La Zaranda, acaso la mejor compañía teatral de este país, ha
vuelto a sacudirnos las entrañas con su innovadora puesta en escena, ‘El
régimen del pienso’, que tuvimos la ocasión de ver el pasado fin de semana en el
Bergidum de Ponferrada, donde este Grupo Inestable de Andalucía la Baja ofrece
sus espectáculos desde hace años. Teatro en estado puro, esencial, despojado de
cualquier artificiosidad, con una escenografía minimalista, que cobra vida en
todo momento, donde cada objeto es un símbolo, unas cables que caen del techo
como sogas (asesinas, suicidas), unos archivadores polvorientos (vacíos de
contenido), unas estanterías que se transforman no sólo en un hospital, sino en
una oficina lúgubre o en una morgue, incluso en una cárcel, un teatro metafórico
que se nos muestra con el grito de la poesía desgarradora, donde se repiten
palabras como un mantra (algo de ceremonial litúrgico tiene su arte escénico) y
nos sumergen en un estado hipnótico, con diálogos e interpretaciones de alto
voltaje, gracias a cuatro portentosos actores, entre ellos el estupendo Javier
Semprún (perteneciente al vallisoletano Teatro Corsario) a través de un
lenguaje, tanto verbal como corporal, que emociona y nos invita a reflexionar
acerca del mundo (pocilga) en que vivimos, un mundo mecanizado y controlado
(léase a Orwell y sus ‘1984’ y ‘Rebelión en la granja’) por esos cerdos
ansiosos de poder y gloria, que esclaviza y convierte al pobre ser humano en un
mero número de un engranaje gris y macabro (“Vuelva usted mañana”).
Como ocurre
con este montaje, que también nos mete de lleno en un ‘proceso’ absurdo y
laberíntico bajo la tenebrosidad que procuran unos flexos en movimiento. Todo
ello ambientado con una música religante,
gregoriana, que nos hace levitar. Un mundo en descomposición, afectado por una
epidemia porcina, que desemboca en la nada, en muerte. Ese teatro de la muerte
que tanto hace recordar al genio polaco Tadeusz Kantor, cuya influencia
reconoce, aunque no tanto, el dramaturgo e iluminador Eusebio Calonge, que como
un Valle-Inclán de la época contemporánea es capaz de componer textos
sobrecogedores, con un punto de comicidad, que acaban arrancándonos la sonrisa
y aun la carcajada.
La Zaranda, dirigida por Paco, es de esos grupos que te dan
una vuelta a la cabeza en todos y cada uno de sus espectáculos. No en vano,
tienen una gran proyección internacional. Os animo a que veáis ‘El régimen del
pienso’. Pero si tenéis la oportunidad tampoco os perdáis otras obras suyas
como ‘Futuros difuntos’, ‘Ni sombra de lo que fuimos’ o ‘Los que ríen los
últimos’.
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