
Primer plano de la mitad de un
rostro (recuerda a Persona de Bergman). Primerísimo plano de los labios
(sobre el que aparece sobreimpresionado el nombre de Stewart). Primerísimo plano de los ojos sobre
el que aparece sobreimpresionado el nombre de Kim Novak). Primerísimo plano de un gran
ojo sobre el que aparece el nombre de Hitchcock. Del negro se pasa al rojo. Se dilata la pupila y vemos
sobreimpresionada la palabra Vértigo en mitad del ojo. Comienza un baile espiralítico como
brotado del ojo. La espiral inunda toda la pantalla. Y vemos los nombres del
resto de intérpretes. La espiral se convierte en un
ramillete, acaso de flores, que no para de girar en el espacio. Continúa la
espiral dando vueltas como en un universo en expansión, a la vez que se
sobreimpresiona el nombre de Herrman, autor de la banda sonora. Volvemos a un primerísimo plano
de un ojo rojo sobre el que aparece el nombre de Hitchcock en
el centro del mismo. Comienza el espectáculo. Una barra metálica atraviesa la pantalla horizontalmente. Fondo borroso. Vemos
unas manos agarradas a la barra. El fondo se aclara y la cámara
retrocede (Plano conjunto). Entonces se nos aparece un tipo vestido de
blanco que huye en la noche, mientras es perseguido por un policía y por
otro hombre (Scottie). Plano general nocturno de la ciudad
de San Francisco, a la altura de los tejados. El mar al fondo y luces rojas y
verdes salpicando el encuadre, que son los colores simbólicos en la peli.
Panorámica. Plano de conjunto. Raccord en movimiento. Plano cercano del huido
trepando por el tejado. Plano cercano del poli persiguiendo
al tipo de blanco.
Plano cercano de Scottie intentando
subirse al tejado sin lograrlo, agarrado a un canalón del edificio. Primer plano de Scottie, desde
debajo del tejado. Plano medio del poli. Plano
subjetivo de Scottie.
Violento picado hacia el vacío,
el abismo, bajo sus pies. Zoom hacia delante y travelling hacia atrás
simultáneos. Efecto logrado, dándonos la sensación de vértigo. Plano cercano del poli intentando
salvar a Scottie... Vértigo asegurado...
https://www.youtube.com/watch?v=vEWZtfa8Ffk
De entre los muertos
Vértigo o De entre los muertos (1958),
como también se conoce esta peli de Hitch, parte de una novela, De
entre los muertos, cuyos autores, los franceses Boileau y
Narcejac, habían escrito otra novela, llevada al cine por Clouzot bajo el
título de Las diabólicas.
Visto el éxito de esta
última peli, la Paramount se apresuró a comprar los derechos de De
entre los muertos para que el genio del cine la adaptara a la gran
pantalla. Y consiguió hacer una obra maestra, porque el director de Con
la muerte en los talones se rodea de los mejores, tanto en el plano
artístico como en el técnico, y es que el cine -no lo olvidemos- es un
verdadero trabajo en equipo, si bien a Hitchcock le gustaba tener todo bajo
control, que no se le escapara nada.
En Vértigo o De entre
los muertos (ambos títulos acertados y acordes a lo que se relata) el
maestro de la intriga cuenta con su actor fetiche, el extraordinario James
Stewart (Scottie), en su papel de detective que sufre de vértigo, a resultas de
un accidente, mientras perseguía a un ladrón por las azoteas de la ciudad de
San Francisco, y la sublime y carnal Kim Novak en su doble
papel (la mejor Madeleine y Judy imaginable, aunque no convenciera del
todo el riguroso Hitch), colosales ambos en sus interpretaciones.
Por otro lado, está la
maternal Migde, que interpreta Barbara Bel Geddes, una actriz conocida en
España por su papel en la serie de Dallas, y el breve pero intenso
papel de Elster, interpretado por el actor Tom Helmore. Esto en lo referente al
elenco actoral, pero conviene reseñar, asimismo, la labor de Bernard
Herrmann, que compuso una de las bandas sonoras más sobrecogedoras de la
historia del cine.
Banda sonora
Herrmann, que ya había
trabajado con Hitch en Pero, ¿quién mató a Harry? y
en El hombre que sabía demasiado, se inspiró en obras de
Mozart y en Tristán e Isolda, de Wagner, para
componer la música de Vértigo, y le salió redonda.
