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martes, 26 de septiembre de 2023

El latido de la naturaleza en Picos de Europa

Si la costa del concejo de Llanes es una delicia, adentrarse en el corazón de los Picos de Europa es casi casi una experiencia mística, un viaje al interior de uno mismo a la vez que un viaje al corazón sagrado de la naturaleza en estado puro. La pureza y la belleza de la gran montaña.

Al fondo el Pico Urriellu desde Poo de Cabrales

Un auténtico paraíso para quienes deseen religarse con la Naturaleza, que es dios o diosa, así como un sitio estupendo para degustar el famoso y también oloroso queso de Cabrales, que ya en tiempos universitarios llegué a probar, aunque me resultaba demasiado fuerte. Lo es. Pero ahora se me antoja toda una exquisitez. Recuerdo ver a mis compis de piso cómo lo devoraban y eso me animo para seguirles los pasos. 

En mi viaje de finales de agosto de este año a Arenales de Cabrales visito una cueva, que está situada a las afueras de este pueblo, donde una guía amable te explica el proceso del Cabrales y después de la explicación y recorrido por la cueva puedes degustar algunos quesos y paladear la sidra, que para uno sigue siendo la mejor bebida del mundo.

Poncebos

Quizá esté exagerando. Está riquísima, la verdad, incluso tomada en Ponferrada, en el Tres, que regenta Andrés, el hermano de mi amiga Raque, ya que ellos son de origen astur.

El asunto es que me gustó visitar la cueva de Cabrales en Arenas y saber que el queso de Cabrales es un queso azul de cabra, oveja y cabra que se madura a ritmo lento en este tipo de cuevas, que conservan una temperatura de unos 8 y 12 grados, con una humedad relativa del 90%, lo que permite que se desarrolle el hongo penicillium, que es el que aporta el característico sabor, olor y color azul-verdoso. Un chute alucinógeno en todo el espíritu, tal vez por eso antes hablaba de experiencia mística, al estilo de San Juan de la Cruz o la propia Teresa de Jesús. Me fascina lo mística, salta a la vista. Y ese estar en las alturas de las montañas, de los Picos de Europa, procura un bienestar sin par. 

De Llanes a Arenas de Cabrales hay poco más de treinta kilómetros aunque una vez que uno se adentra en los Picos el tiempo no se mide en distancia espacial sino en tiempo porque es alta montaña. Un paraje realmente espectacular. Antes de arribar a Arenas de Cabrales, en las estribaciones de los Picos de Europa, a la entrada de Poo de Cabrales, existe un mirador al pico Urriellu (El Naranjo de Bulnes) que se avista como un coloso en días despejados desde el mirador del pozo de la oración. Curioso nombre el de este mirador. El clima es muy cambiante en esta zona y el Urriellu puede cubrirse de niebla o neblina en un instante, aunque haya lucido el sol momentos antes. 

El concejo de Cabrales comprende varias parroquias, entre ellas, Poo, Arenas, Bulnes, Tielve o Sotres.  Y hasta Sotres deseo llegar porque en un anterior viaje a esta zona fui hasta la aldea o aldeas de Bulnes, algo que cuento en El verde aroma del Noroeste, pero ahora toca ya Sotres. 

Cueva de queso Cabrales y río Cares

Me sigue fascinando, esa es la palabra, que en tan pocos kilómetros se concentre tanta belleza. Desde Arenas de Cabrales, donde decido alojarme, están a tiro de piedra, como quien dice, Bulnes, donde se puede subir por una senda cabrera o bien coger el funicular, que te planta en Bulnes en un santiamén. Aunque en esta ocasión no visito esta aldea que tanto me hace recordar a Primout, incluso Colinas del Campo. Con la vista del Urriellu como estampa memorable.

Asimismo, cerca de Arenas de Cabrales está Poncebos, punto de partida para realizar la ruta del Cares hasta Caín o Posada de Valdeón, ya en la provincia leonesa. Y cerca también de Poncebos se halla, en las alturas, Sotres, que es uno de los pueblos más altos de Asturias, no el más alto, como a veces se dice, incluso se ve escrito, porque el pueblo más alto de Asturias es Leitariegos, en el límite con la provincia de León (Caboalles de Abajo), al que le siguen La Raya (Puerto San Isidro) en el municipio de Aller y aun otro pueblo en Somiedo, Santa María del Puerto. 
Desde Sotres

Me encanta pasear por Sotres y degustar una fabada y cabritu en uno de sus bares restaurantes, casa Mi Güelu. Allí se detienen unos intrépidos ciclistas, pues necesitan reponer fuerzas y además una chica ha pinchado. Por más que lo intentan no logran atajar el pinchazo. Le deseo buena suerte y buen camino. Ojalá logren su cometido. Aunque es verano no hay casi turistas en el pueblo. O eso me pareció. Y eso me proporciona aún más paz. El sol luce con fuerza. Y la belleza está servida en cada uno de los rincones del pueblo y esa naturaleza esplendorosa y cautivadora que se abre como un sueño palpable. 

Sotres

En Arenas charlo con una chiquita andaluza que es una apasionada de Asturias, en concreto de esta zona. No me extraña. Una sureña enamorada del Noroeste, que a su vez me cuenta que ha vivido en varios países de Europa, aunque ahora parece haber encontrado su lugar en el mundo. Se trata en todo caso de un espacio lleno de magnetismo. Me revienta la cabeza, en el buen sentido, espero, cada vez que pienso que se concentra tanta belleza (cerca de Bulnes  también se halla Fuente Dé, en Cantabria, otro sueño para ser vivido antes que contado). 

Sotres

Esto escribí en el muro de Facebook cuando me hallaba en medio del corazón sagrado de los Picos: 


Siento el latido de la naturaleza en medio del corazón sagrado de los Picos de Europa.
Me fascina este espacio agreste de altas montañas calizas y cuevas y miradores al más allá, este entorno que nos hermana en paisaje, creo que también en paisanaje, a astures, leoneses y cántabros.
Con el regusto picante del queso Cabrales en la punta de la lengua.
Del lado de acá Arenas de Cabrales, Poncebos y Bulnes. Del otro lado, a pocos kilómetros siguiendo la orilla del río Cares, Caín y Posada de Valdeón.
Sotres
Y próximo a Posada Fuente Dé.
En el túnel del espacio-tiempo.
En el centro de la tierra. Tal vez como el que imaginó Julio Verne.
Y a más de mil metros de altura, también a través de pequeños túneles, se alza Sotres, que toca las estrellas con las tejas de sus casas y huele a fabes y cabritu.

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