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miércoles, 30 de julio de 2025

Sicilia nel cuore

 Cada uno está solo sobre el corazón de la tierra/ traspasado por un rayo de sol:/ y de pronto anochece.

    (Salvatore Quasimodo, Poeta y periodista siciliano, Premio Nobel)



En algún lugar he llegado a leer que España y Sicilia son el reflejo de un sentimiento común. Y hasta me atrevería a decir que el Bierzo -mi matria/patria-, y Sicilia están emparentadas en la hospitalidad de sus gentes, porque en esta isla, la de mayor tamaño y la más poblada del Mediterráneo, con mucha historia y un patrimonio cultural extraordinario, he tenido experiencias magníficas. 
Sicilia es una fusión de culturas y civilizaciones, que han ido dejando, a lo largo de los siglos, griegos, romanos, normandos, árabes, bizantinos, o españoles con la Corona de Aragón y Carlos III. Cabe recordar que Sicilia formó parte, durante siglos, de la Corona de Aragón y luego de la monarquía.  

El Etna

Me quedo sobre todo con mi primer viaje a Sicilia en 1993, cuando era aún joven y con toda la ilusión del mundo (los descubrimientos siempre marcan). Los oriundos me acogieron con todo el cariño. 

Ya en el segundo viaje, año de 2017, no fue exactamente igual que el primero, aunque también sentí el calor afectuoso de sus habitantes. 

https://cuenya.blogspot.com/2017/04/sicilia.html

Y en este reciente viaje de 2025 la experiencia ha sido diferente, porque cada viaje es único e irrepetible, sin embargo, también he notado el calor, nunca mejor dicho, el calor ambiental y también afectivo de sus gentes, ya desde el primer día en Catania (la segunda ciudad más grande de Sicilia, después de Palermo), donde volé (aeropuerto de Fontanarossa), pues el alojamiento, a una media hora caminando hasta el centro histórico de la ciudad, se reveló como toda una aventura, que quizá cuente en el próximo capítulo. Sólo adelantar que los lugareños del barrio se desvivieron por ayudar a este viajero para abrir la puerta del alojamiento (no funcionaba el código, sobre todo il cancello, la almohadilla o hashtag: #), porque, después de la pandemia, se ha impuesto el sistema de que te asignen un código para que uno se defienda, habida cuenta de que no suele haber, ni siquiera en determinados hoteles (sobre todo pasadas las ocho de la tarde) nadie en recepción. Hay que andar más despierto que nunca si no quieres verte durmiendo al sereno aunque hayas hecho la reserva de hospedaje. 

En una cafetería de Corleone

Después de la pandemia el sistema se ha revirado y nos ha metido de lleno en un juego que se me antoja a todas luces perverso, una yincana, como dice una buena amiga viajera. Pero esto daría para mucha tela que cortar. En todo caso, creo que en los viajes se aprende mucho, sobre todo si uno viaja con todos los sentidos en marcha, sin ampararse en ningún grupo ni ningún guía. También creo que de este modo, viajando por libre, el aprendizaje se da sí o sí, porque te espabilas o te espabilan a toda madre, y porque has de confrontarte con tu propia realidad y aun con las realidades/sub-realidades que te vas encontrando en el camino, haciendo camino al andar por las veredas de nuestro Señor, también de nuestra Señora.

Taormina


Por eso viajar es tan importante, aunque cada vez resulte más complicado, porque todo se complica, y todo el mundo quiere viajar a los mismos sitios y en la misma época. Nos hemos vuelto algo majaretas, todos queremos lo mismo. Parecemos o somos rebaño, la moral del rebaño, de la que nos hablara el filósofo Nietzsche, esa según la cual tendemos a seguir las acciones y opiniones de la multitud, influenciados por lo emocional, a la vez que renunciamos a juicios críticos, perdiendo así nuestro potencial creativo. 

Cefalú

Sicilia, con aromas a limón y pistacho verde, ofrece, como ya adelantara, un patrimonio maravilloso, tanto natural como cultural, de ciudades barrocas, templos y restos arqueológicos de origen griego y romano, castillos e iglesias medievales, playas bañadas por aguas cristalinas, o pueblos como Corleone, de donde partieron hacia Nueva York los emigrantes que se convirtieron en los capos más legendarios de la mafia. Ahí está la mítica película El padrino, de Coppola, en sus tres partes gloriosas, a cada cual más interesante, aunque si tuviera que decantarme por una, elegiría la segunda, sobre la que he hecho una reseña en este mismo blog: 

https://cuenya.blogspot.com/2025/03/el-padrino-ii-de-coppola.html

Pintoresca Sicilia

Adelanto que en este reciente viaje a la isla siciliana tuve la ocasión de volver a visitar Catania, Siracusa, Palermo y Taormina. Y además me acerqué a Corleone y a Cefalú. De las que también espero dar cuenta en próximas entradas. 

La intención era volver a Agrigento (donde naciera el Nobel Pirandello), sobre todo al valle de los templos, y visitar Ragusa, incluso Messina (por donde sí pasé de camino a Taormina). Pero el tiempo se echó encima. Con lo cual eso de que la isla puede visitarse en una semana, como ofrecen en algunas agencias, es una tontería, como tantas otras.

Palermo, Piazza Pretoria


Ni siquiera podría visitarse en un mes, porque son muchos los pueblos que merecerían ser visitados, como Savoca, donde se rodaron algunas escenas de la primera parte de El Padrino; Noto, Módica, Erice, o la villa romana del Casale, como me sugiere Azu (quien fuera una excelente alumna de los cursos de escritura que imparto en León), entre otros. 

Un viaje por Sicilia, como bien sabemos, podría durar toda la vida. Por eso, sabemos asimismo que una vida, por larga que sea, no da para mucho. Por tanto, hemos de conformarnos. Qué remedio. Es tanta la belleza que hay en el mundo que me estalla la cabeza sólo de pensar en ello. Y a la vez es tal el horror que existe en el mundo que uno se queda desconcertado. 

En el teatro de Taormina

En cualquier caso, "quien no ha visto Sicilia no ha visto el mundo", según reza una expresión popular. Como García Márquez con Macondo, Rulfo con Colama o Benet con Región, el escritor siciliano Leonardo Sciascia, autor entre otros de Sicilia en el corazón o El caso Aldo Moro, encontró en esta isla volcánica, con el Etna como símbolo (una Italia a pequeña escala), en concreto en su pueblo natal Recalmuto, el espacio literario desde el que entender el mundo. No en vano, en Sicilia, como en el Bierzo, en Galicia... y por supuesto en Hispanoamérica, la realidad se transforma en fantasía, como ocurre en el realismo mágico, en escenario cinematográfico, en un lugar literario, una isla donde "todo cambia para seguir igual", según Lampedusa, el autor de El gatopardo, que el genio Visconti adaptara al cine, una isla nel cuore con el regusto a ricota o requesón y almendra, sabores que me entusiasman.  

Próxima parada: Catania.

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