Respecto a Tristán
e Isolda, cabe señalar que esta ópera alemana mantiene muchas
correspondencias con la peli, no sólo musicales sino también
dramáticas.
En este caso,
la música de Herrmann funciona como un elemento expresivo que refuerza las
situaciones, y añade fuerza dramática y significado a las imágenes.
Impacta sobre todo la
música de los créditos del inicio (con gran poder metafórico), debidos éstos
últimos al diseñador gráfico Bass, y por los que obtuvo la Concha de Plata en
el Festival de San Sebastián en 1958.
Bass es también el
responsable de los títulos de Con la muerte en los talones y Psicosis.
Dicho sea de paso,
conviene recordar que Vértigo se entrenó mundialmente en el
Festival Internacional de Cine de San Sebastián en 1958.
Ya desde el arranque
de Vértigo vemos cómo se acerca la cámara hacia el interior
del ojo derecho de una mujer (un comienzo digno de Buñuel en Un perro
andaluz).
El ojo como motivo
iconográfico y constante en el cine de Hitch. El voyeurismo en todo su
esplendor. Y cómo de este ojo emerge una espiral, que funciona como
símbolo y da estructura narrativa al relato fílmico, pues hay una similitud
entre la secuencia inicial y la final.
Cabría decir incluso que
en Vértigo existe un relato lineal (policíaco) y un
relato circular, desarrollado en círculos concéntricos (melodrama).
El punto de llegada es,
por tanto, análogo al punto de partida, aunque no es idéntico.
Como al principio
-colgado del canalón de un edificio-, la vida de Scottie
(Stewart) queda suspendida en el vacío, enfrentado al
abismo, dejando a la imaginación del espectador la suerte de este
desdichado detective.
La espiral, que estructura la peli (al menos lo melodramático) tiene
sus equivalentes formales en los ramilletes de Carlotta Valdés y de
Madeleine, en el moño de ambas y aun en la escalera de caracol que
sube en espiral hacia la torre del campanario, donde la muerte está al
acecho.
Este ojo es,
asimismo, el de Norman Bates mirando por la mirilla de la habitación
contigua en Psicosis, o el de Stewart fisgando, a través del
teleobjetivo de su cámara, al vecindario de enfrente en La ventana
indiscreta.
El voyeurismo en Vértigo se
nos muestra, siempre desde el punto de vista del detective interpretado por
Stewart -y sin que medie ningún diálogo-, cuando sigue a la misteriosa
Madeleine, mientras la observa desde lejos.
Resulta portentoso el
modo de narrar de Hitch sólo a través de las imágenes (como vivimos también
en la parte rodada en el Royal Albert Hall, en la versión en color
de El hombre que sabía demasiado).
Durante más de un cuarto de hora, los espectadores, siempre a través de
la mirada de Stewart, podemos observar cada movimiento de
la enigmática Madeleine. La descubrimos en un primer momento en el restaurante
Ernie's y la seguimos después por diversas localizaciones de San
Francisco.
Asistimos, pues, como
espectadores privilegiados a una serie de imágenes inolvidables, cuya
fuerza visual y expresiva nos atrapan y emocionan: el perfil de Madeleine
cuando se detiene ante Scottie en el restaurante Ernie's, con el color rojo de
la moqueta de la pared (símbolo de la pasión amorosa de Scottie).
O, ya durante la segunda
parte de la peli (Vértigo está estructurada en dos partes), la
figura fantasmal de Judy en contraluz, ante la ventana de su habitación de
hotel, a la que vemos iluminada tan sólo por el neón verde de un cartel
luminoso.
Escenas debidas a la
labor que realiza el director de foto de Vértigo, Robert Burks
(quien también había colaborado con Hitch en anteriores pelis, como Extraños
en un tren).
Burks logra así recrear atmósferas fantasmagóricas, imágenes como salidas
de entre los muertos, como las ya mencionadas, o cuando vemos, a través del ojo
de Stewart, a Madeleine en el cementerio, envuelta en una bruma de
misterio (lograda con filtros de niebla), y aun cuando la vemos en Fort
Point, bajo el Golden Gate, a punto de lanzarse al agua, como si estuviéramos
asistiendo a una recreación del suicidio de Ofelia.
Merece la pena reseñar
incluso el trabajo que hizo Edith Head (conocida por sus pelis Eva al
desnudo o Vacaciones en Roma) como diseñadora
de vestuario, vistiendo a la Novak de un modo impactante, así como los
responsables de la dirección artística y del sonido, que fueron premiados con
sendos premios Óscar.
