(Artículo publicado en la Nueva Crónica el jueves 2 de abril)
El escritor y periodista berciano Valentín Carrera, cuyo ‘Viaje del
Vierzo’ me sigue pareciendo una auténtica maravilla, acaba de presentarnos, en
el Tomelloso de Ponferrada, el último viaje de Gil y Carrasco por Europa.
Se trata de ‘Diario Madrid-París-Berlín’, una obra poco o nada conocida del “bardo
de la niebla”, como lo llama con lirismo el profesor y escritor Suárez-Roca en
su ensayo ‘Cuadros de una peregrinación’, que se incluye en este octavo volumen
de la Biblioteca Gil y Carrasco.
De este modo Valentín da por finalizada la reedición de la obra completa
del ilustre villafranquino. Un trabajo hecho “a pulso”, apostilla su editor,
que ha invertido mucho tiempo y esfuerzo en este ambicioso proyecto, en el que
hemos colaborado algunos autores y autoras con ‘lecturas’ y breves ensayos
sobre cada una de las obras del creador de ‘El señor de Bembibre’, que es sin
duda su obra más conocida. A este respecto, contaba el periodista y escritor
cepedano Tomás Álvarez, en su reciente
charla de Tardes Literarias en Bembibre, que es también la mejor novela
romántica española.
Asimismo Valentín editará, pasado el verano, una antología y
recopilación de ensayos sobre la figura y obra de este universal escritor leonés,
que escribiera un Diario (o Diarios) de viaje por Europa antes de su muerte prematura
a resultas de una tuberculosis.
Si bien la obra de Gil merece la pena ser leída y aun releída, este
último viaje por Europa se me antoja realmente atractivo, habida cuenta de que
‘el peregrino del Sil’ realiza, con espíritu vanguardista -como si fuera un
‘inter-railero’ de la época contemporánea-, un recorrido extraordinario,
durante cinco meses, por Francia, Bélgica, Holanda y una buena parte de
Alemania (otrora Prusia).
Confieso mi devoción por la literatura de viajes, y me alegra haber
podido familiarizarme con este ‘Diario o Diarios de viaje’ (‘Viaje a Francia’,
‘Rouen’ y otros trayectos) en su relectura. Una forma estupenda de conocer
aquella Europa del siglo XIX a través de la mirada curiosa y sensible de este
romántico berciano, para quien el paisaje es memoria -como nos dijera otro gran
escritor, Julio Llamazares-, pues cuando escribe, sobre su periplo por Europa,
lo hace con la mirada y la memoria de su paisaje. “Para el hombre romántico, el
paisaje es, además, la fuente originaria y principal de la melancolía. Símbolo
de la muerte, de la fugacidad brutal del tiempo y de la vida”, cuenta el autor
de ‘El río del olvido’. Y para Gil sus impresiones románticas del paisaje
son siempre fuente de melancolía y añoranza por su tierra. De esta suerte, cuando
contempla una naturaleza de belleza sobrecogedora se le encienden los recuerdos
y su matria reaparece, adonde quiera que vaya, como una impronta morriñosa.
En su caso, el paisaje deja de ser un mero decorado y se convierte en
espejo del alma, en el que se ven reflejadas sus ilusiones, sueños y miedos.
Esta nueva percepción, propia del Romanticismo y propiciada por el desarrollo
de los medios de transporte, como el tren, conmueve su alma de trotamundos y
cobra especial relevancia en su odisea por Europa.
Como escritor-viajero, Gil siente devoción por personajes como el
segador gallego, el pastor trashumante de Babia o el arriero maragato, que en
el fondo simbolizan el ideal aventurero, porque son seres nómadas y errantes
como los beduinos. En este sentido, concibe su vida como una impresión
aventurera. Y con sus pinceladas impresionistas nos cautiva y nos invita a
realizar una ruta similar –mediante un
billete Inter-Raíl- por esta Europa desarrollada, por las ciudades que visitara
Gil y aun por otros espacios de interés.
A finales de mayo, Valentín Carrera tiene previsto presentar este último
viaje en Berlín, donde otro berciano ilustrado, Miguel Ángel García Rodríguez,
ejerce en la actualidad como Corresponsal de Televisión Española.
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