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viernes, 20 de junio de 2025

La revista La Curuja, originaria de Noceda del Bierzo

Como responsable de La Curuja, siento una gran satisfacción poder sacar adelante esta revista cultural que tuvo su origen en la población berciana de Noceda.

Esta publicación es posible gracias al Colectivo cultural La Iguiada, la inestimable ayuda de las personas asociadas y sus colaboradores, a quienes agradezco sus aportaciones. 


Acabamos de editar el número 33 de la segunda época, cuya portada corresponde al fotógrafo Jesús Madero, que es natural de Herencia (Castilla-La Mancha), aunque reside en Noceda del Bierzo desde hace años.

La autora nocedense Carmen Arias Vega, que vivió en su juventud en París, nos habla de La ronda de bodegas de Noceda, que tiene lugar, como cada año, en el mes de agosto, dentro de las fiestas que se celebran en esta localidad. “la ronda de bodegas en Noceda del Bierzo es todo un espectáculo, que se ha convertido ya en una tradición”, escribe ella.  

Por su parte, la escritora argentina afincada en el Bierzo Nidia Beltramo, que participó en el pasado Encuentro literario en Noceda del Bierzo y ha publicado recientemente Una familia ejemplar, nos obsequia con un relato titulado El mapa del tesoro donde se mezcla la realidad con la ficción en los recuerdos de la infancia. Una narración que fue premiada en el XXI Certamen de Relato Corto Casa de León en La Coruña 2020.

El autor nocedense Ricardo González López, que es presidente del Centro de Iniciativas Turísticas (CIT) de Noceda, dedica precisamente su colaboración a contarnos cuándo comenzó el CIT y qué actividades ha desarrollado a lo largo de estos años, que ya son más de cincuenta.  “El CIT de Noceda del Bierzo (Centro de Iniciativas Turísticas) es una asociación sin ánimo de lucro, creada el 20 de octubre de 1972. Sus fines son el desarrollo cultural, turístico y folklórico de Noceda, potenciando los recursos, bienes y servicios que amplíen la oferta turística local”, nos cuenta él mismo.

La autora de origen nocedense María Encina Rodríguez de Paz nos ofrece un primer capítulo sobre los orígenes de Noceda en el espacio y tiempo de los orígenes del universo cuyo título genérico es Fuentes de un paraíso: Noceda, espacio y tiempo. “Iremos a Noceda… La descubriremos en la fastuosidad del cosmos. En los inventarios de la galaxia y del sistema solar y en los primeros días de la Tierra. Hace más de 4.500 millones de años”, expone ella.

Y, para finalizar este recorrido por estas páginas, he tenido la ocasión, como coordinador de La Curuja, de realizarle una entrevista al artista internacional Cristóbal Gabarrón, habida cuenta de que Gabarrón ha visitado en diversas ocasiones el Bierzo, en concreto Noceda, de la mano del inolvidable europarlamentario Pepe Álvarez de Paz, a quien llegamos a dedicarle en vida un monográfico en La Curuja, y también a través del periodista con raíces en Noceda Miguel Ángel García Rodríguez, que ejerció como Corresponsal de Televisión Española en Berlín y en Lisboa.

Cristóbal Gabarrón, un artista internacional

 El Bierzo

Cristóbal Gabarrón: "Las sociedades menos desarrolladas han sido las más inspiradoras y conmovedoras"

Artista polifacético, pintor, escultor, muralista

01/06/2025
 Actualizado a 01/06/2025





Es un honor, un placer y un lujo para mí el poder hacer esta entrevista, señor Cristóbal Gabarrón, puesto que es usted un reconocido artista, con un lenguaje estético único, tanto en el ámbito nacional como en el internacional, desde Mula (Murcia) hasta Nueva York, con el respaldo de su Fundación, dirigida por sus hijos, entre ellos Juan Manuel, al que le agradezco todas las diligencias, y a quien conozco desde mi etapa en la antigua escuela de cine de Ponferrada (Universidad de León), porque llegamos a colaborar juntos en el proyecto de Festcine, que realizamos precisamente en Valladolid, ciudad que he visitado recientemente, donde cuenta con varias creaciones artísticas suyas, entre ellas Las puertas de Valladolid o El barrio del color. 

