LA FRAGUA LITERARIA LEONESA
Miriam López Santos: "La novela gótica es algo más que un sueño sadomasoquista concebido por las mentes irracionales"
Manuel Cuenya | 16/05/2017 - 11:40h.
La filóloga, investigadora y profesora de la Universidad de León Miriam López Santos, autora de 'La novela gótica en España, 1788-1833', continúa investigando, publicando artículos y ensayos acerca de la literatura, la literatura y el cine, entre otros.
"....la novela gótica surge a la sombra de una Inglaterra cegada por el brillo del denominado Siglo de las Luces; pero en esa misma ceguera, producida por un excesivo culto a la razón, se encontraba el germen de una aparente o real sinrazón; en el rechazo a lo sobrenatural surge, precisamente, la necesidad, siempre anhelada por el hombre, de curiosear en lo oculto, lo oscuro, lo vedado, pero también en lo extraordinario, lo sorprendente o lo prodigioso".
(Miriam López Santos, 'La novela gótica en España, 1788-1833')
Licenciada en Filología Hispánica y en Lingüística, Máster en Literatura Comparada, Doctora en Filología Hispánica y Profesora Asociada de la Universidad de León, Miriam López Santos es una joven leonesa con excelente formación académica y experta en la novela gótica española de principios del siglo XIX -el origen de nuestra literatura de terror-, llegando a rescatar un tipo de literatura olvidada, postergada y absolutamente desconocida incluso en los ambientes universitarios.
"Algunas de las obras ni siquiera figuraban en la Biblioteca Nacional. Fue una labor detectivesca, pero profundamente satisfactoria. Ello me ha posibilitado situarme en un primer nivel de un aspecto concreto de investigación, algo que cualquier profesor universitario joven persigue", señala Miriam, autora de 'La novela gótica en España, 1788-1833' (Academia del Hispanismo, 2010), que también ha publicado diversos artículos y ensayos como la edición crítica de 'La torre gótica o el espectro de Limberg' (2014), o bien la edición crítica de 'La urna sangrienta o el panteón de Scianella' (2010), esta última en colaboración con el escritor Luis Alberto de Cuenca.
A propósito de su colaboración con Luis Alberto de Cuenca, recuerda que lo conoció en la inauguración de unos cursos de verano de la Universidad de León. Y posteriormente tuvo el orgullo de que aceptara ser el presidente de la defensa de su Tesis de doctorado. "Sus críticas hacia mi trabajo y su alabanza sin reparos al mismo las recordaré siempre y me sirvieron de estímulo para publicar mis primeros trabajos. A él le debo, al menos en parte, la publicación de mi estudio crítico de 'La urna sangrienta o el panteón de Scianella' en la editorial Siruela. Él presentó el libro en la semana gótica de Madrid y, como agradecimiento por su apoyo constante, le dediqué mi segundo libro, 'La novela gótica española' (1788-1833). Tengo un enorme respeto intelectual por el maestro y él siempre me ha mostrado lo mismo en lo referido a mis trabajos".
"La ficción gótica comienza a ser entendida entonces como un peligroso instrumento de penetración de ideas subversivas contrarias a la norma y como tal es examinada por los censores, que insisten constantemente en la necesidad de que esta sea perseguida y, por lo mismo, censurada y prohibida"
Cuenta Miriam que, para entender a autores como Bécquer o Espronceda, hay que recurrir a la novela gótica previa, puesto que ellos bebieron de esta tradición, de ese gusto por lo oscuro, el suspense, el terror, los escenarios siniestros... Y que la novela gótica -genuinamente inglesa e hija de la Ilustración como de reivindicación de lo subversivo, lo que va contra la moral- llega a España, a través de Francia, instalándose en nuestro país ese gusto por los paisajes de tormenta, los castillos en ruinas... la estética de lo sublime. Y acaba convirtiéndose en una nueva narrativa caracterizada por la oscuridad, el vicio, la exaltación de las pasiones.
"A menudo, los manuales de historia de literatura dicen que sólo hubo una obra gótica en España: la 'Galería fúnebre', de Agustín Pérez Zaragoza. Sin embargo, resulta que este libro es en realidad la traducción de un original francés que, encima, es una parodia del género". En todo caso, "existió una novela gótica unida a una conciencia de género en nuestro país, en las últimas décadas del Antiguo Régimen; importada, es cierto, pero asumida como propia", destaca Miriam en su estudio, 'La novela gótica en España, 1788-1833'.
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