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jueves, 22 de septiembre de 2011

Sobre el brazo incorrupto y el corazón partido de Santa Teresa

El Tormes a su paso por Alba
Mis ganas por conocer, al menos un poco Alba de Tormes, se han visto recompensadas. Paseé por la ciudad, visité el templo sagrado donde se encuentran el brazo y el corazón de Santa Teresa, comí en Doña Matea, eché incluso una siesta delante del Castillo de los Duques de Alba, y regresé a Salamanca contento, pues cumplí uno de mis sueños: alcanzar el cielo a través de la santa. Que ella me acoja en verdad en su seno. 


El corazón de la Santa
En Alba de Tormes, localidad próxima a la capital charra, se halla un milagro en vivo y en directo: allí están, incólume uno e impertérritos ambos, el brazo incorrupto y el corazón (al parecer partido) de Santa Teresa de Jesús.

El brazo de la Santa
Suponemos que el corazón partido no es sino una reminiscencia cinematográfica de Un perro andaluz, película en la que vemos cómo una navaja secciona el ojo de una mujer (en realidad de una vaca, trucos del séptimo arte). El corte, en nuestra santa, es casi similar (o soñado), pero el móvil real del mismo ha sido ignorado, quizá encubierto hasta ahora (lo cual es mucho imaginar), alegándose no sé que extrañas "razones" o sin razones, que, quienes nos sentimos ávidos de conocimiento, intentaremos desvelar y hasta revelar, pues también nosotros (en plural mayestático, con fuerza) tenemos nuestra inspiración, divina por cierto, amén de nuestras devociones fotográficas y cinematográficas. 

Nuestra tesis es la siguiente (qué fuerte): como consecuencia de los místicos éxtasis (valga la redundancia) que se trajera la muy santa, aparte de los teje manejes que tuviera la casta con sus señores Jesucristos (también en plural), su corazón se le rompió. Un infarto fulminante, nomás. Algo que ocurre acaso con excesiva frecuencia, sobre todo en nuestra época loca. Para desgracia de unos y de otras. 


...al fin del hierro me parecía tener un poco de fuego. Este me parecía meter por el corazón algunas veces, y que me llegaba a las entrañas... y me dejaba toda abrasada en amor... que me hacia lanzar gemidos...

Respecto al brazo incorrupto (y siguiendo la misma hipótesis de partida), tengo para mí que con tanto dalle que te pego, el meollo se le tornó de acero... o algo tal que así. Una tontería, tal vez. La de uno, quede claro. 

Uno no deja de interrogarse por qué no se han conservado sus dos brazos incorruptos. ¿Acaso sólo uno fue el elegido, cual suele acontecer en estos misterios, o tal vez era el miembro fantasma con el que logró tantos y tales éxtasis? Y qué decir de su retiro espiritual. ¿No es sino un pretexto, un mecanismo defensivo, para ocultar un pasado libídine de "polvo eres más polvo enamorado"? No hay más que echarle un vistazo a la santa que esculpiera Bernini, con esa su pose sensual, propia de una actriz danesa, por ejemplo, a punto de sucumbir a las tentaciones de Satán. 

Creo que con estos breves apuntes, ya estaré presto para ir a las calderas de Pedro Botero. ¿Se dice así, o ando errado? Doy por finalizado este texto, que, aunque más extenso, es mejor dejarlo tal cual. 

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