Es usted un artista polifacético:  pintor, escultor, muralista -además de autor del cartel del Bando de la Huerta 2025-, que ha expuesto en el Chelsea Art Museum, el IVAM, el Museo de Arte Moderno de Gdansk (Polonia), el Museo Nacional de Arte de China en Shanghai o el Museo de Arte Contemporáneo Español, entre otros. Asimismo, es una persona comprometida con la cultura y el pensamiento, con la población infantil y juvenil (a través de la creación de la Pinacoteca Infantil Reina Sofía), comprometido en definitiva con los grandes valores humanos, llegando a colaborar con organismos como el Comité Olímpico Internacional o las Naciones Unidas. También cuenta con un museo propio, gestionado por la Fundación Casa Pintada, constituida gracias a un acuerdo de colaboración entre el Ayuntamiento de Mula (de donde es originario) y la Fundación Cristóbal Gabarrón, que le permite difundir su obra y la creación artística contemporánea en general.  El porqué de esta entrevista, aparte de que acaba de cumplir ochenta años, lo cual se me antoja ya de por sí motivo de celebración, es porque ha tenido relación con mi tierra natal de Noceda del Bierzo a través de dos personas queridas por mí, me refiero al intelectual y político Pepe Álvarez de Paz y al gran periodista Miguel Ángel García Rodríguez, que hasta hace un tiempo ejerció como Corresponsal de Televisión Española en Berlín. 

El barrio del color (Valladolid). Foto: Diez-Zamorano
(Puedes seguir leyendo esta entrevista en este enlace de La Nueva Crónica): 

https://www.lanuevacronica.com/el-bierzo/cristobal-gabarron-sociedades-menos-desarrolladas-han-sido-mas-inspiradoras-conmovedoras_176334_102.html

jueves, 12 de junio de 2025

Huelva y Sevilla

 En la confluencia de los ríos Tinto y Odiel, en la Ría de Huelva y la conocida como costa de la luz, por las muchas horas de luz solar que tiene, se halla esta capital andaluza, que ha sido punto de encuentro de diferentes culturas: tartesos, fenicios y romanos. 

Muelle del Tinto

Se cuenta que Huelva, conocida como Onuba (de ahí proviene el gentilicio onubense) tanto en las fuentes griegas como en las latinas, es una de las ciudades más antiguas de Occidente y a buen seguro la más antigua de la Península Ibérica. También lo atestiguan unos ídolos de entre 4.500 y 5.000 años que se exhiben en el Museo de Huelva. Al parecer, en cualquier sitio que se cave, aparece un anillo tartésico o un muro romano. Por ejemplo, debajo de la tienda de ropa Sfera se hallaron los restos de una domus del siglo I. Qué curioso, lo efímero y lo milenario conviviendo en armonía.


Al parecer, también Huelva tiene el club de fútbol más antiguo de España, El Recreativo, después de que los ingleses lo llevaran a estas tierras. No en vano los ingleses dejaron un legado no sólo con el fútbol sino con el barrio obrero de Reina Victoria, de estilo inglés, claro, y también con el muelle del Tinto, construido por el ingeniero inglés George Barclay Bruce entre los años 1874 y 1876, donde en tiempos descargaban los trenes de la Río Tinto Company Limited procedentes de las minas del Riotinto.
En 2003 este muelle-embarcadero fue declarado Bien de Interés Cultural. Constituye el punto final del trazado del ferrocarril que desde las minas se transportaba el mineral hasta la ciudad. Se utilizó hasta los setenta del pasado siglo. A medio kilómetro del muelle del Tinto se encuentra la glorieta o el muelle de las canoas, que realizan el trayecto entre Huelva y Punta Umbría.
 
Muelle de las canoas

Sea como fuere, a uno le parece que Huelva es sobre todo una ciudad moderna, o nueva, aunque mi percepción, al menos en esta ocasión (quizá en otras tampoco) no se aproxime a la realidad, porque no le he dedicado mucho tiempo. Más bien poco.
Siento decir que de las capitales andaluzas, quizá sea esta la menos atrayente. Aunque para gustos, colores. Ya se sabe que sobre gustos, y aun otros sentidos, hay incluso diversos tratados de estética escritos. Pero no es este el momento ni el espacio para hacer tales reflexiones. O sí, quién sabe.
En todo caso, mi percepción acerca de Huelva no va más allá de un breve recorrido por la misma, bueno, por algunas partes de esta ciudad choquera, porque se dice que a los onubenses y onubensas les gusta el choco o sepia, además de las gambitas, incluso otras delicias del mar. Y a uno le encanta el salmorejo.


Las huellas de Colón

En esta ciudad también se le rinde tributo al gran almirante Colón, con una escultura de bronce portando una bandera de la Corona de Castilla en la mano izquierda y señalando con la mano derecha hacia el mar. Se halla en la plaza de las Monjas, en el centro histórico (donde se realizan espectáculos de todo tipo, incluidas las procesiones semanasantinas, y hay bares de tapas y restaurantes), frente a la avenida Martín Alonso Pinzón.

