Manuel Cortés Blanco: "Viajar expande horizontes en todos los sentidos: te abre de espíritu, permite conocer otras culturas, conocerte mejor a ti mismo..."
Manuel Cuenya
| 21/12/2016 - 10:15h.
El
médico, narrador y cuentacuentos Manuel Cortés Blanco, autor de
'Catorce lunas llenas', está ahora escribiendo una novela en la que su
protagonista es precisamente un cuentacuentos, porque le encanta mezclar
estilos y entremezclar esa trama de largo recorrido con los destellos
de un relato breve.
Manuel Cortés Blanco
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Originario de Zaragoza, Manuel Cortés Blanco vive desde
hace más de diez años en la ciudad de León, su referencia, lugar al que
llegó casi por casualidad, según él, invitado a una boda en la que, "por
caprichos que tiene el destino", acabaría conociendo a su mujer
leonesa, cual si se tratara de un cuento de hadas, habida cuenta de que
al autor de 'Cartas para un país sin magia' le gusta definirse como
contador de historias o cuentacuentos. En cualquier caso, su integración
ha sido total y reconoce sentirse muy a gusto en la ciudad entre ríos, a
saber, el Bernesga y el Torío. "Aquí vivo, resido, tapeo, escribo... y
de aquí son también mis hijos", señala.
León le encanta y se considera un gran "embajador" suyo,
porque siempre está invitando a amigos suyos de fuera a que se acerquen a
esta ciudad para explicarles cada detalle de sus monumentos. "Y así,
casi siempre que voy a verles, llevo de regalo un paquete de cecina; no
hay mejor tarjeta de presentación", apostilla con sentido del humor este
narrador y médico, "médico preventivista en la sección de Epidemiología
de su provincia", que se encarga de atender vacunaciones, viajeros,
posibles brotes... Y en sus ratos de ocio, sobre todo en fines de
semana, se dedica, con su pandilla, a recorrer los alrededores y la
provincia.
Le entusiasma la historia leonesa, su patrimonio, sus
paisajes naturales y por supuesto la cultura del tapeo. "Junto a
Zaragoza, la ciudad en que nací, la llevo en mi corazón. Y creo que así
se lo he transmitido a mis hijos. Como ejemplo, Manuel, el mayor, es
seguidor de los equipos de fútbol de la Cultural y del Real Zaragoza".
También cree que León entero es un vivero de Literatura,
porque, además de grandes autores en todos los géneros, tiene muchísimas
iniciativas artísticas y culturales. "En cualquier municipio se
organiza una velada de lectura, en cualquier espacio se convoca un
encuentro de poesía. Su provincia posee cientos de leyendas, a cual más
asombrosa. Sinceramente, en ningún lugar he tenido antes esa sensación",
se expresa, fascinado por la magia del filandón, esas reuniones en
torno a una lumbre en la que se cuentan cientos de historias. "Se trata
de una tradición viva que me apasiona, que he recogido en mis obras y
que merece con creces ser Patrimonio Intangible de la Humanidad",
propone este médico y científico, galardonado con un Premio Nacional,
que siente la Medicina como una vocación y la Literatura como una
pasión. "La primera es de lo que vivo; la segunda me permite vivir
mejor", precisa Manuel, que entiende la Medicina como ciencia humanista,
en la medida en que no deja de aprender –y de inspirarse- en el trato
diario con sus pacientes, máxime cuando en numerosas ocasiones él aborda
sus miedos, sus reflexiones, sus sentimientos. "Quizá por ello no sea
casualidad la gran cantidad de facultativos que se atreven en ese noble
arte de escribir".
"La provincia de León posee cientos de
leyendas, a cual más asombrosa. Sinceramente, en ningún lugar he tenido
antes esa sensación"
Además del premio Nacional a su labor como médico, y algunos
otros en el ámbito literario, que sin duda lo animan a seguir, se queda
con la suerte de haber ejercido su profesión en cuatro de los cinco
continentes, lo que le ha permitido conocer a mucha gente, muchas
culturas, y poder escribir luego sobre ellas. "Eso sí: si tuviera una
segunda vida, no sería médico sino mago. Tal vez por ello haya recurrido
a la Literatura, que no deja de ser otra forma de Magia".
