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jueves, 15 de octubre de 2009

Entre Lorca y Gustavo Bueno

Vaya aquí otro texto que escribiera con motivo de la visita del profesor Bueno a Ponferrada.
Aunque la representación de La casa de Bernarda Alba en el Bergidum coincidiera el mismo día y casi a las mismas horas que la conferencia del filósofo Gustavo Bueno en la Uned de Ponferrada, me las apañé para ver/escucharlo y estar, al menos, en la parte final de la obra de Lorca. Al plato y a las tajadas. Como debe ser. Gracias, Arcadio, por haberme reservado la entrada para la función. A Bueno no quería perdérmelo, entre otras razones porque fue mi profesor durante dos cursos en la Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación en Oviedo. Recuerdo que, en una de sus primeras clases, se le ocurrió preguntarnos si habíamos leído Mariana Pineda, de Lorca, qué curioso. Entonces, como ahora, nadie leía nada, ni siquiera en la universidad. Así nos luce la calva a los españolitos, de tanto pensar, analizar y darle vueltas a la realidad a fin de poder entender algo. Mientras tanto, el sistema, que es caníbal, aprovecha para colarnos goles por todos lados. Cómo hemos llegado a tal grado de pasotismo, que nos da igual ocho que ochenta, os políticos de turno, que no son filósofos, como quisiera Platón, nos cuentan falsedades, memeces y tragamos, cual cropófagos, lo que nos echan en el “presel”. Desconocemos nuestra historia, tampoco nos interesa, porque para conocer se requiere indagar, contrastar, trabajar, y el trabajo y la inteligencia no tienen cabida en nuestra nación, a la que le gusta “relajarse y disfrutar”, según Bueno. Y cuando llega un fin de semana largo o un puente la gente quiere huir, en vez de dedicarse a reflexionar acerca del entorno en que habita. Seguimos viviendo en el país de Alicia y las maravillas y el nunca jamás. La identidad de España está en peligro, aseguró Bueno, y el país podría cascar por la reforma tributaria, y todos esos estatutos y nacionalismos imbéciles y sangrantes, que nos están desmembrando. Lo que resulta aberrante es que incluso la izquierda, inexistente en nuestro país, defienda la desigualdad de territorios. Vamos por un camino equivocado en un mundo plagado de mitos: el mito de la izquierda, de la cultura, de la felicidad, de la paz, entre otros. ¡Hay tantos mitos oscurantistas! Si bien el concepto de mito es complejo, hay mitos, como el de la caverna de Platón, que no se pueden desmitificar. Tampoco España es un mito, como nos dejara aclarado Bueno, luego de su magistral conferencia, que duró unas dos horas y media intensas, lo que me hizo llegar tarde a La casa de Bernarda Alba, una de mis obras preferidas. Sin embargo, me alegró volver a ver al maestro Bueno, tan claro, enérgico, sarcástico y demoledor con los primates de nuestra cultura, política y religión.

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