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sábado, 12 de diciembre de 2015

Me fui, como quien se desangra

16/04/2007 
http://www.diariodeleon.es/noticias/bierzo/fui-quien-desangra_317244.html 

 ME FUI, como quien se desangra es el antológico final de «Don Segundo Sombra», novela gauchesca y viaje iniciático cuyo autor es Ricardo Güiraldes, y que Raúl Guerra Garrido, reciente convidado de honor del Instituto de Estudios Bercianos, rescata en «El otoño siempre hiere», novela que, según el autor, fue un ejercicio de concentración para afrontar la vejez, y la muerte que algún día llegará, lo que resulta estremecedor.
Guerra Garrido, además de un escritor comprometido con la realidad, tiene nombre de escritor, como nos dijera Miguel Varela en el homenaje que se le rindió en Ponferrada. Es un escritor al que le gusta escribir desde las entrañas, y eso se nota en la lectura de sus libros, entre los que destacaría «El año del wólfram» y «Viaje a una provincia interior. El Bierzo», tal vez porque uno se reconoce en estas novelas, ambientadas en nuestra comarca. El Bierzo como Oeste o western, y espacio estratégico donde coinciden importantes reservas minerales de hierro con abundantes reservas energéticas, además del carbón, la electricidad, según nos cuenta en «Cuaderno secreto», que resulta muy entretenido e ingenioso, sobre todo ese capítulo dedicado al carácter berciano, cuya esencia es dual, dionisíaca y apolínea, y ese cara o cruz de las chapas como juego por antonomasia, que a uno le produce vértigo.
«Creo que un berciano no dudaría en jugarse el alma a las chapas, la mujer y la hacienda». Y añade: «El berciano agrede a la suerte, pero se conforma con lo que el azar le depara». Por eso el Bierzo es hoy lo que es. El verdadero escritor debería escribir con la tinta de su sangre, como quisiera el gran Ramón Gómez de la Serna. Con el «hilo de la sangre», como escribe el propio Guerra Garrido en «Cuaderno secreto», donde nos cuenta, entre otros asuntos, cómo unas llamas, las llamas como blasfemias de fuego, acabaron en el 2001 con su farmacia en San Sebastián, además de que unos jóvenes de cerebro rapado y Rh negativo «ceprinaron» a dos amigos suyos, veteranos luchadores por la libertad. «Abomino a los sicarios y a sus cómplices. Pero más me repugnan los ciudadanos de la mayoría silenciosa», escribe. La Historia camina a hostias, a puro grito de sangre. Es la herida del tiempo, el tiempo desangrado.


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