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miércoles, 14 de diciembre de 2022

Remando al viento, de Gonzalo Suárez

Hoy, esta tarde en el campus de Ponferrada, Remando al viento (Gonzalo Suárez, 1988) 

https://www.unileon.es/noticias/comienza-en-ponferrada-un-ciclo-de-cine-destinado-a-los-alumnos-del-programa-de-la

Película que en su día me cautivó -la vi por primera vez en Oviedo, de donde es originario su director-. Transcurrido el tiempo, me sigue gustando, sobre todo ese inicio con el fragmento del poema Oscuridad, de Lord Byron, seguido de un mar de témpanos de hielo, bajo un cielo grisáceo, en el Polo Norte, que recuerda a El mar de hielo, del pintor romántico Caspar David Friedrich. 

"El Polo Norte... es allí donde reinan la belleza y el placer", escribe Mary Shelley en la primera página de su novela. 

Tuve un sueño, que no era del todo un sueño.
El brillante sol se apagaba, y los astros
vagaban diluyéndose en el espacio eterno,
sin rayos, sin senderos, y la helada tierra
oscilaba ciega y oscureciéndose en el aire sin luna;
la mañana llegó, y se fue, y llegó, y no trajo
consigo el día,..

(Fragmento del poema Oscuridad, de Byron)

El rodaje de esta secuencia fue en Noruega, como me contara el propio director de fotografía, Carlos Suárez, el hermano del cineasta y escritor Gonzalo Suárez, que llegó a ser el director honorífico de la Escuela de Cine de Ponferrada, donde uno estuviera desde el inicio hasta el final de la misma, lo que daría para todo un novelón.  

Un mar helado, la respiración jadeante de una criatura cubierta por un sudario y un velero surcando estas aguas dejan paso a la voz de Mery Shelley: "Estoy sola. Como en las páginas de mi libro he venido hasta los confines helados del universo, para encontrarme con la horrible criatura que mi imaginación concibió. Pero donde no hay sombras los monstruos no existen. Sólo la memoria perdura, más allá de los límites de la imaginación"

Avalada por varios premios Goya, entre ellos a la dirección de Gonzalo Suárez -con quien compartiera varios momentos en el Bierzo-, a la dirección artística de Chinín Burmann -un tipo extraordinario, al que guardo afecto-, a la iluminación de Carlos -con quien también compartiera varias horas en la Escuela de Cine y en el restaurante Burbia de Ponferrada-, y a Goldstein y Steinberg, que estuvieron nominados al Goya por el mejor sonido aunque al final no lo ganaron. Todos ellos profesores de la Escuela de cine de Ponferrada. Inolvidable me resulta asimismo la música de Vaughan Williams, en concreto la Fantasía de Thomas Tallis, que me sigue erizando el alma (ahora mismo la estoy escuchando y creo levitar). 

A decir verdad, una buena música salva en ocasiones una película mediocre. No obstante, la película de Gonzalo Suárez cuenta, creo, con los atractivos suficientes para engancharnos, sobre todo a quienes nos entusiasma la literatura -es una película muy literaria-, y en este caso la recreación del mito de Frankenstein, que en la película es la proyección poética, un tanto perturbada, de la mente de Mary, pues el monstruo/muerte está en ella, como una medium que invocara al espíritu perverso encargado de aniquilar a los seres más cercanos y queridos. 
Rodada en sugerentes escenarios naturales, entre otros, el ya mencionado de Noruega, o bien algunas playas de Asturias, de Llanes y alrededores (ahí aparece la playa de Borizo, en la que estuve este mismo verano), donde le gustaba y le gusta veranear a Gonzalo.
Respecto al elenco actoral, la película parece una producción extranjera. Entre estos actores figura Hugh Grant, que entonces era una joven promesa, Lizzy McInnerny (Mary),  Liz Hurley (Claire Clairmont), Valentine Pelka (Percy), José Carlos Rivas (el monstruo), o bien José Luis Gómez -por quien siento devoción como actor y director teatral- en su papel de Polidori, aparte de Pou, Bibi Andersen, Virginia Mataix o Aitana Sánchez-Gijón.
Inolvidable la escena en la que Polidori está jugando solo al billar. Invita al monstruo y éste termina ganando la partida, lo que parece un homenaje a El séptimo sello, de Bergman. 

Polidori, borracho, se quita la vida. "He perdido la partida".
Remando al viento contiene frases inolvidables como "extraños recuerdos, Shelley, Byron, Clara, imaginación y vida se confunden como aguas de un mismo lago, nuestro lago, donde remamos juntos"... "Mi imaginación me había llevado más allá de los límites de la fantasía"... "Tus caricias me dan frío. No quiero volver a traer al mundo un ser destinado a morir. No tenemos hijos, tenemos muerte" (Mary).
En realidad los escritores románticos querían, como el coloso Henry Miller, devolverle vida a la literatura, que la literatura fuera vida. La vida como una prolongación de la poesía, de la literatura. Algo que se me antoja fascinante. El propio Lord Byron se plantea: "¿Sabéis cuál sería el mejor poema? El poema que diera vida a la materia por la fuerza de la imaginación". 
Playa de Borizo

Por su parte, Polidori dice que "la imaginación sólo consigue crear cosas que nacen muertas aunque a veces puedan resultar muy bellas y la ciencia tan sólo descubre nuevas formas de matar". 
El poeta Byron también nos obsequia con frases extraordinarias: 
"La ficción es la mejor vacuna contra la realidad"... "La realidad es siempre más terrible"... "Quiero que Allegra tenga una educación católica. Los niños deben saber en qué mundo viven, deben conocer las reglas del juego. Quiero que le enseñen a creer en Dios para que no decida morirse demasiado pronto, como William"... "Ningún hombre sabio debería usar sombrero; tampoco tener hijos"..."Crees que el horror lo inventaron los hombres? Creo que los hombres son una horrible invención. ¿Qué existía antes de los hombres: el horror. ¿Qué existirá cuando éste desaparezca: el horror… El horror es la única realidad que sustenta nuestra existencia"
Volvamos a ver Remando al viento. 


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