Me fascina el cine de Kieslowski y por supuesto me encanta su trilogía dedicada a los colores de la bandera francesa, Azul, Blanco y Rojo, que en verdad hacen referencia a los ideales revolucionarios, a saber, la libertad (Azul), igualdad (Blanco) y fraternidad (Rojo), que por desgracia no se dan entre la población mundial como quisiéramos. Ni siquiera se dan. La libertad y la igualdad son una quimera. La libertad sin igualdad es un engaño. La fraternidad, la amistad o el afecto, se dan de a poquito.
Además de esta trilogía, me apetece también rememorar películas como La doble vida de Verónica (acerca del mito del doble https://cuenya.blogspot.com/2020/04/poe-su-corazon-y-su-mascara-roja.html, tan sustancioso asimismo en la literatura, una película arriesgada, de gran belleza visual y musical, con una estupenda Irène Jacob, a quien también vemos en Rojo) o No amarás (película que he reseñado en este mismo blog: https://cuenya.blogspot.com/2011/02/no-amaras-de-kieslowski.html)
Kieslowski, que es un cineasta existencialista, espiritual, trascendental, capaz de plasmar lo intangible, como lo hicieran Dreyer o Bergman (de nombrar lo innombrable, como hacen los grandes poetas), se formó en la Escuela de Cinematografía de Lodz, en el centro Varsovia, escuela en la que también estuvieron otros excelentes cineastas polacos como Andrzej Wajda (Danton, entre otras películas) o el enorme Polanski. https://cuenya.blogspot.com/2014/12/polanski-y-su-lunas-de-hiel.html
Cabe destacar que la Escuela de Cine de Lodz es una de las principales en Europa. Con un gran prestigio como lo tienen la Femis de París o la Famu de Praga, escuelas con las que llegamos a establecer relaciones en mi época al frente de la Escuela de cine de Ponferrada.
En la Femis de París impartió también clases el director berciano, de Albares de la Ribera, Chema Sarmiento, el creador de la genial El filandón. https://cuenya.blogspot.com/2012/02/el-filandon.html
Con su Decálogo (Dekalog, 1988), Kieslowski, un director único e irrepetible, consigue componer una obra colosal y exitosa, conformada por diez películas de unos 55 minutos de duración media, a partir de los Diez Mandamientos, que realizó para la televisión polaca en el año 1988 y le abrió las puertas a la producción internacional, lo que le permitiría realizar la primera coproducción en Francia con La doble vida de Verónica (1991) para continuar dos años después con la extraordinaria trilogía Tres Colores (Trois Couleurs, 1993-1994), que sería su último trabajo antes de fallecer de forma repentina a resultas de un infarto.
Si bien las tres películas son obras de arte, me apetece reseñar Blanco. Antes, sin embargo, diré que Juliette Binoche está maravillosa en Azul, película con una espectacular puesta en escena, que sobresale precisamente por el empleo del color azul y la sobrecogedora banda sonora de Preisner, colaborador habitual en el cine de Kieslowski, que hace un magistral uso de de la música -una genuina protagonista- sobre todo en la secuencia final. De una belleza inolvidable. https://www.youtube.com/watch?v=TffwSRuxrWw
La relación entre Azul y el resto de la trilogía contiene varios guiños al resto de películas. Y en Rojo vemos a la cautivadora Irène Jacob en el papel de modelo, y al gran Trintignant en el papel de un juez retirado que espía a sus vecinos. https://www.youtube.com/watch?v=7q1klfV61YQ
Rojo finaliza, como las dos anteriores películas, con el amor como redención.
Blanco
Blanco es una película puente entre Azul y Rojo, que comparte con éstas, como ya había apuntado, el amor como salvación. Aunque se trate de un amor rencoroso e imposible en el caso de Blanco.
Resulta conmovedor el final de la película, en el que vemos a Karol deshaciéndose en lágrimas mientras contempla con los prismáticos a Dominique en prisión. Ella también lo ve a él. Y le pide con gestos volver a ser su esposa.
¿Habrá una segunda oportunidad cuando Dominique abandone la cárcel?
Una película tragicómica, en la que abundan los primeros planos y travellings, donde todo parece mandarlo el dinero (el capitalismo salvaje), que reflexiona asimismo sobre el concepto de igualdad, una igualdad entendida como contradicción.
"Esta es una historia sobre la negación de la igualdad. El concepto de igualdad sugiere que todos somos iguales. Sin embargo, yo creo que esto no es cierto. Nadie quiere ser el igual de su próximo. Cada uno quiere ser más igual”, según el propio director.
En realidad, aborda la relación entre desiguales, entre la Europa occidental y la Europa del este a través de sus protagonistas, donde el color blanco cumple una gran función narrativa.
Blanco es una película rodada entre Francia y Polonia, donde la ciudad de París se nos muestra como un escenario gris, sombrío, frente a Varsovia, que aparece teñida por el blanco de la nieve. En todo caso, en Blanco también aparece el rojo (las sábanas en que yacen los protagonistas) como prefiguración de la siguiente película.
