El poeta cordobés Antonio Agudelo, que escribe con su
propia sangre, esto es con Luz, ritmo y espiritualidad, presentará su último
poemario, ‘El mundo líquido’ (Ed. Celya), en el Ateneo Varillas de León el miércoles
26 de noviembre. No se lo pierdan. Será una ocasión estupenda para acercarse a
uno de los grandes poetas del panorama nacional actual.
Agudelo, que siente admiración por algunos poetas
leoneses como Gamoneda, Mestre, Colinas, Salvador Negro o Felipe J. Piñeiro, lleva
en sus entrañas la poesía, una forma de decir esencial, que nos ilumina con su
Luz, como manifestación de la pureza, tan necesaria en estos momentos de
oscuridad. Asimismo, nos adentra en las profundidades del ser y nos revela los
secretos del Eros/Tánatos, cara y cruz de una misma moneda. “Tal vez morir, si
he de morir, no sea más/ que abrir los ojos en los brazos del Amor”, dice el
poeta en ‘Madre’, uno de los significativos poemas que conforman ‘El mundo
líquido’. En su caso poesía y vida están fundidas, como el amor y la muerte. Y sus
poemas están vivos, son energía inconsumible y palabra en el tiempo.
De la mano del magnífico poeta leonés Felipe J. Piñeiro,
el autor andaluz nos mostrara su ‘mundo líquido’, cuyo título podría haber sido
‘La vida líquida’ o ‘La rosa líquida’, como símbolo del fluir poético y existencial,
ese que nos lleva por el río-barco de la vida hasta el fondo del mar-alma, con
el agua como elemento vital, en cuya singladura podemos sumergirnos en nuestros
sueños, explorar los misterios del universo (como señala su prologuista, Nelson
Jiménez Vivero), a la vez que religarnos con nuestros ancestros, con lo
sagrado, haciéndonos sentir también el viento, el fuego y la tierra, porque su
poesía es vida, despojada de todo artificio, y un antídoto contra el dolor, el
mal y la muerte.
Lezama Lima, Dante, Gelman, Valente, Keats o Ginsberg
aparecen en ‘El mundo líquido’ a través de la voz de Agudelo, quien confiesa
que escribe para no perderse y estar a salvo de la muerte, para luchar, como buen
Quijote, contra los poderes injustos, contra el viejo fascismo, siempre en
favor de la dignidad humana, por un mundo más sólido, donde no exista tanto
sufrimiento y tanto caos.
Ojalá, estimado Antonio, los estudiantes y la clase
obrera hagan girar, con sus bicicletas, el mundo, como en tu ‘Canción del
visionario’. En todo caso, la fuerza de tus poemas, incluidos tus haikus, que
son esencia de la vida y del lenguaje y de la muerte, nos ayudarán a entender
más y mejor este mundo líquido en que vivimos. “Ciudad soñada/ Cuando un sueño
nace,/ Cambia el Universo”. Seguiremos soñando.
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