Todas las ciudades, sobre todo las de cierta extension y habitantes, suelen tener su barrio o barrios, digamos underground, y Vancouver tambien cuenta con esto, aunque a primera vista ofrezca un rostro pulcro y de buen vivir.
Ayer, sin ir mas lejos, me paseee, luego de ver una peli de infarto en la Science World, por la Pacific Central Station, y ahi comenzo el faunerio. A menudo las estaciones de trenes y autobuses suelen convocar a los desarrapados, y en esta ciudad canadiense ocurre lo mismo que en otras ciudades. Desde la Pacific Central Station, desde donde parten trenes y buses para varios sitios de Canada, incluso para Seattle, tome la Main Street en direccion a Chinatown.
Se me hace como un Harlem relativamente tranquilo, aunque se respira la decadencia, hoteles en muy mal estado, algunos cerrados, y se tiene la impresion de estar en un lugar poco seguro, entre gente de aquella manera. Pero lo peor es cuando uno llega a la esquina con Hastings Street. Territorio comanche. Aqui se concentran putas, yonkis, tarados, etc, que por fortuna no parecen peligrosos, aunque nunca se sabe. Senti como cierta inseguridad. Lo confieso. Y preferi caminar a la orilla de la calle, no por la acera, donde estan estos gichos, para evitarlos, no vaya a ser el demonio que tuerza la cola.
La verdad es que no sabia que existia esto en Vancouver, ingenuo que es uno. Pero de todo hay en la "vigna" de nuestro "Segnor". Hastings Street hasta llegar al cruce con Cambie Street esta llena de buscadores de vida/muerte.
El limite con el buen vivir, por decirlo de un modo fino y/o ironico, lo marca el cafe New Amsterdam, que es como un coffee shop a la holandesa, donde uno puede impregnarse Cannabis, y embriagarse con la "pot culture". Marc Emery, bien conocido entre la poblacion canadiense, incluso gringa, es el patron de este local. Conocido como The Prince of Pot, el segnor Emery edita ademas un magazine "Cannabis culture". Tal vez por esto Vancouver tiene fama en Canada de ser una ciudad con espiritu abierto y aires liberales, donde gustan morar los homo o gays, los ecolos, incluso los de tendencia comunista, o mejor dicho comunitaria y hippilionda.
Al final, resulta que Vancouver es como una Amsterdam o New Amsterdam en medio de un Oeste salvaje, donde los osos campan a sus anchas, y los animalitos conviven por lo general con los humanos en un ambiente distendido y agradable. Continuara.
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