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martes, 2 de diciembre de 2025

Alaridos de amor, de Roberto Arias Alba

Vaya aquí esta reseña sobre Roberto Arias Alba, que presentó su reciente poemario Alaridos de amor el jueves 20 de noviembre en la Biblioteca municipal de Ponferrada. Y tuve el gusto de arroparlo en el acto, en el que también estuvieron en la mesa los escritores Manuel Ángel Morales, Emilio Vega y Paco Arias Ferrero, con la música del cantautor José Luengo, que nos recordó al amigo escritor Fermín López Costero y también al Umbral de Mortal y rosa, así como Palabras para Julia, de José Agustín Goytisolo. Con un público entregado entre el que se encontraban amigas escritoras como Nidia, Edith o Elba, entre otros, como por ejemplo Ed. 

M. Á. Morales, Roberto Arias, Paco Arias, Emilio Vega y José Luego









Conozco a Roberto Arias Alba desde hace años y hemos compartido encuentro poético en O Barco de Valdeorras, antes en A Rúa, y también en Quiroga, Galicia.

Roberto Arias Alba es en verdad un poeta romántico o posromántico, con esa su mirada acerca del mundo, un poeta nacido en el corazón del Bierzo, en Valtuille de Abajo, que ahora compone versos y contempla el mundo desde su ataraxia estoica, desde su jardín epicúreo en Cacabelos, el cual le resulta inspirador y aromático, con ese aroma a vino que embriaga las palabras. Me apetece recordar ahora a un buen amigo de Cacabelos, ya fallecido, quien fuera gran poeta y narrador, llamado Fermín López Costero, y aun al artista cacabelense Pepe Sánchez Carralero, que dice haber nacido encima de una bodega.

Roberto, que es autor de varios poemarios, entre ellos,  Te vi partir hacia el infinito Entre la dulce espesura del bosque, o Hilvanando palabras (con su primo, aquí presente, Paco Arias Ferrero), aparte de algunos inéditos, acaba de publicar ahora este nuevo libro, Alaridos de amor, título poderoso, al que le deseamos un largo recorrido.

En su poesía Roberto busca de un modo deliberado la tranquilidad, o sea la ataraxia estoica, los silencios evocadores… la comunión con la naturaleza, con los paisajes bercianos, que aparecen en toda su obra, su deseo es por encima de todo la búsqueda de la belleza; belleza, bondad y verdad (los grandes valores de la Humanidad, de los que nos hablara el filósofo Platón), porque Roberto es esencialmente un hombre bueno. Como dijera de sí mismo el poeta Antonio Machado: “Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,/ pero mi verso brota de manantial sereno;/ y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,/ soy, en el buen sentido de la palabra, bueno”. 


Roberto se siente enamorado de su Bierzo, “el país de la niebla”, al que califica de vergel, paraíso, acaso el “paraíso perdido de los Dioses”, tierra hermosa, acogedora, abierta, una comarca próspera en muchos sentidos, “la voz de los almendros”, con un microclima y un paisaje privilegiados, un entorno que predispone al impulso creador en cualquiera de las facetas posibles, ya sea pintura, poesía, o cualquier otra.

Esta es su visión, un tanto idealizada y bucólica de su paraíso, porque él es, como ya dijera, un poeta romántico (con una impronta de Gil y Carrasco), que cree en el amor, en la ternura (recurrentes en sus poemarios, también en este Alaridos de amor). En todo caso, Roberto ha encontrado en el Bierzo su inspiración, su lugar en el mundo, acaso su temperatura afectiva adecuada para seguir componiendo versos y poemarios. Y cuando uno encuentra todo eso, cuando uno encuentra el amor (Palabras para ella) puede darse por satisfecho. Y hasta se alegra uno de que una persona como el autor de Pentagrama amarillo (Hontanar, 2008) se sienta feliz poetizando el mundo desde su aldea global, si bien es consciente de nuestro corto existir, de nuestra efímera singladura y aun de los desastres que asolan el mundo como el hambre, la pobreza, el abandono o el racismo, el egoísmo, la corrupción o la insolidaridad.

Su vocación proviene de su época adolescente en la que leía sobre todo a poetas de la Generación del 27. Y por supuesto a Juan Ramón Jiménez, el andaluz universal, uno de sus poetas preferidos, con cuya poesía se siente identificado.

La identificación de un berciano del Noroeste mágico, como es su caso, con un andaluz nos hace pensar en la capacidad de evocación, también universal, de la poesía. Y de que en el fondo nada de lo humano nos es ajeno.

Aparte de Juan Ramón Jiménez, se confiesa devoto de la poesía de Bécquer y Rosalía de Castro, de Miguel Hernández y Alberti, o de César Vallejo y Alfonsina Storni, entre otros y otras. 

Foto tomada de La Nueva Crónica

A través de su escritura expresa lo que siente y piensa, que es una manera de crear belleza y compartirla con los demás, como él mismo asegura.

La escritura, en sí misma, ya le resulta satisfactoria con sus evidentes beneficios catárticos, terapéuticos, lo que le impulsa a continuar con esta bella y noble labor que es escribir poesía. En su afán por crear se nos revela como un poeta total, como dice en el prólogo de Alaridos de amor Paco Arias Ferrero, en éste y también en sus anteriores poemarios.  

https://www.lanuevacronica.com/el-bierzo/poeta-berciano-roberto-arias-presenta-su-ultimo-trabajo-en-ponferrada_185342_102.html