Recuerdo que allá por el año de 2008, aún en
funcionamiento la controvertida Escuela de Cine de Ponferrada (sobre la que
podría hacer una novela, incluso gruesa), se me ocurrió escribir algo que ahora
reivindica Ángela Marqués, la candidata del PSOE a la Alcaldía de Ponferrada. Aquello
quedó además impreso en un libro cuyo título me devuelve a mi útero materno,
‘La fragua de Furil’. Me alegra que alguien como Ángela se acuerde de convertir
la Ciudad del Puente en destino del turismo idiomático, como lo es en la
actualidad y desde hace años la ciudad de Salamanca, a la que van a estudiar
alumnos y alumnas de toda geografía española aparte de extranjeros y
extranjeras de todo el mundo.
En aquella época la Universidad de Washington,
a través del hispanista Tony Geist, que visitara las flamantes instalaciones
del Campus ponferradino, habló de la posibilidad de crear una delegación
en el Campus de la capital berciana para enseñarles español/castellano a un
alumnado preferentemente norteamericano. Una delegación que podría haber
funcionado como extensión del Centro de Idiomas de la
Universidad de León. Es más, desde la desaparecida Escuela de Cine planteamos
cursos de ‘Lengua Española a través del Cine’, algo en lo que doy fe de haber
trabajado intensamente, aunque al final, si bien se aprobó la propuesta, se
truncó el proyecto porque ni siquiera las buenas ideas son suficientes para que
salgan adelante. Hubo incluso un Centro de Idiomas de
renombre, ubicado en Salamanca, que se interesó por estos singulares cursos.
Ojalá se pudiera recuperar aquel proyecto o alguno parecido. Hasta
habíamos desarrollado programas detallados. Qué cosas. Y aun habíamos creado
una web traducida naturalmente al inglés y francés. También se hizo una campaña
de difusión y publicidad. Parece un sueño, pero aquello fue tan real como que
el Bierzo cuenta con hermosos paisajes y un paisanaje cuya hospitalidad podrían
atraer a mucha gente ávida de aprender el español y por supuesto disfrutar de
una tierra pródiga en buenos caldos y una deliciosa gastronomía, con el botillo
como seña de identidad, aparte de otros muchos y exquisitos productos: pimientos,
castañas, la manzana reineta o la pera conferencia... A ver si de una vez por
todas logramos situar a nuestra comarca en el mapa y darle la proyección
internacional que se merece, no sólo a través de la figura y obra de Gil y
Carrasco o de nuestros vinos, que ya son conocidos allende nuestras fronteras, sobre
todo en Estados Unidos, incluso gracias al reciente Mundial de Ciclismo, sino mediante la enseñanza de nuestra lengua y cultura.
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