumentos para poetizar. Y la poesía, como el Derecho, supone
creación y sensibilidad"
La nostalgia poética
Su poemario 'La nostalgia de mi acento' (editado por Eolas)
nos adentra, como su propio título indica, en la nostalgia, esa que se
condensa en nuestro yo más íntimo, "cuando los recuerdos se resisten a
reducirse a rescoldos y cenizas, y se reavivan en el alma", apostilla
ella, consciente de que, "en nuestro viaje inexorable hacia lo eterno,
el corazón ralentiza su vuelo, mientras hacemos repaso de los días y
aún nos sentimos sujetos con los hilos del pasado, aquellos con que
tejimos las horas más intensas".
Cuenta el Catedrático de Literatura José Enrique Martínez,
el prologuista de 'La nostalgia de mi acento', que "cada tiempo exige
nuevos planteamientos líricos" porque "la poesía consiste, al fin y al
cabo, en hacer que las cosas comunes parezcan nuevas", y eso es lo que
hace María Angustias, que los temas que aborda en su libro, comunes a la
Humanidad: amor, muerte, soledad..., parezcan nuevos. Como ocurre, por
ejemplo, con su poema 'Todo muda, nada vuelve', en el que evoca con
nostalgia el pasado cuyo recuerdo nunca podrá devolvernos la frescura de
las sensaciones y la intensidad de los sentimientos vividos, aunque, al
mismo tiempo, haga un retrato esperanzador del paso del tiempo y su
recuerdo: "el dolor antiguo remite y se diluye en el futuro que nunca
dejamos de forjarnos..."; o bien su poema 'La vida', donde apela a la
necesidad de vivir intensamente cada instante, como experiencia vital
irrepetible, cada día, todos los días, con toda la fuerza; 'Todo eso
somos' es otro de sus grandes poemas, que nos habla de nuestra compleja
sensibilidad, mezcla de claroscuros: alegría y tristeza, autenticidad e
impostura, éxito y fracaso, afectos y pérdidas... "Sus poemas, ajenos a
formalismos hueros y artificiosidades, abren una puerta al alma". Están
escritos con sensibilidad y desde la memoria ("somos nuestra memoria",
recuerda María Angustias que dijera Borges), desde su memoria de La
Cabrera, donde viera la luz primera, donde están sus raíces, el lugar en
que creciera rodeada de buenas gentes, que le enseñaran con el ejemplo y
sin retóricas los aspectos más amables y también los más crudos de la
vida. Aquellos primeros sonidos y colores, olores y sabores, asociados a
momentos muy significativos en su vida, la han configurado como poeta.
La Cabrera como hermoso paisaje y unas gentes que invitan a
imaginar y a reflexionar sobre su mundo entorno: "¿Hay algo más
sugerente para despertar la imaginación y la vocación literaria que
escuchar en los largos inviernos, y al calor del fuego, las historias de
nuestros mayores? ¿No hay poesía en la inmensidad solitaria del cielo
estrellado de las noches de agosto allí vividas? ¿Acaso no hay poesía en
los cambios de estaciones que acusan sus campos o en el repique de
campanas que anuncia los duelos?". Su memoria es también el Bierzo,
donde estuviera interna en un colegio, 'Virgen de la Peña' de Bembibre,
durante su época de adolescencia, en la que se despertó su gusto por la
lectura y la escritura poética. Por ubicación, su memoria es asimismo
Galicia, tan cercana, en kilómetros y en costumbres y tradiciones, que
ha determinado, en buena medida, su forma de sentir y afrontar la vida,
imprimiéndole esa morriña tan característica. Y por supuesto su memoria
es la ciudad de León, "un remanso de paz para trabajar sin agobios, para
pasear tranquila, también para escribir poesía...", donde vive y
trabaja en lo que le gusta, donde ha nacido su hija y ha formado su
familia, donde ha encontrado buenos amigos. "Acumulo en esta ciudad vida
concentrada en momentos ciertamente trascendentes", matiza María
Angustias, que es una enamorada de los paisajes de la provincia leonesa,
"tan diversos y algunos espectaculares", que le sugieren versos muy
sentidos. "Si la vida en general es la que inspira mis poemas, la vida
en León propicia esa atmósfera de paz para la creación y ese mundo
paralelo que es la poesía". Tal vez por esto cree que la producción
literaria de la provincia leonesa es enorme y de una excelente calidad,
no sólo por los autores que han tenido o tienen gran proyección como
Crémer, Pereira, Gamoneda, Luis Mateo Díez, Antonio Colinas, Andrés
Trapiello o Julio Llamazares, entre otros, sino por "un número nada
desdeñable de escritores jóvenes ya consagrados en el panorama literario
y algunos que comienzan a despuntar con mucha fuerza". En este sentido,
María Angustias se muestra encantada con la creatividad de la ciudad de
León y las numerosas iniciativas existentes que favorecen el encuentro,
"siempre enriquecedor", entre escritores. Iniciativas que, con perfiles
distintos, revitalizan esta creación literaria, como el Ágora de Poesía
(en la que ella misma participa) o bien el Club Leteo, con el impulso
fundamental de un poeta, Rafael Saravia, al que respeta mucho. "De
escritores leoneses actuales, he leído sobre todo poesía, alguna
realmente buena. Algunos de nuestros poetas jóvenes gozan de un
prestigio innegable en los círculos literarios. Me han sorprendido muy
gratamente algunos libros de poesía de autores leoneses actuales, que he
ido conociendo".
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