Carlos Attadía: "Bob Dylan es un faro que no deja de iluminar, en sus letras la respuesta a tantas situaciones nacidas del nuevo hecho de estar vivos y ejercerlo en su amplitud"
Manuel Cuenya | 08/11/2016 - 16:25h.
El músico y poeta argentino-berciano Carlos Attadía, autor de 'Poevida', está elaborando un libro-CD, que espera poder presentar en el primer trimestre del 2017.
Foto: Manuel Cuenya
Instalado en el Bierzo en 1995, en concreto en la población de Compludo, el bonaerense Carlos Attadía lleva décadas escribiendo y componiendo.
En la comarca berciana ha encontrado su lugar en el mundo, cambiando la gran ciudad por la naturaleza, llegando a crear una asociación cultural, haciendo varias actuaciones con bailes y música popular, también exposiciones de pintura naif, entre otras cosas, hasta que, sin darse cuenta, se integró en el medio, asegura Carlos, que ha acompañado con su música a poetas como María José Montero, Emilio Vega, Dionisio Álvarez Trincado..., y también a algunos gallegos.
La crisis, con el consiguiente cambio de valores sociales, lo ha llevado a componer canciones como 'Ponferrada' o 'Todo va bien'. Y le ha permitido acercarse a músicos de la tierra, participando en la creación del fanzine 'Alantre', junto al compositor y poeta Carlos Huerta (El Solito Trovador), con quien colabora en su nuevo libro-CD y con quien comparte 'Doslados'.
Carlos también forma parte del colectivo de arte 'Voz, Música y Espacio'. Y tuvo la ocasión de actuar con compositor argentino Rafael Amor en Carracedelo el pasado mes de agosto.
Aunque se haya integrado en el Bierzo, su lugar de nacimiento, la ciudad de Buenos Aires, sigue siendo para él un referente, no sólo por haber nacido allá, sino por todas sus vivencias al otro lado del charco. En el fondo, "es como un barco que se aleja, pero que nunca termina de irse".
Criado en una familia amplia, una parte de la misma es española, y la otra, la paterna, de origen italiano. Recuerda que fue su padre, hombre humilde y trabajador, quien lo acercó a la poesía y a la música, empezando a escribir sus primeros versos con 16 años.
Mientras que su padre se conformaba con tocar y cantar en los cafetines, el tío de su padre, Alfredo Attadía, tocaba el bandoneón en una orquesta típica de tango. "Era uno de los más famosos de la época de oro del tango", rememora Carlos, que lleva el tango en sus venas, con su toque de nostalgia y esperanza, como una inspiración que le ayudara a componer.
"'Poevida' tenía una parte 'positiva de resistencia a una realidad abrumadora, la resistencia por no ser humillado".
Asimismo, reconoce que le entusiasmaba escuchar a los Beatles, a Serrat, y también a Víctor Manuel. Incluso él mismo fue cantante en un grupo que duró poco. "Luego llegó la política, el peronismo y militares. Épocas muy duras. Aun así nos agrupamos para hacer arte, estábamos creando la cultura 'subte' (underground). Fue un ritmo frenético, unos hacían música, otros cortometrajes, nosotros una revista junto con otros escritores, teatro, etc. Montábamos festivales de arte en plena dictadura, toda una proeza con suerte", declara este músico y poeta, quien por esa época publicaría su ópera prima 'Poevida', que le abrió la puerta de un mundo nuevo, "diferente al gris de un país sumido por la dictadura y la pérdida de libertades", según él. Y aunque la represión en Argentina fue brutal, por aquella época, siguió adelante con otras publicaciones y presentaciones del libro.
Con anterioridad había publicado hojas de poesía ('Bohemio', 'Ciclos', etc.), que desembocaron en este trabajo, a la vez que realizaba colaboraciones con otras revistas.
'Poevida' le sirvió como ejercicio catártico, una manera de canalizar su torrente de rebeldía a resultas de la terrible situación vivida en Argentina. "El libro tenía una parte 'positiva de resistencia a una realidad abrumadora, la resistencia por no ser humillado. Descubrí a los otros y supe que siempre lo primero son las personas".
