Cultura
Manuela Vidal: "Escribo para ser"
Manuel Cuenya
| 14/07/2015
La
narradora, poeta e ilustradora Manuela Vidal, autora de 'Piruja, la
bruja', tiene prevista la publicación de un libro con sus últimos
poemas.
Manuela Vida. Foto: Alezeia F. Vidal.
"...Dice mi abuela que el calor es ese pañuelo
extendido. El que se dibuja azulado por encima del verdor de las
plantas, sin llegar a caer, y que sortea los paños de humo que manan de
los motores de riego de los labradores y que se va perdiendo por todo
aquel cielo a su altura. Huele a menta joven y a gasolina rancia, a
hierbabuena, a té, al lúpulo que se trepa mágico por los tendales de
madera, a sombra y a rumor de agua..." ('Cuando la hierba se tupe a los
lados')
Narradora, poeta, ilustradora, Manuela Vidal fue finalista y
ganadora respectivamente en los años de 2007 y 2008 del Concurso de
Relatos convocado por 'Diario de León' con 'El trapero' y 'Cuando la
hierba se tupe a los lados', dos de sus cuentos preferidos, que le han
reportado momentos muy agradables, porque disfrutó mucho escribiéndolos
a pesar de que lo hiciera en una etapa complicada de su vida.
El relato ganador, 'Cuando la hierba se tupe a los lados',
está escrito con ternura y sensibilidad, con la mirada de una niña que
descubriera o re-descubriera el mundo, su mundo, que en cierto modo hace
recordar al maestro mexicano Juan Rulfo.
'El trapero' nos cuenta, según su autora, una historia
basada en la realidad, una de esas historias estremecedoras que
escuchara ella, siendo una niña, en un filandón. Y tan impactada quedó,
que decidió plasmarla por escrito. Se trata de un relato impregnado de
muerte, que en este caso recuerda a 'Crónica de una muerte anunciada' de
García Márquez, cuyos protagonistas nos hablan incluso desde la muerte
como en los mejores cuentos del autor de 'Pedro Páramo'.
Cuenta su autora que darles voz, conformarlos como textos,
no le resultó difícil, habida cuenta de que ambas historias llevaban en
ella muchos años, sin embargo tardó algún tiempo en escribirlas. En
realidad, escribe de un modo creativo desde que era una niña, si bien no
era consciente de la importancia de la escritura, "escribir para ser",
una necesidad que se ha ido imponiendo a lo largo del tiempo y que le ha
impulsado a asistir a talleres de escritura creativa, de gran ayuda, en
los cuales ha aprendido a compartir los textos, a mejorar con las
críticas.... Además, cree que la lectura es uno de los pilares de la
escritura. "Son áreas que se nutren y que están fuertemente ligadas. La
lectura te permite conocer y el conocimiento refuerza al escritor y,
por lo tanto, lo escrito", precisa esta licenciada en Filología
Alemana, cuyos estudios le han procurado conocer mejor el lenguaje,
incluso el idioma propio. "Una herramienta más para poder exprimir toda
la esencia a la palabra. Cuanto más conoces de ella mejor puedes
manejarla y adaptarla a tus propias reglas, a la musicalidad que te
requiera, y eso me encanta, me gusta jugar con ella y ver cómo con una
misma palabra, según la utilices, puedes sugerir tanto. Me parece algo
tan bello, tan sencillo, tan poco valorado, tan humilde y
fascinante...", dice esta creadora, que descubriera a Cortázar muy
jovencita, gracias a su hermana mayor que bromeaba diciéndole que en el
instituto le habían mandado leer a un tipo que escribía tan "complicado"
como ella. "No sé si tenía razón mi hermana pero lo cierto es que me
fue muy fácil leerlo y adorarlo. Realmente, creo que es él el culpable
de que escriba", manifiesta Manuela, que también se siente deudora de
grandes escritores como Rulfo (léanse sus relatos), Borges o Ítalo
Calvino, sus "pilares y referentes", añade ella, que, como poeta y
devota de la poesía, no puede prescindir de los poetas leoneses Juan
Carlos Mestre y Antonio Colinas.
"...Nunca lo habían hecho cuando él venía y la tomaba.
Cuando, sobre su cuerpo apretado de miedo, le entraba y le quebraba las
entrañas burlando la noche y el sueño. Nunca se revolvieron y nos
alertaron de lo que ocurría en la alcoba de al lado, tras la cortina
con colores roídos a modo de flores. Madre le aguantaba en silencio las
violentas embestidas..." ('El trapero')
(puedes continuar leyendo esta fragua en este enlace):
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