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jueves, 26 de mayo de 2022

La fragua literaria leonesa: Juan Acebal

 

LA FRAGUA LITERARIA LEONESA

Juan Acebal: “El Bierzo es un verdadero paraíso agrícola”

El poeta y narrador Juan Acebal, autor de varios libros, entre ellos 'Recetas de cocina para mujeres deliciosas', está ahora recopilando cuatrocientos rubaiyat, que realizara durante estos últimos diez años, basados en instantáneas fotográficas y pictóricas recogidas por una mujer, Carmen Francés, ya fallecida, como homenaje a ella.

El poeta y narrador Juan Acebal
El poeta y narrador Juan Acebal.
Manuel Cuenya | 26/05/2022 - 10:31h.

Si por las calles rodaba el sol,

si en nuestros ojos vivía la luna,

si mis palabras solo eran una,

si nos cantamos en sí bemol,

si convertimos la catedral

en una foto de nuestros besos,

si nos besamos hasta los huesos

y sus paredes fueron mural

en que pintamos dos corazones,

es porque aquel día los dos juntamos

en pentagrama los mismos sones

y nuestros cuerpos fueron canciones,

dulces canciones, en las que amamos,

encadenando las ilusiones.

Y, desde entonces, nuestra canción

es del más bello barrio que hay en León.

(Juan Acebal, 'Barrio Húmedo)

Existen magníficas coincidencias. Como ocurriera con Juan Acebal, al que conocí en un viaje relámpago a Asturias en compañía de dos poetas leonesas, con el fin de ver en Llanera a otra poeta, en este caso a la actriz, poeta y diputada murciana Magdalena Sánchez Blesa, que logró emocionar al auditorio. No en vano, el polifacético Juan Acebal es el autor del prólogo 'Yo contra mí', de Sánchez Blesa.

Cuenta Acebal que la poeta Magdalena Sánchez Blesa es su amiga del alma. Y su idea fue dejar constancia de su manera -especial artesanía-, de trenzar versos así como hacer hincapié en la filológica concepción que, consciente o inconscientemente, destila para ello.

"Se lo debía y lo hice con gusto y consecuentemente. También le hice un introito para su libro, 'Nana para dormir a mis abuelos', que fue prácticamente un canto sobre su valores y cualidades como mujer y poetisa", recuerda el autor de 'Treinta poemas de amor y una leyenda de azahar', que es hijo y nieto de mineros, nacido en Aller (Asturias), aunque ciudadano del mundo, que llegó a Ponferrada de la mano de su madre cuando él tenía nueve años para residir con unos primos suyos -la señora Amparo y Antonio, de muy grato recuerdo- en el poblado de la MSP, en el barrio de Flores del Sil.

"Parece ser que ya habían acordado internarme en el seminario (apostólica) que los Padres Paules, como así ocurrió, tenían en Villafranca del Bierzo. Bueno, excuso decir que a mí la supuesta vocación sacerdotal no me rozó ni de perfil, así que no muy voluntariamente, aunque sí con muy buen provecho, transcurrieron los cuatro primeros años -los pertinentes en dicho centro- de mi paso de la infancia a la adolescencia, he de decir que con notas más aceptables y un extenso menú de lecturas que, sin duda, sembraron los surcos de mi actual cosecha cultural", rememora Juan Acebal, que conserva un buen recuerdo de los curas y de sus compañeros. Aunque sí recuerda que las cartas que les escribía a sus padres, en las que les pedía reiteradamente que lo librasen de aquella disciplina conventual que él, evidentemente, no había elegido, las leían previamente los curas, con lo cual sabían que Juan no tenía devoción sacerdotal.

"Mis progenitores habían emigrado a Alemania con el fin de procurarse y procurarnos a sus hijos una vida mejor y librarnos, tanto a mi padre como a nosotros, de un presente y un futuro condenados al trabajo bajo tierra, al grisú, a la silicosis y a un temprano y duro envejecimiento. Y de esta manera, burla burlando que dijo Lope, un año en Ponferrada y cuatro en Villafranca formaron el quinquenio que abarca mi estancia vital en el Bierzo", evoca el autor de 'Duendes y hadas', para quien el Bierzo representa un vergel, con un microclima especial, incrustado entre tres comunidades -Galicia, León y Asturias- que antaño fueron reinos, "yo diría que es la guinda del pastel, "un verdadero paraíso agrícola con sus árboles frutales, sus hortalizas, verduras y sus vides, autoras estas últimas de excelentes vinos. Como nota curiosa he de decir que en las tierras del monasterio de Villafranca los seminaristas vendimiábamos nuestras -las suyas de la Congregación de la Misión- propias viñas y nuestro vino de misa, excelente y natural, que, por otra parte, era enviado al Vaticano (de Roma) para alegrar sus celebraciones rituales".

(Puedes seguir leyendo esta fragua en este enlace de ileon: 

https://ileon.eldiario.es/cultura/129357/juan-acebal-el-bierzo-es-un-verdadero-paraiso-agricola)

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