Mestre, el Príncipe Bendecido, el Grande, el maestro, el poeta del Bierzo, el villafranquino universal es, desde ayer, Hijo Predilecto de nuestra comarca. Título, honor que bien se merece este sublime trovador, profeta y poeta en su tierra y en todo el universo.
Con un discurso coherente y conmovedor hasta hacernos saltar las lágrimas, Juan Carlos, nuestro paisano y amigo, nos elevó, una vez más, por encima de nuestras miserias, acercándonos a nuestros antepasados, aquellos que inventaron la Vía Láctea y dieron a la intemperie el nombre de necesidad, aquellos que nos han legado su voz, su voz poética, como Gil y Carrasco, Gilberto Ursinos, Ramón Carnicer, Toñín Guerrero, Antonio Pereira..., a los inocentes, desamparados, a los santos inocentes, a los mineros, carpinteros, campesinos, herreros, panaderos, a los que duermen sobre la sangre helada de los martillos... queridos compañeros, a todos cuantos han forjado y conformado, con su sangre, sudor y lágrimas, nuestra historia, nuestra identidad, a todos aquellos que el poder silencia y aparca en las cunetas, a esos que tienen una voz verdadera y una presencia real, una voz bajo la forma de herida, voces puras cuyo país es su alma, porque la suya es cercana, familiar, certera, auténtica, generosa... y nos invita a ser algo más espirituales.
Con un discurso coherente y conmovedor hasta hacernos saltar las lágrimas, Juan Carlos, nuestro paisano y amigo, nos elevó, una vez más, por encima de nuestras miserias, acercándonos a nuestros antepasados, aquellos que inventaron la Vía Láctea y dieron a la intemperie el nombre de necesidad, aquellos que nos han legado su voz, su voz poética, como Gil y Carrasco, Gilberto Ursinos, Ramón Carnicer, Toñín Guerrero, Antonio Pereira..., a los inocentes, desamparados, a los santos inocentes, a los mineros, carpinteros, campesinos, herreros, panaderos, a los que duermen sobre la sangre helada de los martillos... queridos compañeros, a todos cuantos han forjado y conformado, con su sangre, sudor y lágrimas, nuestra historia, nuestra identidad, a todos aquellos que el poder silencia y aparca en las cunetas, a esos que tienen una voz verdadera y una presencia real, una voz bajo la forma de herida, voces puras cuyo país es su alma, porque la suya es cercana, familiar, certera, auténtica, generosa... y nos invita a ser algo más espirituales.
Gracias, querido Juan Carlos, por hacernos vibrar al ritmo melodioso de tu prosa poética, de tu excelsa poesía, esa la que borda la ternura sobre los valles del Bierzo, país de la ribera donde balan las corzas, la que nos habla directamente a las entrañas sobre las cosas pequeñas que se pueden envolver con cuidado en un pañuelo, sobre la dignidad humana, la dignidad que silba desde el cielo, porque las estrellas son para quien las trabaja, bajo algún cerezo de la melancolía, sobre las aldeas y la alta obsidiana de los montes, sobre lo bueno/bello. Salud y libertad, entrañable Mestre.
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