Hoy, por fin, a las 20h mis alumnos y alumnas (en realidad, debería decir alumnas y alumno) del taller/curso de teatro de la Universidad de la Experiencia en el Campus de Ponferrada representarán El médico chalado. Y, la verdad sea dicha, me siento ilusionado, aunque no sea la primera, y espero que tampoco la última vez. Toco madera, que tal y como está el panorama educativo, el panorama en general, nunca se sabe.
En todo caso, estoy contento con el trabajo realizado a lo largo de este curso, y la representación no es más que el punto final a un apasionante camino recorrido a lo largo de estos meses, desde octubre hasta ahorita mismo, que diría un mexica.
Agradezco la labor y entrega por parte del alumnado, con quien he compartido momentos extraordinarios, de risas, de emociones varias, de encuentros instructivos y estimulantes. Ellas (y él, quien hace de médico chalado) se lo han tomado con rigor, cual auténticas actrices y actor profesionales, y eso tiene mucho mérito. Veremos qué ocurre hoy, aunque antes tendremos tiempo aún para hacer un ensayo previo. La suerte (o la mierda), como suele decirse en el argot teatral, ya está servida.
Lo nervios, casi siempre, juegan malas pasadas, pero ellas y él están entrenados, creo, para superarlos. Es inevitable, por lo demás, que se les suba la adrenalina al quinto pimiento, pero eso les mantendrá motivados y prestos para la batalla. En cualquier caso, estoy convencido de que hemos trabajado mucho y bien. Y con eso, al menos uno, ya se da por satisfecho. Me entusiasma, asimismo, ver cómo encarnan lo que escribí y hasta reescribí, siempre pensando en sus posibilidades, en sus perfiles, etc., porque esta obra teatral, "comedia disparatada" -se me antoja llamarla-, tiene su origen en una obrita que montara para niños y niñas, hace ya un montón de años, en mi etapa de monitor de teatro para la Diputación de León. Posteriormente, casi por aquella misma época, hice una reescritura para un grupo de teatro de Fabero, que llegamos a representar, creo recordar, en tres poblaciones del Bierzo, entre ellas Noceda, Villalibre de la Jurisdicción de la Abadía (Priaranza), y aun Chano (Fornela). Y ahora, reescrita cual si fuera una obra nueva, para mis "muchachos" de la Experiencia. Esta comedia, con un trasfondo violento, cruel, no es más que un reflejo de la época terrible en que estamos viviendo, cuya sociedad, al borde de un ataque de nervios, está absolutamente desquiciada, trastornada, a resultas, claro está, de la situción de paro, desahucios y de crisis anímica, moral, que estamos soportando. Por supuesto, todos estamos en el mismo barco, tanto los pacientes y sufrientes como los opresores, a quienes también se les va la pinza y la olla, como cabras locas. Así se revelan/rebelan todos y todas, que no se salva ni la psiquiatra.
Una novia "ahostiada" (Turu, o sea, Turuleta) por su novio, una monja hipocondríaca y ligera de cascos (Sor Dolores), una histérica desaliñada (Bartola), una maruja (Mari) que lee revistas rosa y ve programas de televisión basura, la cual habla como una sabia, una ansiosa perdida y alarmada por las primas de riesgo, los bonos basura, el copago de la sanidad y todas esas cosas ininteligibles (Lupita José); una flipada, que levita (La Vasca); una demenciada (Berra), a quien por instantes se le enciende la luz; una nuera sumisa (Mandi o Mandilina), que está en vilo por la salud de su suegra Berra; una congestionada (Nasona) que hace cabriolas como un payaso de circo, una enfermera guapetona y engatusadora, un coro de enfermas, que gritan con desesperación, y un médico, el doc, el Puli (Pulichinela), que está de atar, con tics y ademanes de títere, aparte de la psiquiatra castigadora, conforman una fauna a prueba de bomba.
Os esperamos, hoy, a las 20h, en el salón de actos de la casa cultural de la capital del Bierzo.
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