También existe la Casa Colón, construida entre 1881 y 1883, al final de la avenida Martín Alonso Pinzón, que primero fue hotel de lujo, que daba alojamiento a altos directivos de las distintas compañías que operaban en la cuenca minera, luego sede de empresa Explosivos Riotinto y en la actualidad destaca por su uso cultural como auditorio, centro de exposiciones y sede del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva.

El estilo de esta casa, con sus jardines de influencia francesa y también inglesa, recuerda a una construcción británica, aunque también colonial y modernista.
Al lado de esta Casa Colón puede verse el monumento a la Virgen del Rocío, realizado en bronce, donde la milagrería ha dejado su impronta. Un grupo escultórico en el que vemos a la Virgen en procesión llevada a hombros por diversas figuras de las que brotan fulgores religiosos.
Respecto a Colón, existe otro monumento situado a las afueras de la ciudad, en el paraje Punto del Sebo, la marisma a orillas del río Odiel. Representa la figura del navegante que mira hacia el Oeste el día que partió hacia las Américas.
De la ciudad de Huelva, Sevilla queda, como quien dice, a tiro de piedra. Y ahí que me encaminé.
Virgen del Rocío

Después del trote semanasantino por diversos lugares, como ya he señalado en este blog, habida cuenta de que me fallaba la pierna izquierda (por fortuna, gracias a un excelente fisio del Bierzo, tengo a día de hoy solucionado el tema en cuestión) llegué a Sevilla porque me apetecía sobre todo visitar el monumento dedicado a Antonio Machín, que me había quedado pendiente (siempre queda algo pendiente) en la anterior visita de la pasad Navidad, de la que también di cuenta en este blog:

Sevilla

La verdad es que no sabía que el genial cantante cubano de origen gallego por parte paterna Antonio Machín había tenido relación con la capital andaluza. Pero a través de una clase que impartí no hace mucho, donde salió a relucir este magnífico cofrade de Los Angelitos negros -a veces para eso sirven las clases-, me enteré de su contacto con Sevilla, y en este reciente viaje al sur de España, me apeteció darme un garbeo por Sevilla, que siempre luce espléndida, tanto en invierno como en primavera.
Me acerqué, incluso con mi "pata" izquierda tocada, bien tocada, porque a duras penas lograba moverme, a ver su escultura en bronce con sus icónicas maracas en la Plaza Carmen Benítez.
Machín


Me entusiasmó reencontrarme con el espíritu del cantante de El manisero o Dos gardenias en Sevilla, aunque ya no fui al cementerio de San Fernando donde está enterrado. Y, en cuanto al panteón de ilustres, donde yace el poeta Bécquer, entre otros, que también tenía pendiente de visitas, lo encontré cerrado, lástima.
A ver si recuperas el trote de trotamundos de trasmundo, me sugirió el intrépido escritor y periodista Valentín Carrera, el cual presentó en Ponferrada su libro Borges en el Bierzo, en el que aparezco incluido. Eso fue el día 23 de abril en la feria del libro de Ponferrada, justo después de mi llegada de un largo y pesado viaje de regreso al Bierzo.


miércoles, 11 de junio de 2025

Moguer, la matria chica de Juan Ramón Jiménez, y Palos de la Frontera, el muelle de las carabelas

 Te he dicho, Platero, que el alma de Moguer es el vino, ¿verdad? No; el alma de Moguer es el pan. Moguer es igual que un pan de trigo, blanco por dentro, como el migajón, y dorado en torno — ¡oh sol moreno!—, como la blanda corteza.

                (Juan Ramón Jiménez, Platero y yo)


Fascinado me quedé con Moguer (Huelva) y fascinado sigo con la matria chica del Premio Nobel Juan Ramón Jiménez (J.R.J.), un pueblo grande con una belleza amorosa, inspiradora, que procura sanas vibraciones en el visitante, como para quedarse en este lugar de casitas blanqueadas con cal o yeso (la blancura concentrada de lo andaluz) durante un tiempecito, más allá de una sencilla visita turística.
Hay lugares inspiradores, y éste se me antoja incluso balsámico. No se extraña uno de que el poeta se inspirara en esta "blanca maravilla, mundo mágico, inmenso, qué blanco todo", así recordaba J.R.J su pueblo natal, donde al parecer pasó los mejores años de su vida y donde también está enterrado.
Zenobia