'Poevida' vio la luz el 28 de marzo de 1980 en el legendario Café Tortoni de Buenos Aires. Agens, editora a su vez de la revista 'Territorio Invisible', que dirigía Jorge Altamirano, fue la encargada de su edición.
"Era un libro esperado en el ambiente de las revistas y tuvo buena aceptación".
Música y poesía
"Música es
una mariposa
revoloteando
entre las flores"
"Poesía es
un eclipse
de asombros"
El 20 de junio de 1980, lo recuerda como si fuera hoy mismo, emprendió rumbo a España. "Llegué a un Madrid hospitalario, pero con problemas socio-laborales. Empecé a escuchar música en la radio para ponerme al día. La movida la cogí ya en marcha. No la conocí con más detalle hasta pasado un tiempo. Fue un aluvión de música fresca y salto generacional creativo, no solo musical. Creó tendencia en una sociedad en proceso de cambios. Alaska, La Mondragón Antonio Vega, Almodóvar, entre otros famosos harían del Rock/Ola y Malasaña un lugar de reunión", señala este creador argentino-berciano, para quien existe una estrecha relación entre la música y la poesía, sus ámbitos de creación. "Música y la poesía se retroalimentan", manifiesta Carlos, quien, cuando compone, primero crea la melodía a la que posteriormente inserta la letra.
En todo caso, no resulta fácil, en su opinión, porque se debe tener claro el mensaje que se quiere dar y acoplarlo a la música buscando un equilibrio.
"Llegué a un Madrid hospitalario, pero con problemas socio-laborales... Fue un aluvión de música fresca y salto generacional creativo, no solo musical. Creó tendencia en una sociedad en proceso de cambios"
La poesía en sí misma viste su propio traje, y responde a la satisfacción personal de decir lo que uno desea en todos sus términos y proyecciones.
"Cuando uno escribe está creando palabras, lo que los sentimientos dictan. Es decir, que sacamos a la luz cosas que atesoramos y que sólo nosotros conocemos. Cuando las letras van dibujando sobre el papel el entramado de escenas que dan forma al poema nos llegamos a sorprender porque nos redescubrimos. Personalmente, el hecho de escribir me permite contar todo lo que siento, cada vez que la gente, en su afán de vivir, me cuenta sin saberlo. También va por mí", precisa este artista, que procura tener su propio estilo, aunque confiesa que suele mostrar cierto aire latino en su escritura, quizá por la influencia de Mario Benedetti.
Asimismo, reconoce que la literatura leonesa es muy interesante y rica. "Más allá de figuras consagradas, léase Ramón Carnicer, los Panero, Antonio González Guerrero, Josefina Aldecoa, Antonio Pereira y el mismo Mestre -entre otros-, existen un montón de nuevos escritores que aún anónimos para el gran público van recorriendo el camino creativo cargado de novedades y estilos".
Y entre estos escritores emergentes, que le han llegado de modo especial, destaca a Epigmenio Rodríguez y su novela 'El sol entre los rascacielos', Abel Aparicio, el poeta de San Román de la Vega, que le llega por su crudeza y sinceridad, "duro en su verso, con un vocabulario que se deja entender, tocando la realidad en cada lectura apasionada y contundente", y por supuesto evoca a su admirada María José Montero Núñez y su forma clara de retratar realidades.
"Emilio Vega, Amparo Carballo o el mismo Carlos Huerta se acercan al prototipo de escritor-poeta que te deja un mensaje", añade Carlos, que muestra un cariño especial por la obra de otro leonés, el escritor Julio Llamazares, con quien se identifica en sus distintos registros literarios: "a saber, la poesía de 'La lentitud de los bueyes', como articulista en 'Nadie Escucha'. Sus novelas son asimismo un puñetazo sobre la mesa; 'La lluvia amarilla' es de lo mejor que he leído, aunque 'Luna de Lobos' y 'El río del olvido' no desmerecen en absoluto".
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