La muerte
El gran tema de Vértigo (al
igual que en Rebeca, Psicosis o Los Pájaros) es la muerte.
Scottie intenta, como
sea, revivir a Madeleine. Si bien Hitchcock no escribía los guiones de sus
películas, es evidente que controlaba todos y cada uno de los procesos de
elaboración de sus obras.
La muerte aparece a
través de la constante alusión al pasado: a través de las localizaciones
elegidas de la ciudad de San Francisco y de sus alrededores, en Las Puertas del
Pasado, del Parque del Golden Gate, y de manera implícita en la Misión Dolores
y su cementerio, Misión de San Juan Bautista y el Big Basin Redwoods State
National Park, ejemplos del colonialismo español de San Francisco, que también
murió y renació literalmente de entre las cenizas.
Tras la apariencia de un thriller policíaco -excusa
cuasi-perfecta para desarrollar una historia de amor loco-, Hitch nos
cuenta cómo un hombre desesperado intenta recuperar a su amada muerta.
En el fondo, esta peli
nos hace reflexionar sobre la impotencia humana ante la irreversibilidad de la
muerte -presente a lo largo de toda la peli-, y que encuentra una de sus
manifestaciones más claras en la bella escena del bosque de las sequoias,
en la cual Madeleine anticipa su funesto destino al afirmar que la longevidad
de estos árboles le recuerda que tiene que morir. Este pasaje representa, por
lo demás, el auténtico espíritu de tragedia romántica que impregna esta
película.
En la escena siguiente,
en la que Scottie y Madeleine se besan por primera vez ante un mar embravecido,
vuelve a anticiparse la muerte de la mujer, al narrar ésta su extraño y tétrico
sueño, que nos remite y anuncia a su vez la inquietante pesadilla de
Scottie tras la muerte de su amada.
La obsesión de Scottie
por Madeleine, que ya está muerta, le lleva a intentar resucitar su imagen a
través del cuerpo de Judy, haciéndole vestir sus ropas y peinándola como a
ella. Y la culminación de su esfuerzo (y su éxtasis) se produce cuando
logra transformar a Judy en Madeleine (cuando la vemos salir del baño
envuelta en un fantasmal halo verde como si en verdad resucitara de entre los
muertos). En ese momento, Scottie desea besar a Judy/Madeleine en su
afán, digamos, necrófilo (pues en el fondo está besando a una muerta,
resucitada, claro está). Inolvidable el largo beso giratorio que se dan Scottie
y Judy/Madeleine, uno de los más eróticos de la historia del cine.
Eros y Tánatos fundidos
en un beso eterno.
Estructura
Vértigo, al igual que Psicosis, está estructurada en dos
partes claramente diferenciadas, y en ambas la protagonista femenina muere
violentamente a medio-metraje, lo que rompe los esquemas habituales del cine
convencional.
Es como si de
repente los espectadores sufriéramos una decepción y enfado porque
todas nuestras expectativas son aniquiladas de un plumazo con la muerte de
Madeleine (en Vértigo) y de Marion (en Psicosis), lo
que nos obliga a comenzar de nuevo, desde cero, a mitad de peli.
Este inesperado revés
dramático nos produce sorpresa y decepción a partes iguales. Y en el caso
de Vértigo, el director no se cansa de sorprendernos y
atizarnos con la confesión en off de Judy, que acompaña además de un flashback visual,
el cual nos aporta, como espectadores, aún más información,
dejándonos boquiabiertos.
A partir de ese momento,
el suspense se centrará en intentar adivinar cómo descubrirá Scottie la verdad,
y cómo reaccionará ante la misma.
Todas estas piruetas cinematográficas, realizadas por Hitch, no se encajaron
bien, ni por parte de la crítica ni de los espectadores de la época, poco
o nada habituados a un cine tan psicológico. Y sobre todo más
receptivos sobre todo a historias de misterios por resolver o relatos de
crímenes perfectos resueltos, eso sí, al final de la película y no al
medio-metraje.
No obstante, los
críticos franceses de la Nouvelle Vague francesa, Truffaut y
Godard, lograron que Hitch acabara siendo reconocido como un genio del
cine.
Y Vértigo como
una de sus grandes obras.
*Recomiendo la lectura
del ensayo de Trías, Vértigo y pasión.