Aparte de encantarle la magia, mientras se queda ensimismado
con cualquier juego, tiene la fortuna de ser amigo de algunos magos,
entre ellos, el célebre MagoMigué, quien llegó incluso a prologar su
libro 'Cartas para un país sin magia'. "Donde hay Magia, hay ilusión... Y
en estos tiempos que corren tan mecanizados, eso es muy de agradecer",
glosa este colaborador con distintas ONG, a quien le dijeran en una
ocasión que es un niño grande, tal vez por eso ha apostado por los
cuentos y la Magia. "Mientras siga viviéndolos con la ilusión que los
vivo, no me importaría no crecer", reconoce con absoluta naturalidad
este admirador de García Márquez, que le parece un mago de la palabra, a
quien, tanto la Magia como la Literatura le sirvieran para que sus
amigos le quisieran más. "En mi caso, y parafraseando al maestro, a mí
me sirven para que sea yo quien quiera más a mis amigos", matiza el
autor de 'Mi planeta de chocolate', que también se siente deudor de
Cortázar, "un genio de sus tramas" y toda esa saga de escritores
cuentistas que reivindican el cuento como género literario de primer
orden. "Desde Bucay al último de la lista, han conseguido engancharme
tanto a ellos, que leer cualquiera de sus relatos es lo último que hago
cada día antes de dormir".
Asimismo, se queda con otros autores jóvenes de estilos muy
distintos, como la novela negra de Claudio Cerdán, la carga emocional de
los personajes de Mercedes Pinto, la irreverencia teatral de Chema
Rodríguez Calderón, o la frescura del leonés Manuel Martínez. "De una u
otra forma, todos me han conmovido y de todos he aprendido a ser mejor
escritor", subraya este médico, psicólogo y cuentacuentos, para quien
escribir forma parte de su vida, es su oxígeno. "Yo la comparo con esa
uva garnacha que da fuerza al vino débil, atenúa al bravo y ofrece
tanino (un antioxidante de primer orden) a todos los caldos sin
distinción... Y es que en cada momento me proporciona justo aquello que
necesito; en especial, tranquilidad".
La escritura creativa como válvula de escape
En realidad, Cortés Blanco entiende la escritura creativa
como una válvula de escape que le ayuda a evadirse de los problemas. Y
así lo ha vivido, incluso en situaciones tensas, cuando ha ocurrido
algún desastre o conflicto. Por eso, sin ningún género de duda, cree en
su poder terapéutico, tanto desde su condición de lector como de
escritor. "Curiosamente, uno de los reconocimientos recibidos por mi
trabajo tuvo que ver con el uso del cuento en la resolución de
conflictos entre alumnos de Enseñanzas Medias, en el que participaron
distintos institutos de León", especifica el autor de la reciente
'Catorce lunas llenas', que está cosechando gran éxito, con el
consiguiente Primer Premio 2016 del XXXVIII Certamen Literario 'Carta
Puebla'.
"Un libro interesante tanto por sus cuentos como por sus
reflexiones, pero más aún por su fondo afectivo... Es una prosa suave y
afectuosa, que causa la impresión de alguien que te estuviera hablando
muy de cerca, quizás junto al oído", escribe el narrador Manuel Martínez
a propósito del mismo.
Podría decirse que esta obra es como la continuación de
'Nanas para un Principito', aquel libro de cuentos dedicado a su primer
hijo, Manuel, porque en esta ocasión se lo dedica a su segunda hija,
Amalia.
'Catorce lunas llenas' (la luna como inspiración y
protagonista) recoge, en su opinión, valores que ha ido desarrollando a
lo largo de su vida, y por supuesto cuentos, historias que alguien acabó
compartiendo con su autor a propósito de la Luna.
"Es casi una licencia personal... un libro fiel a mi estilo
–reflexivo, en positivo– y a esta máxima de vida: escribir para
compartir. Con el lujo añadido de unas ilustraciones estupendas ideadas
por ese genio leonés llamado Lolo", señala este humanista y viajero, que
ha podido recorrer diversos lugares del mundo, desde un campo de
refugiados en Bosnia a un poblado perdido de Benin, llevando además sus
cuentos por todos estos sitios.
"En cada lugar que he visitado intenté siempre aportar lo
mejor de mí como médico, cuentacuentos y persona... Sin embargo, he
acabado aprendiendo que lo que al final yo recibía era mucho más de lo
que daba", explica Manuel, haciendo hincapié en que sus viajes han sido y
son muy importantes a la hora de componer su obra literaria, porque sin
ellos y sus vivencias, ni su obra ni su persona serían las mismas.
"Viajar expande horizontes en todos los sentidos: te abre de
espíritu, permite conocer otras culturas, conocerte mejor a ti mismo...
Y también permite valorar en su justa medida aquello que tienes cerca",
tanto es así que muchos de sus protagonistas son viajeros empedernidos,
tanto en kilómetros como en experiencias.
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