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miércoles, 21 de febrero de 2018

Mapas afectivos, por Álida Ares


Agradezco mucho que mi querida amiga Álida Ares me dedicara en su día estas palabras cariñosas, estimulantes y alentadoras, a resultas de mis Mapas afectivos. 
Creía que había publicado esta reseña en mi blog, pero he visto que no, con lo cual me apresto a publicarla. Gracias, Álida, por tomarte tu tiempo en la lectura y composición de este artículo. Con personas como tú da gusto seguir trabajando, viajando y escribiendo, que es, como bien sabes, un modo de estar en el mundo. Aprovecho para brindarle estas palabras al amigo Fermín López Costero, persona entrañable y gran escritor, que se nos fue hace pocos días. En su memoria. 


Los mapas afectivos del escritor berciano Manuel Cuenya

De Álida Ares (Universidad de Trento)


Manuel Cuenya (Noceda del Bierzo), profesor, escritor, viajero, editor de la revista cultural La Curuja, columnista y colaborador periódico de El Diario de León, La Nueva Crónica e  ileon.com, donde se ocupa de la sección semanal “La fragua literaria leonesa”,  acaba de publicar  Mapas afectivos (León, La Nueva Crónica, 2016, págs. 221).

No se trata de un libro de psicología como podría hacernos sospechar su título, sino de un libro de viajes, un libro que nace de la pasión del escritor por viajar. “Porque viajar”,  afirma Cuenya, “es una manera sin duda de entender mejor el mundo en que vivimos”.
Álida Ares en Trento. Foto: Jordi Canals

Mapas afectivos es un libro de viajes y de emociones, como lo define su autor, que nos lleva a diversos lugares  de España y otros países de Europa, a Norteamérica y al Norte de África. Pero no obstante la afición por conocer y viajar a otros lugares, es el Bierzo, la región donde vive, aquella a la que siempre regresa, la que considera su predilecto destino emocional. El Bierzo, admite, "es mi tierra, mi luz, mis sonidos, mis aromas, mis gustos y mis tactos, donde he encontrado la temperatura afectiva más favorable".  

En este libro se encuentran los espacios que han cautivado a Cuenya, "esos lugares –incluido el Bierzo− por los que siento afecto, en los que me he sentido a gusto... en los que he encontrado, de alguna forma, una temperatura afectiva adecuada".
Essaouira

En el prólogo del libro, Valentín Carrera nos advierte que estos “mapas afectivos”, al contrario que los geográficos o Gps, no sirven para guiarnos por un territorio determinado, sino para perdernos por  sus rutas de la mano del autor, el cual, a su vez, utiliza como brújula  su curiosidad, su sensibilidad y  sus pasiones: la música, el cine y la literatura.

Estas tres grandes pasiones son con frecuencia las que lo guían hacia un destino desconocido, un lugar donde rememora y evoca a los autores o cineastas favoritos, donde logra tocar y sentir las pasiones que  le suscitan la  literatura, la música, el cine y que luego va a transmitirnos. Para ello Cuenya se introduce por sendas literarias, como la que sigue los pasos de Valle-Inclán en Galicia, de Ángel González en León, de Miguel Torga o Julio Llamazares en Portugal, de Juan Goytisolo en Marruecos, u otras rutas más lejanas, como el México de Buñuel y Bretón, o el Texas de  Win Wenders. Otras veces es la música la que flota en la atmósfera, como en los viajes a Galicia y, en particular, al festival de Ortigueira, al que acude cada año.
Kasbah Itran

Al lector que emprenda esta aventura de vagabundeo por el mundo con Cuenya no le faltarán emociones, música y una compañía extraordinaria, y no solo disfrutará de los conocimientos, la imaginación y la sensibilidad del guía, sino que encontrará también por el camino a muchos otros viajeros y personajes interesantes que comparten su pasión por el viaje y la literatura.

Álida Ares, septiembre de 2016



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