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Manuel Ferrero: "Narrar es un acto de amor"
Manuel Cuenya | 23/12/2014
El contador de cuentos y narrador Manuel Ferrero, autor de la 'Hormiga Pasmina', colaborará en breve con un libro de cuentos sobre la solidaridad, una obra para la fundación Juan Soñador.
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Manuel Ferrero. Foto: M. Cuenya
"Los niños y niñas entienden más de lo que creemos. Dosificarles verdades complicadas o ponérselas en metáforas suaves está bien, pero pintarles mundos de buenismo no les prepara. Creo en la bondad humana, eso les enseño, pero sé que también existe el horror. Les explico todo con humor, respeto, ternura y busco cómo mirarlo con sus ojos para entenderlo a su manera. Todo está bien si sabemos ser creativos".
Manuel Ferrero es un contador de cuentos y narrador leonés ("un modo como otro cualquiera de respirar con los pulmones llenos"), con raíces andaluzas, cuya vocación literaria es universal.
En todo caso, el paisaje leonés, en forma de río, nieve, montañas, riberas, bosques y gentes sencillas, conforma sus cuentos, porque el paisaje que pinta se inspira en sus vivencias. "León tiene bellos lugares. La gente leonesa me resulta leal, esforzada, valiente, algo quejica, un punto nostálgica, a veces con la sangre espesa difícil de calentar (pasiva en juntarse sin ponerle pegas a todo) y otras decidida y peleona (como en el caso de la Sama-velilla o de los mineros)", aclara este autor reivindicativo, a quien le "presta esgalla" usar palabras y giros leoneses dentro del castellano para dignificar y honrar la 'fala' de sus mayores. En este sentido, es deudor de la rica tradición oral de sus antepasados, quienes le impulsaron a escribir sus propias historias "para seguir la estela, fugaz o eterna, de los miles de soñadores (que a la luz del fuego o en la sombra de la noche de los tiempos), hicieron de la emoción y de la palabra un arte... La palabra como forma de belleza y reunión". Y León como una provincia de estupendos fabuladores porque "el calor del fuego en los filorios unía y generaba cercanía". Esa mezcla de sol, río, páramo, montaña y nieve, que configuran los paisajes leoneses, como responsables de lo explosivo de la imaginación. "Aunque ahora la nieve ya no es lo que era", precisa. León como tierra de tránsitos y encuentros porque "bebe de Asturias, Galicia y Castilla, eso sí, sin dejar de ser León, siempre puntilloso y esquivo al definirse", matiza este devoto de la narrativa oral, que se reconoce en escritores de la talla de Miguel Hernández, Antonio Machado, Gloria Fuertes, Andersen, los hermanos Grimm, Horacio Quiroga, entre otros.
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