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jueves, 18 de mayo de 2023

AveLuz, de Carmen Pinillas

Os dejo el epílogo que hice para el poemario AveLuz de la poeta  Carmen Pinillas, a quien tuve la ocasión de entrevistar para la sección de La fragua literaria leonesa en ileon hace tiempo: https://ileon.eldiario.es/cultura/carmen-g-pinillas-sirve-poesia-conocerme-dia_1_9490126.html

Espero, amiga Carmen, que haya sido de tu agrado, deseándote lo mejor, que el libro tenga mucho éxito y tú lo disfrutes. 

Me alegra compartir contigo -también con el flamante prologuista y artífice del Ágora de Poesía Ramiro Pinto- memoria emocional.

La poesía, que, como sabes, brota de los manantiales de la vida es cada día más necesaria en un mundo convulso, desequilibrado. 

El Meruelo, y tantos otros ríos, seguirán fluyendo por nuestras venas. 

“Y me marché/ tejiendo entre mis labios/ bella sonrisa”, escribe a modo de epitafio Carmen G. Pinillas en este poemario titulado Ave Luz

La sonrisa como un tesoro, un modo de ser y estar en el mundo, este mundo revuelto donde la poesía es más necesaria que nunca, porque nos ayuda a entender más y mejor quiénes somos y dónde estamos.

La propia Carmen G. Pinillas nos recuerda que la poesía le sirve para conocerse un poco más cada día, para conocerse no sólo ella sino para conocer a los demás seres humanos.  

A través de la poesía –precisa la poeta- podemos crecer como personas. Y además nos permite expresar nuestras emociones, confrontarnos con nuestros miedos. A sentirnos vivos, en definitiva. Por eso Carmen afronta la vida con una sonrisa y la luz que alumbra los caminos.

Hemos de estar preparados para que el viaje de la vida nos sorprenda, sabiendo que “cada amanecer es un nuevo guiño/ a nuestra existencia” y “el hilo que separa/ la vida de la muerte es invisible… la vida es un soñar despierto,/ porque la muerte es un soñar dormido”, según ella, cuyos versos recuerdan a Calderón.

La vida es asimismo un río que va a dar a la mar, como poetizó Jorge Manrique en las Coplas por la muerte de su padre. “¡Ah, la vida, sus pequeños pasos,/ urdidos poco a poco,/ para desembocar en ella, la muerte!”, escribe la creadora de Huellas del alma, que en este poemario nos sumerge en las aguas de algunos de sus amados ríos leoneses como el Bernesga, el Torío, el Sil o el Meruelo.

A través de su palabra poética podemos zambullirnos en estos ríos mientras ella se baña en su fluir vital “ante un inmenso cielo azul” y bajo una “luz espejo”. En este sentido, “el amor es ola,/ es mar,/ navegando a su antojo; incluso es “huella con sabor a sal”, advierte esta poeta enamorada del sabor de la ternura en su Ave Luz, cuya respiración también es vida en esta última parte del libro hilvanada con versos de haiku: “Toco la tierra/ latiendo entre mis manos/ denudada soy” o bien estos otros: “Olor a verso/ a lavanda, azahar/ en el Ágora”

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