Una gran maleta en la cinta transportadora en un aeropuerto centra nuestra atención desde el arranque. Y nos mantiene en alerta. A continuación vemos a alguien caminando. Se dirige a un lugar donde está citado. Es el palacio de justicia de París. La gran maleta sigue dando vueltas a través de la cinta del aeropuerto. Asistimos al juicio que formaliza la separación de una pareja, con la presentación de sus dos protagonistas, Karol (interpretado por el genial Zbigniev Zamachowski) y Dominique (interpretada por la fotogénica Julie Delpy), un matrimonio polaco-francés que está en pleno trámite de divorcio. https://www.youtube.com/watch?v=b9thDfTNtZI
Dominique, que es avariciosa y fría, acaso narcisista, expone ante el juez que su relación matrimonial debe acabarse porque Karol no pudo consumar el acto el día de la boda. Él, en su defensa, dice que antes de casarse sí tenía sexo con ella. La impotencia sexual como motivo de ruptura. ¿Dónde queda el supuesto amor matrimonial?
Tras el divorcio, y la humillación pública de Karol ante la justicia francesa, es de nuevo humillado socialmente al serle embargados sus bienes materiales, incluso es vejado antes del juicio porque hasta una paloma le caga encima del hombro en las escaleras del Palacio de Justicia de París. Podría hacernos recordar, de un modo humorístico, El proceso de Kafka. Karol, después de ser encausado, se encuentra en la calle, no tiene pasaporte, ni dinero y encima lo busca la policía, con lo cual no puede regresar a Varsovia. Karol es un inmigrante sin papeles, sin derechos para la justicia francesa. Dominique acaba incendiando el local de su ex marido denunciando que él ha sido el autor.
Cuando Karol se queda sin mujer y sin casa, tampoco tiene trabajo a pesar de ser un peluquero reputado, pasa las noches en el metro como músico callejero, donde interpreta, con un peine y un pañuelo como instrumentos, una triste melodía polaca y, al oírla un compatriota, Mikolaj (Janusz Gajos), se detiene a su lado, y acaban entablando conversación y empatizando. Mikolaj le propone a Karol deshacerse de un hombre “cansado de vivir”, bajo una suculenta recompensa. El azar juega un papel relevante en esta película como suele ser habitual en su cine. También por azar, a resultas de un accidente, se encuentra la modelo y el juez en Rojo.
Karol lleva un jersey rojo y Mikolaj lleva una bufanda roja y va a ser la persona que lo salve y lo lleve de vuelta a Polonia. El rojo representa la fraternidad que se forjará entre Karol y Mikolaj porque primero será Mikolaj quien ayudará a Karol a regresar a Polonia (el secreto reside en la gran maleta que vemos al inicio de la película, algo también kafkiano), y luego Karol salvará a Mikolaj, alentándolo a seguir viviendo (extraordinario ese giro narrativo), un hermoso canto a la vida gracias al cariño y la amistad que se profesan. Antes de regresar a Varsovia, Karol, con unas últimas monedas, llama a Dominique desde una cabina, y Dominique, en el colmo del paroxismo vengativo, le retransmite por teléfono un apoteósico orgasmo. La cabina se traga sus últimos dos francos que él le reclamará al taquillero con agresividad verbal desesperada: il fault rendre l'argent. Al llegar a Varsovia intenta olvidarse de Dominique, pero no puede.
Karol, a través de su amigo, regresa a la peluquería que ahora regenta su hermano, quien le da cobijo, hasta que puede dejar su oficio para comenzar a trabajar para la mafia. Gracias a su astucia, sirviéndose de una triquiñuela, Karol consigue enriquecerse, vendiéndoles a los mafiosos para los que trabaja un terreno por un valor diez veces superior al que él lo compra.
Mikolaj, también de vuelta a Varsovia, se convierte en su socio, ayudándose mutuamente. Incluso los vemos disfrutar de su relación fraternal revolcándose en la nieve. Durante este tiempo Karol sigue recordando con amor a Dominique. Y para verla de nuevo, para asegurarse de que viaje hasta Polonia, Karol finge su muerte, designándola heredera universal de todo su patrimonio. Karol, como “nuevo rico", consigue incluso comprar un cuerpo fallecido para falsear su propia muerte y conseguir así una nueva identidad (una crítica feroz a Polonia, todo se puede comprar y vender, en Polonia y en el resto del mundo). Entonces, Dominique acude al funeral y llora a Karol junto a su tumba, de modo que sabemos que ella también estaba enamorada. Acaban reencontrándose en un hotel en Varsovia y por fin consuman lo que no pudo darse el día de la boda. Pero ahora, que sí logran hacer el amor, Dominique acaba en la cárcel en Varsovia, porque la igualdad tampoco existe para ella fuera de su país. Su relación amorosa se convierte en una cárcel (falta de libertad), una relación desigual donde poco importan los sentimientos de la otra persona (la falta de fraternidad).
https://www.youtube.com/watch?v=F56XGkt7xjQ
Conmovedora, como ya dije, la secuencia final de la película, filmada en planos y contra-planos, con la música escalofriante de Preisner, entre cuyas influencias musicales reconoce a Paganini y a Sibelius. Sublime también su composición Dies irae para La gran belleza de Sorrentino.
https://www.youtube.com/watch?v=Ds7f62nkIYc
En otro momento espero reseñar Azul y Rojo, incluso La doble vida de Verónica. Tiempo al tiempo.
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