Os dejo este artículo publicado ayer miércoles 18 en la Nueva Crónica.
La luz es fuente de vida. Nos ilumina y nos procura
calor. Embellece la realidad. Con luz las cosas parecen y son de otro modo,
acaso más lírico. Aseguraba el genio Pessoa que "a luz do sol vale mais que os pensamentos/ de todos os
filósofos e de todos os poetas". La luz
es, sin duda, esencial en la vida pero también en el arte, que en realidad se
me antoja otra forma de ser y estar en el mundo, no menos emocionante. A uno le
gustaría vivir siempre de claridades, con la luz poética de la sonrisa que nos
invita a movernos con ritmo en la salsa de nuestro tiempo. La luz de tu día, animada,
protectora, plástica, la luz de tu noche o de mi noche –como el título de la obra de José Luis Presa–, que acaba de ser galardonada por la Diputación de León
en la categoría de mejor Libro de
Creación, tanto por sus bellas imágenes como por los textos literarios que las
acompañan. Una extraordinaria fusión de fotos y palabras. Algo parecido a lo
que vemos en ‘París, Texas’, la obra
maestra de Wenders.
En
este premiado libro las imágenes podrían hablar (y hablan) por sí mismas,
porque este mago de la luz ilumina nuestro universo y nos invita a realizar un
fascinante viaje al fin de la noche, “entre la peña sagrada y el fuego
purificador”, a la vez que sentimos la textura aromática de la belleza bajo
firmamentos estrellados.
El autor
de ‘La luz de mi noche’ logra retratar, con una mirada original, hecha
con el hechizo que procura la luz, una buena parte de nuestro patrimonio natural
y cultural, esos espacios y símbolos de la provincia leonesa, que definen y
configuran nuestra identidad, nuestro paisaje, que es memoria afectiva, entre
ellos, monasterios e iglesias; castillos y palomares; pallozas y bodegas; ríos,
lagos, pantanos y montañas, entre otros.
Desde
Las Médulas, pasando por la ribera cereal del Órbigo, hasta las Hoces de
Vegacervera, sin olvidarnos de las entrañas de alguna mina, o los emblemáticos
xardón de Otero, el arce de Fombasallá o el milenario tejo de San Cristóbal de
Valdueza, en el eremítico valle del Oza, Presa nos lleva de la mano, como buen
cicerone, enseñándonos la luz de su noche.
Sus
imágenes, como las de Storaro en el cine o bien los cuadros de Vermeer o Hopper,
nos ayudan a reflexionar sobre nuestras esencias aproximándonos al encanto de
lo cercano y nos acaban mostrando, en definitiva, el espíritu de nuestra
tierra. Ojalá que, en tu próximo proyecto, estimado José Luis, también logres
reinventar nuestros paisajes y nuestros sueños.
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