Paula Aguirrezabala: "Yo soy literatura y después persona"
Manuel Cuenya | 03/03/2015
La narradora Paula Aguirrezabala, autora de 'El cadáver presenta', trabaja en su segundo libro y en breve publicará 'Doce veces un año', una antología de autores contemporáneos, donde cada uno de ellos es un mes y ella es Abril
Paula Aguirrezabala. Lazarof Fotografía
Paula Díaz Fernández, esto es Paula Aguirrezabala, es una joven narradora leonesa, que ha corrido entre montañas mineras, y cuya lengua siempre ha serpenteado entre diminutivos leoneses, según ella. Si bien nació en Valladolid, "su vestido, su ropa interior y sus zapatos", su piel y su carne son de León. En el fondo, Paula siente que ha terminado siendo un poco extranjera en ambas ciudades, Valladolid y León, para más inri en rivalidad constante. En cualquier caso, reconoce que jamás se ha emocionado tanto en Valladolid como cuando iba hacia la casa leonesa de sus abuelos y se le taponaban los oídos al bajar y subir montañas.
Su tercer apellido, que Paula incorpora como su primer apellido artístico preservando de este modo sus raíces, es de origen vasco porque su bisabuelo Odón, que se enamoró de su bisabuela sin hablar castellano, era vasco. De ahí proviene, a buen seguro, su obsesión por el amor, el amor como gran tema literario.
En la actualidad, Paula, aparte de escribir, estudia Publicidad y Relaciones Públicas, una carrera que le ha enseñado –reconoce- lo que hay ahí fuera, en el exterior crudo y duro. "He aprendido muchísimo, pero es un sector que sólo es capaz de corromper lo puro", matiza con fuerza espiritual la autora de 'El cadáver presenta', convencida de que estudiar Publicidad viene muy bien para cualquier cosa porque todo consiste en vender. "Hasta cuidar ovejas, si me apuras. Si coges el arte y lo prostituyes, te da la publicidad, así que no me veo en este ámbito", se muestra escéptica esta narradora, que se define ella misma como rarísima, y que comenzó a escribir de un modo creativo para poder vivir vidas que no fueran la que ella 'sangra', porque la calidad de un escritor o escritora depende de la afluencia de rechazo y Paula se siente remolino de fracasos. "En mis relatos puedo amar de una forma que jamás me he atrevido a hacer labio a labio y me corresponden de una manera que no tengo del todo clara que sea real. Puedo irme de mis huesos y sentirme más mía. Eso sí, me quedé por la tristeza. Todos tenemos algún vicio y el mal del poeta lo es".
"He aprendido muchísimo en la carrera de Publicidad y Relaciones Públicas, pero es un sector que sólo es capaz de corromper lo puro"
Visceral e instintiva
Su escritura, aunque pudiera parecer rebuscada en algunas ocasiones, resulta visceral e instintiva, porque Paula confiesa escribir del tirón, como hicieran los surrealistas con 'el cadáver exquisito', y no acostumbra a revisar lo que escribe. Supone que puede hacer esto porque siempre ha gastado más dinero en libros que en alcohol. Lleva su literatura de imágenes. "Soy exacta y busco escandalizar. La repulsa me resulta más excitante que 'un me gusta'. Supongo que escribo cómo lo hago porque no puedo hacerlo de otra forma. Retrato lo que siento de una forma natural. Todos buscamos comunicarnos, el llanto pasado por tinta es lo mío".
Apasionada lectora, Paula cree que la lectura es esencial no sólo para escribir sino para vivir. Y por eso sólo se relaciona con quienes leen de un modo voraz. "Yo soy literatura y después persona y me cuesta conectar con alguien que no sepa la magnitud de estos límites que engendro y la única forma de que puedan entenderlo es que alguna vez se hayan emocionado leyendo", apostilla esta joven narradora, que se siente marcada, tanto en su forma de escribir como de vivir, por cada minúsculo atisbo de existencia que le ha rozado en su vida.
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