Foto de grupo. Cortesía de Carmen Gago |
Hecho este preámbulo, me apetece contaros mis impresiones de este Encuentro poético, en el que siempre se intercambian pareceres, opiniones, gustos y recuerdos, aparte de poemas o textos que, en ocasiones, nos despiertan de nuestra realidad. "Cuando se despertó, la realidad aún seguía allí", podría decir al estilo de Tito Monterroso, quien conocía sin duda ese comienzo engatusador y lúcido de Kafka: "Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto".
Azarías y Nuria Antón |
Siempre es grato reencontrarse con amigos, amigas, gente conocida. Y en esta ocasión me alegra que los leoneses Azarías DLeyre y Nuria Antón (quienes recitaron hermosos poemas) hayan acudido a la cita a través del poeta berciano Emilio Vega, que es cicerone y organizador del acto junto con la polifacética Carmen Gago, quien también actuó con el grupo musical Amancay, al que pertenece.
Carmen Gago |
Me gustó escuchar recitar en galego, una lengua que me encanta, acaso porque uno siente y respira como gallego, gallego del Bierzo Alto, gallego devoto del expresionismo de Valle-Inclán, del realismo mágico de Cunqueiro y Torrente Ballester, de la poesía de Rosalía de Castro, de la escritura camaleónica del Nobel Cela, de la prosa de Blanca Riestra...Me gustó volver a ver y saludar al humorístico Antonio Esteban y por supuesto me gustó descubrir a una gran poeta, Marisa Lozano Fuego, quien por cierto tiene orígenes bercianos. Mucho talento y chispa tiene esta joven poeta de Pontevedra, a la que le deseo gran proyección.
Allí estuvieron, estuvimos varios recitadores en armonía, la armonía que procuran las palabras, que son manantial de pensamiento, que pueden llegar a curar heridas, aunque también podrían abrirlas, producirlas, en un momento dado, porque la palabra, bien usada, puede y tiene poder, tal vez por eso a los gobernantes y mandatarios que en el mundo son les incomoda a menudo el poder de la poesía, de las letras, de la filosofía, que podría poner y pone en cuestionamiento el sistema establecido
Marisa Lozano Fuego |
Emilio Vega y Azarías |
Este año me sentí muy a gusto, quizá más que nunca. Y la velada posterior, en compañía de Roberto, Encina (qué bueno, que seas la hermana de Enrique López Manzano) y Sandra, como colegas cercanos, me resultó verdaderamente agradable.
Lo único que lamento es que no pudiera hablar con Félix, el compañero de Carmen Gago, porque es un hombre con un verbo magnífico, que también llegó a conocer al maestro Gustavo Bueno, entre otros ilustres e ilustrados.
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