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domingo, 25 de noviembre de 2012

Una tarde en el circo

El martes 4 de diciembre proyectaremos esta peli, At the circus, en la casa de las culturas de Bembibre. Os esperamos. No os perdáis la cita con los Marx. 
        
Una tarde en el circo (At the circus) es una peli de 1939 dirigida por Edward Buzzell, quien también realizaría su siguiente obra, Los Hermanos Marx en el Oeste, en 1940.  

Buzzell fue, además, un actor de vodevil, intérprete de algunas comedias de Brodaway y varias pelis de finales de los años 20. Incluso llegó a compartir cartel con los Marx en sus actuaciones teatrales.

El guión, en esta ocasión, es de Irving Brecher, cuya estructura recuerda a otras películas de los Marx, en especial en lo referente a los personajes interpretados. 
Una vez más, los Hermanos Marx, además de la actriz Dumont, interpretan sus ya clásicos y arquetípicos papeles, similares a los de sus anteriores obras: Groucho haciéndose pasar por empresario de espectáculos y cantando con donaire y osadía el tema Lydia The Tattooed Lady (Lydia, la dama tatuada), a la vez que va enumerando los tatuajes que adornan el cuerpo de esta mujer, desde la Cataratas del Níagara y la cárcel de Alcatraz hasta Búfalo Bill; Chico como inmigrante italiano virtuoso del piano, y Harpo tocando el arpa, ayudando a un forzudo (Goliath) y haciendo el "mono" con varios animales, entre ellos un avestruz, a la que acaba jineteando

Por cierto, la desternillante melodía, cantada por Groucho en el restaurante del tren, es quizá el tema por excelencia de la Banda sonora, pues tal fue su éxito, que se hicieron diversas versiones de la misma en pelis como Historias de Filadelfia (1940), El rey pescador (1991) y aun en episodios de Walt Disney. 

La hermosa música, dirigida por el gran Franz Waxman, incluye, entre otras, la ya mencionada Lydia, la dama tatuada, o Blue Moon, interpretada por Harpo, aparte del virtuosismo interpretativo que nos muestra Chico al piano. En cuanto a la música de acompañamiento cumple una función ambiental, pues está tomada de las clásicas melodías circenses.

Conviene recordar que Waxman es célebre por las bandas sonoras de El Crepúsculo de los dioses (Sunset Boulevard), de Wilder, y La ventana indiscreta, de Hitchcock.

La Banda Sonora cuenta con cuatro canciones principales, debidas a dos magníficos compositores, Arlen y Harburg, quienes lograron un Óscar por su canción original, Over the rainbow, incluida en la Banda sonora de El mago de Oz (también de 1939). 

Aparte de los enredos, propios de las cintas de los Marx, también en ésta, como en Una noche en la ópera, hay una trama amorosa, entre el gerente del circo y Julie Randall, la domadora de caballos. Y a su vez vemos a una pareja de estafadores, Carter y su novia-araña. 

Si bien Una tarde en el circo está considerada como una película menor dentro de la filmografía de los Hermanos Marx, se trata de una obra interesante y divertida, que sigue enganchando por sus buenas dosis de humor surrealista y caótico, tan propio de estos universales cómicos, cuyo talento reside en sus geniales interpretaciones, con un dominio absoluto tanto del lenguaje mímico, gestual (véase al gran Harpo) como por sus gags verbales, chispeantes e ingeniosos (véanse las intervenciones de Chico y sobre todo del incombustible Groucho). 

En esta peli, el escenario del circo, como ya ocurriera con El circo, de Chaplin, es un lugar adecuado para que los Marx se luzcan con sus gags absurdos y surrealistas,  puesto que el circo nos devuelve a nuestros sueños infantiles y nos sumerge en la magia y las risas que nos procuran las acrobacias, los números musicales, los animales, etc., que la cámara registra con buen tino.

Escenas memorables (con diálogos absurdos y geniales) son sin duda cuando Chico le pide el billete a Groucho para subirse al tren, bajo la lluvia, en el andén o los trucos que se ingenia Groucho para alargar la cena que la señora Dukesbery (Margaret Dumont) ofrece a sus invitados, la cual repite en su papel de mujer rica, en este caso como la tía viuda del joven gerente del circo, Jeff Wilson, quien, con el fin de casarse con su amada y bella domadora de caballos, decide invertir su dinero e hipotecarse para comprarle el circo a su antiguo dueño, que, despechado, opta por robárselo con la ayuda de un forzudo y un enano.

Y aquí entran en juego la Dumont y por supuesto los Marx: Chico (como responsable de la seguridad del circo), Groucho como abogado, Harpo, como ayudante, y aun un gorila enfurecido, para intentar recuperar el dinero. Otros momentos o secuencias inolvidables, aparte de las ya mencionadas, están: las gamberradas que Chico y Harpo le hacen a Goliath mientras éste duerme tranquilo, con la ayuda, naturalmente, de la nana que le canta Chico, o cuando éstos mismos (los Marx) interrogan al enano, o cuando Groucho intenta conseguir, trepado al techo, el dinero que esconde en su escote la mujer-araña.

Como anécdota -en realidad relevante-, cabe mencionar que, una vez más, el cómico del cine mudo Buster Keaton, impuesto por el productor de la Metro (aunque no figure en los títulos de crédito de la peli) crea algunos gags que, sin embargo, no llegaron a convencer a los Marx, lo que provocó cierto malestar. Y eso, por lo general, se acaba reflejando en la pantalla. 

No obstante, esta peli merece la pena ser visionada. 




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