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lunes, 18 de agosto de 2025

Arde el Bierzo... Tiembla la Tierra

  Arde el Bierzo, arde La Cabrera, arde entera la provincia de León, arde Castilla y León, arde Galicia, arde Extremadura, arde España... Tiembla la Tierra. Y con este panorama abrasador también arde la condición humana, porque nada de lo humano, ni de lo animal, nos es ajeno. 

Bierzo Alto, en camino hacia Primout

Ardemos todos en esta desgraciada hoguera... de las vanidades... de la estupidez, de la ineficacia, de la barbarie, porque una parte del ser humano es bárbara, y es esa parte la que nos está abrasando, quemando nuestros sueños y nuestras ilusiones, quemando en definitiva nuestras vidas. 

No podemos permitirnos tanto fuego descontrolado, tanto fuego destructor, tanta maldad contra nosotros mismos, porque al final todos saldremos perdiendo en este campo de batalla incendiario, en este paisaje desolador, en este medio ambiente encenizado y alucinógeno, donde se rompe el espacio y por ende se derrite nuestro tiempo, el tiempo de los asesinos, por decirlo a lo Henry Miller, nuestro tiempo de barbarie y atentados terroristas contra la Naturaleza, nuestra madre, nuestra vida, la casa de nuestro ser, porque este es un atentado terrorista en toda regla, o mejor dicho, en toda desregla. 

La Tebaida berciana

Arde nuestro querido Bierzo, nuestra querida provincia leonesa, arden nuestras queridas provincias españolas, arde el mundo en una inquisitorial hoguera... de estupidez, de infamia, de inmundicia, en esta Tierra castigada por la contaminación, por el fuego... por tantas mierdas que le arrojamos los humanos, demasiado bestiales, los cuales acabaremos a este paso agigantado calcinados como si estuviéramos en un holocausto, en un campo de exterminio, como están las pobres almas gazatíes a merced de un estado genocida como lo es Israel, que a su vez fue masacrado en tiempos de nazismo y fachismo, tiempos criminales que resurgen de nuevo en este mundo convulso, revuelto, con el horror en el frente, en la frente, en la mirada, y también en un horizonte del color de la ceniza, esa que llueve sobre nuestros cuerpos, como hemos visto, por ejemplo, en la película Horoshima mon amour, de Resnais, basada en la novela homónima de Marguerite Duras. Una bomba de relojería. 

Desde mirador de Corullón

Hiroshima y la bomba atómica. Ucrania arrasada por el maldito Putin y sus esbirros. Europa mirando para no se sabe dónde, con el corazón en vilo, eso sí, o eso creo. Estados Unidos en manos de un psicópata arancelario, un delincuente, al que votó una masa de descerebrados, manda huevos; África en sequía, hambruna y guerras en Burkina Faso, Somalia, Nigeria o Sudán; América en manos de narcos, organizaciones criminales y guerrillas, Asia con serios conflictos en Myanmar, Yemen, Irak, Afganistán, Siria, entre otros... el mundo en guerra, el mundo en llamas... Y el fuego abrasador devorando nuestras entrañas. 

Carucedo

El Bierzo arde, el mundo arde... Y sólo nos queda una tristeza inmensa, la rabia, el dolor que sentimos al ver arrasado nuestro patrimonio natural, nuestra esencia, nuestra médula, nuestras Médulas, que es nuestra naturaleza, nuestro paisaje, nuestra vida, nuestro Patrimonio de la Humanidad. ¿Cómo puede arder un Patrimonio de la Humanidad? ¿Somos tan imbéciles para dejar que se queme un paraje de tal belleza e historia? ¿Somos tan brutos y miserables? ¿Es posible que el Bierzo esté tan desamparado, tan mal gestionado, tan dejado de la mano, de todo? ¿Es probable que el Bierzo no exista más que en el corazón de alguna gente? ¿A quién le importan nuestros corazones? ¿A quién le importan las personas que pierden y han perdido sus casas, su paisaje, su forma de vida? ¿A los políticos? ¿Al resto de la sociedad? Cuántas preguntas podemos y debemos hacernos. Es momento de profunda reflexión porque si nos autodestruimos, algo estaremos haciendo mal, si nos quemamos es que algo está fallando.

Colinas del Campo

Arde el Bierzo por los cuatro costados, arde la Omaña, arden incluso los Picos de Europa de León, arde por doquier. Y no parece que pueda pararse tal desbarajuste. Unos por otros y la casa por barrer, una casa, nuestra casa, que está invadida por la ceniza. Y hoy hemos vuelto a amanecer bajo un cielo de cenizas.

Ya sabemos que el fuego también es principio de vida (el fuego inventó al ser humano), pero el fuego descontrolado, en esta catastrófica situación, es principio de muerte, es la muerte caminando desbocada por nuestros montes y nuestros bosques, nuestros pueblos...

Ya sabemos que el fuego puede arrasar con todo, ya lo sabemos, también sabemos -porque el Bierzo, la provincia de León, Castilla y León, Galicia, Extremadura... es de todos, de todas, no sólo de quienes vivimos en estas tierras, en estas comunidades, en estos rincones de España, sino de aquellos, aquellas que se acercan a estas zonas- que la falta de prevención, de medios, la falta de todo lo necesario para que no ocurra tal desastre, nos ha llevado hasta este punto. Y aquí seguimos, en las mismas, como si no hubiéramos aprendido la lección. A buen seguro seguiremos repitiendo la historia de la infamia, de la inmundicia, porque nadie le pone el cascabel al gato. Y los políticos de medio pelo echándose los trastos unos a los otros. Y tú más... Y así en este plan de planes absurdos, maquiavélicos, donde todos salimos perdiendo, porque a fuego revuelto y descontrolado... ya se sabe. A los gestores del medio ambiente de Castilla y León, de todas las comunidades, que los pongan al tajo, que los lleven al campo, al monte, a desbrozar, a cortar fuegos, para que aprendan la lección.
Estamos en manos, salta a la vista a tenor de lo ocurrido y lo que viene ocurriendo a lo largo de los años, de mandatarios que miran para su propio ombligo, para sus intereses, y les importamos una mierda, aunque al final, como ya había dicho, todos acabaremos perdiendo, porque si perdemos nuestra naturaleza, que es la vida, también los políticos basura acabarán enfangados en su propia mierda, en su egocentrismo, en su miseria moral, en su fajo de billetes, que, llegado el caso, no servirían más que para limpiarse el culo, y ni eso, que es de guarros limpiarse del culo con papel. No hay nada mejor que lavárselo con agua y jabón.
Campa o campo de Colinas 

Arde el Bierzo, arde León, arde la comunidad castellano-leonesa, arde nuestra alma, arden nuestros sueños y nuestras ilusiones, arde nuestra vida como ardió en los crematorios la vida de millones de judíos durante el Holocausto, víctimas que se vuelven, con el transcurso del tiempo, en verdugos.
¿Qué nos quedará después de la calcinación de nuestra naturaleza? Un paisaje de ceniza y de muerte.
Arde el Bierzo, arde La Cabrera, arde la provincia de León, arde Castilla y León, arde Galicia, arde Extremadura, arde España... Arde la Tierra, nuestro planeta otrora verde y azul... Y ahora del color de la ceniza, esas cenizas que llueven sobre nuestros cuerpos, sobre nuestros sueños rotos. 

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