Se alegra uno de impartir un curso de escritura creativa en la Universidad de Vigo (Campus de Ourense), gracias al empeño de la profesora y poeta Noelia Estévez Rionegro. Así que hoy mismo le daremos marcha a este curso, que espero que sea del agrado del alumnado inscrito, habida cuenta de que el curso será online, a resultas de la pandemia desatada que estamos viviendo.
¿Hasta cuándo nos tendrá enfangados esta pandemia? Porque el virus parece que ha llegado para quedarse con nosotros, entre nosotros, pobres mortales. Y tendremos que aprender a convivir con él, sorteándolo como podamos.
No nos queda más remedio que darlo de esta manera, que es la enseñanza que se está imponiendo, así, a las bravas, porque lo presencial mete miedo por los posibles contagios. Y el miedo nos paraliza.
En todo caso, todo está preparado y listo. El asunto será poder contagiar (un buen contagio) el entusiasmo por la escritura creativa, por la narrativa. Por la escritura y por la lectura, pues ambas van de la mano. No se puede escribir con fundamento sin previas lecturas. La lectura como algo esencial, imprescindible, como algo activo, que despierta la conciencia y aun la subconsciencia de quien lee. ¿Qué haríamos sin lectura?
Creo que fue el Nobel Gabo quien dijo aquello de que un buen curso de literatura se basa en un buen puñado de lecturas. Así que leamos. Y a ser posible hagamos nuestras lecturas de un modo analítico, fijándonos en todo aquello que llama nuestra atención, aquello que da consistencia y vida al propio texto. Porque los textos que escribamos deberían tener vida. La escritura se nutre de la vida aunque tenga sus propias reglas. Aparte de la historia que queramos contarlo, lo importante es cómo la contemos. Es una cuestión de forma, de estilo. Imprimir a ser posible un sello personal. Como hiciera el coloso Henry Miller, o bien Umbral, el Miller español, entre otros.
Así que manos a la obra.
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