*El mar como algo hipnótico, con su claridad de poniente y sus olas golpeando contra las rocas de textura rugosa.
Solo ante la inmensidad del océano en un estado contemplativo que se aproxima a la felicidad.
Instante eterno para guardar en la memoria de los tiempos.
El mar arrullador como un sueño de infancia, mecido por un bienestar que me conduce al cielo, con sus nubes surreales.
A la derecha, el faro de la navegación, que habla un lenguaje universal y eterno; a la izquierda, el obelisco de las ilusiones, que nos invita a viajar a otros mundos.
La brisa refrescante me acaricia, templando el ánimo. Y así encuentro sosiego en el aroma a algas, en el sabor a salitre, en el ritmo acompasado de las olas, que baten en las entrañas de las rocas como un corazón que bombeara vida.
Acaso es la nostalgia de un paraíso, de un paraíso perdido, de un espacio amniótico, el reencuentro con la belleza primigenia, con las urdimbres de los afectos.
Mientras, una lancha surca el mar, y unas gaviotas sobrevuelan este tiempo presente, que hoy me acuna. Como me arrullaba mi padre cuando era un niño, como me cantaba mi madre cuando estaba en su útero.
Siento la luz soplando cerca del horizonte, que me acaricia.
Siento el espacio-tiempo contenido en este trozo de mar que es universo.
Este trozo de mar coruñés, que es belleza, serenidad y amor.
*El mar sigue nutriendo mis sueños.
De Barna a Coruña, pasando por el Bierzo. De este a oeste. The west is the best. De la Barcelona de Picasso a la Coruña de este otro genio de la pintura. Aunque yo me quedó con la genialidad de artista de Figueras.
Un viaje al mar. Y también a la música, al Festival Estrella rock de Riazor, con Patti Smith como gran estrella. Y los suecos The Sound como banda poderosa.
Coruña, como sabéis, es una bellísima ciudad, rodeada de agua, con una brisa poética y unas calas para darse un chapuzón ensoñador, como si estuviéramos en un mundo de fantasía.
Coruña es tierra hermana, un mirador a América. Nuestro mar.
Nuestra playa. Nuestro sueño. Nuestro amor. El faro de nuestros sueños. Coruña huele a sirena y a café trasatlántico, a algas y noroeste verde y marino. A pulpo y a marisco. Comunismo y marisco para todos. Como nos cantara el bueno de Antón Reixa.
Un canto a Galicia, hey.
Precioso, Manuel! Como hija de coruñesa, comparto contigo el amor por Galicia y por su mar. Gracias por este texto que me ha llegado al corazón. Un abrazo.
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