Nos dimos cita con él y la fotógrafa, Ana M. Díez, en la Plaza del Grano de la capital leonesa. Y ahí que hicimos fotos y la entrevista.
Plaza del Grano |
Si ahora tuviera que responder a las preguntas de Adrián sobre mis diez lugares preferidos, quizá pondría otros, o los mismos. La verdad es que me late complicado tener que elegir entre tantos mapas afectivos, porque la provincia de León entera está llena de espacios que a uno le procuran emociones intensas y me devuelven a tiempos felices, desde mi pueblo natal, el útero de Gistredo, y en especial mi calle, La Parada, que sí he mencionado en la entrevista (y todos esos sitios por los que paseara mi padre: las Torcas, por ejemplo, toda Noceda está y estará impregnada con su espíritu, para siempre), hasta otros sitios más remotos y no por ello menos emocionantes, como son los Ancares leoneses.
Palloza en Balouta |
Recuerdo con cariño aquel mi primer viaje a Balouta, el pueblo de las pallozas, siendo aún un adolescente, en compañía de mi familia. Y tantos otros lugares de los Ancares, como Campo del Agua, un poblado con el encanto de otras épocas, en medio de una naturaleza privilegiada. Lástima que los descerebrados, que los hay a patadas, acaben quemando o jodiendo nuestra belleza.
Valle del silencio |
El valle del silencio es otro de mis lugares mágicos, aunque no quede reflejado en la entrevista. Esa Tebaida que nos invita a soñar incluso despiertos, al que también han atizado estopa. Qué pena que la gente no sea consciente de que cuando se atenta contra la naturaleza, estamos destruyéndonos los propios seres humanos, la fauna y la flora al completo, nuestra propia vida.
También ahora señalaría Pardamaza, ese pueblo enclavado en la sierra de Gistredo, al que solía ir, en compañía de mis cuates, cada verano, punto de partida para allegarse a Primout (este sí lo he señalado).
Primout |
En Pardamaza vivía Antón el Buey, que aparece como personaje en mi libro de relatos titulado 'Trasmundo' (otro espacio mítico). Antón era un tipo amable, simpático, amable, que regentaba el bar del pueblo y era padre de una recua de chavales y chavalas, entre ellas, Idalia.
Otros pueblos con encanto, acaso porque quedaran deshabitados en su día, son Urdiales (adonde también he ido en varias ocasiones, vaya caminatas nos metíamos en tiempos adolescentes desde nuestro útero hasta ese pueblo enclavado en Gistredo), Los Montes, en el que el director de cine Chema Sarmiento rodara su magnífico mediometraje con su equipo técnico de la Femis de París y un elenco actoral de la tierra, incluidas su madre Emma y su tía Carolina.
Paraje de Urdiales |
En la actualidad, Urdiales, salvo en época de romería, precisamente por este tiempo de calores de julio, continúa deshabitado durante casi todo el año. En cambio, en Los Montes parece que hubiera más vida a lo largo del año.
Siguiendo con lugares que no mencioné en la entrevista, me gustaría hablar ahora de Colinas del Campo de Martín Moro Toledano, cuyo solo nombre me transporta a otro universo. Un pueblo que he visitado en diversas ocasiones, la última en compañía de la poeta y narradora de La Bañeza, Manuela Vidal.
Manuela Vidal en Colinas |
Y por supuesto ahora no quiero olvidarme de la mítica Campa de Santiago, adonde el cineasta de Albares de la Ribera (pueblo al que también me une lo familiar, lo afectivo, y en el que vive el amigo y cineasta Gabriel Folgado) filmara la primera secuencia de su entrañable peli 'Filandón'.
Me doy cuenta de que son muchos los espacios que me han dejado huella emocional, entre ellos, quiero mencionar asimismo Salientes, con sus Mil madreñas rojas, que forma parte de mis Mapas afectivos. O bien Salentinos, como punto de partida para allegarse al Catoute (que sí figura en esta entrevista). Cabe aclarar que también desde Colinas se llega al emblemático pico Catoute (cuántos recuerdos de aquella primera subida a este pico).
Y por esta zona del Alto Bierzo, siento cariño por el Valle de Bubín (Igüeña), por donde mi padre anduviera siendo un guajín. Una vida que daría para una novela. Algún día la escribiré, espero. En Bubín hicimos hace ya algunos años un encuentro literario para rendirle homenaje a 'El Tío Perruca'.
Castro de Chano (Fornela) |
Amo este río de infancia, y de
juventud, siempre, en todo momento, desde el principio hasta el fin", escribía hace tiempo.
Es probable, casi seguro, que me queden aún muchos más por decir, pero sí me apetecía hablar de algunos de los que no figuran en esta entrevista.
De León, aparte de la Plaza del Grano, donde mis padres, provistos con su carro engalanado, se alzaran con un premio a principios de los 70, destacaría el barrio del Divino Obrero, donde vivían Amador y Mercedes con sus hijos Carlos y Alfonsito. Bueno, Mercedes sigue viviendo allí, aunque hace añares que no la veo. Amador, en cambio, falleció hace tiempo. Ellos eran buenos amigos de mis padres y amigos nuestros, casi familiares. Hermosos recuerdos conservo de cuando era un rapacín. Y también de la Candamia.
León es una ciudad muy bella, en la que cada día me encuentro más a gusto, la bella desconocida, que diría Julio Llamazares.
San Miguel Escalada |
Y sobre Mansilla quiero aclarar que en el fondo sí tiene encanto, todo o casi todo lo podría tener, dependiendo de cómo se arroje la mirada, de cómo se sienta. Allí vivió la madre de mi padre, Simona Cuenya (originaria, creo recordar de Vega de los Árboles, localidad cercana a san Miguel de Escalada, donde se acaba de celebrar un encuentro literario con grandes poetas), y en Mansilla de las Mulas siguen viviendo algunos familiares y amigos, como Mar y su compañero, el fenómeno Toño Morala, un escritor con mayúsculas, que siempre está enrolado en la guapa aventura de la escritura, de la creación, de la investigación.
Mansilla |
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