Que España es un país desmemoriado y hasta desnortado es un hecho bien palpable. Norteado. Incluso. Y que el español (y la española, claro) es un ser que olvida pronto lo que no le interesa, o lo que le produce desasosiego, es algo propio de su esencia y aun de su existencia.
No hace ni siquiera treinta y cinco años -doy fe de ello-, España era un país atrasado y lleno de miseria. Algunos pueblos y aldeas del Bierzo, sobre todo del Alto Bierzo, eran como poblados prehistóricos hechos de pallozas y caserones “afumados”, pues se hacía lumbre -el llumbre bajo, decían-, en el suelo de la cocina, que en el fondo era la casa entera. No había divisones entre cocina y cuartos o habitaciones. Hace poco me lo recordaba mi madre. "La abuela -en referencia a mi bisabuela Vicenta-, vivía como podía, la pobrecina". La casa o caserón era de un solo cuerpo.
No hace falta irse a Balouta, a Campo del Agua o a Cantejeira (que ahora lucen espléndidas) para darse cuenta de las condiciones en las que se vivía, y se sigue viviendo, creemos, en algunos lugares de los Ancares y aun en otros sitios del Bierzo. Este Bierzo que se me antoja mágico y prehistórico a la vez, como aquel Macondo -Santa Cruz de Mompox- que nos describiera García Márquez en Cien años de soledad. “Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava...”.
El berciano que percibe hoy una paga más o menos sustanciosa -bien merecida la tienen algunos, otros en cambio-..., ya no recuerda aquellos años de hambre, cuando el único medio de transporte era el coche de San Fernando, unas veces a pie y otras andando, y el que podía -pocos eran- tenía una bici con la cual desplazarse a su trabajo, que casi siempre era un trabajo minero y esclavo, brutal y triste. Tiempos durísimos como para echarse a llorar.
Ahora, pasados los años, todas aquellas penurias parecen agua que nunca pasó, y vemos a algunos bercianos subidos al carro del bienestar, que entonces era el carro de las vacas pujando cuesta arriba con la leña y en ocasiones con la "yerba". Y los vemos cómo han reconvertido sus ideas e ideologías izquierdosas en voto a la derechona, que ha logrado que España ya no sea un país tan diferente a los demás países de la Europa desarrollada, aunque esto dicho así no deja de ser una burla, porque España, y en concreto el Bierzo Alto, sigue siendo una región sin demasiadas esperanzas de futuro, salvo que ocurra algún milagro, los jueves milagro, anclada en el pasado, y bastante deprimida, sobre todo para los jóvenes que desean forjarse un futuro. Javier, un chaval de Quintana de Fuseros, me contaba que se ha ido a Bristol porque de Ingeniero Aeronáutico en nuestro país, ná de ná, y encima se sentía infravalorado en nuestro terruño. Uno de mis sobrinos, Pablo, ha decidido largarse a Edimburgo en espera de labrarse un futuro como músico, y así, en este plan. ¡Si es que lo que no ocurra en este país!...
Que no se crean los bercianitos (y bercianitas) de hoy que porque tengan un “carrito” o un cochecito, y cuatro perras o euros en el bolsillo ya son la hostia consagrada en Re Mayor. Y quienes se creen ricos por el hecho de tener cuatro tierras y cinco praos mejor no decirles nada, porque nada entenderán del cotarro y los millones de euros que mueven algunos pocos tipos en este Bierzo, que está desangrado. Mientras tanto, muchos mineros, prejubilados, pensionistas y agricultores de subsistencia, que se creen ricos, siguen votando a la derecha en espera tal vez de que algún día sus hijos o sus nietos sean recompensados con algún alto cargo político. Todos subidos al carro del bienestar. Venga. Vamos.Vaca pa' lantre, que la mosca vien datrás.
No infravalores a los que votan otra opción que no es la tuya, quizás lo han hecho porque piensan o creen que gestionan mejor la economía o la crisis. Un saludo. Margarita.
ResponderEliminarNo infravaloro, querida Maragrita, sólo he hecho un análisis de la realidad. Saludos.
ResponderEliminarPerdón, quería decir Margarita. Saludos.
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