Mañana espero visitar tu tumba, gran poeta.
"Mañana, en cuanto amanezca, iré a visitar tu tumba, papá", escribe Adelaida García Morales en esa novela extraordinaria que es El sur, cuya adaptación cinematográfica corresponde a Víctor Erice, que de momento nos ha legado una obra breve pero sustanciosa 
¡Cuánto infinito abarcado
desde esta piedra del mundo!
No estoy en el «desde aquí»,
sino en el «ya de lo último».
Qué breve es la vida de un ser humano, por más años que uno viva. Necesitaríamos al menos dos vidas... Ante la tumba del gran poeta J.R.J. y su musa Zenobia sentí que la vida es un suspiro. Y a la vez siento que cada día es un regalo. Por eso hemos de festejar cada instante... acaso de eternidad; La eternidad y un día, como el título de una magnífica película de Angelopoulos, que nos cuenta cómo un poeta griego, interpretado por el actor suizo Bruno Ganz (grande también en El cielo sobre Berlín, de Wenders), reflexiona acerca de sus últimos días de vida.

Contaba J.R.J., "el último místico de nuestra poesía", según Umbral, que el cementerio de Moguer fue siempre tónico para él, pero no le sería posible vivir todavía con su mujer en un nicho. Lo cierto, es que no nos apetece vivir (morir) el resto de nuestras vidas en un nicho, ni siquiera en un panteón lujoso. Curiosamente, uno de los paseos preferidos por Juan Ramón, siendo un adolescente en Moguer, era el cementerio, donde está enterrado junto a su mujer, aunque ambos fallecieran en el exilio, en Puerto Rico. Pero volvamos a la vida porque, como escribe Julio Llamazares al inicio de Escenas de cine mudo: "la pregunta no es si hay vida después de la muerte; la pregunta es si hay vida antes de la muerte". 
Platero


El espíritu de Platero y yo

Todo Moguer, hasta donde llegué a percibir, está impregnado por el espíritu del creador de esa delicia titulada Platero y yo.
Todo en Moguer recuerda a J.R.J: su casa natal, en la calle de la Ribera ("en esta casa grande... nací yo, Platero... Desde el mirador se ve el mar”), la casa donde creció, el cementerio donde está enterrado, las esculturas callejeras… 

Su vivienda natal es una casa andaluza de finales del XIX, con influencias neomudéjares, ubicada antes de encarar rumbo hacia el muelle del costero río Tinto, donde se botó la carabela La Niña, porque esta fue construida en los astilleros de Moguer.
Cabe recordar que esta carabela y la tercera parte de los marineros que acompañaron a Colón en su aventura hacia las Américas eran de Moguer, a lo que luego me referiré con más detalle.
Aparte de la casa natal de J.R.J., está la Casa-Museo Zenobia-Juan Ramón Jiménez del siglo ­XVIII, donde Juan Ramón vivió de los cinco a los veintiséis años. Esta casa-museo se inauguró en 1956, cuando el poeta recibió el Nobel. 
Asimismo, se halla su escultura en la plaza del Cabildo, o esculturas, porque también está la de su compañera del alma y su musa Zenobia Camprubí en la plaza del Marqués... Y la de Platero y la Darbón, el médico de Platero... Además de todos esos azulejos pegados en las fachadas de las casas de Moguer que reproducen frases suyas.

Delante de la estatua de Juan Ramón Jiménez en Moguer (Huelva), el gran poeta que convirtió su pueblo en inmortal a través de su poesía, a través de un sublime poema en prosa titulado Platero y yo. Pura ternura y belleza lírica, resplandeciente.

Iglesia de La Granada

Colón en Moguer

Si bien Moguer es la tierra natal del poeta Juan Ramón Jiménez, también lo es en cierto sentido de Colón, porque este extraordinario navegante visitó la villa onubense en varias ocasiones con el propósito de conseguir apoyos para su proyecto de viajar a las Indias, encontrando en la abadesa del monasterio de Santa Clara (de estilo gótico mudéjar), que era tía de Fernando, el Rey Católico, a una eficaz aliada que se convertiría en valedora de este gran marino ante la corte de Castilla.
 A finales del siglo XV se sabe que Moguer era, con las plazas del cabildo, del Marqués y de la iglesia, así como con los conventos de Santa Clara y San Francisco, un centro económico y comercial de primer orden. Y en el siglo XVIII fue reconstruida, sobre los restos de la antigua iglesia mudéjar del siglo XIV, la iglesia de Nuestra Señora de la Granada, declarada Conjunto histórico artístico del BIC de los Lugares Colombinos.

En su puerto sobre el Tinto, que contaba con muelle de carga, la actividad marinera era incesante. Y la pericia de los navegantes de la zona, curtidos en travesías por el Atlántico y el Mediterráneo, era bien conocida, con lo cual Cristóbal Colón encaminó sus pasos al estuario del Tinto, convencido de que en esta tierra se encontraban los marinos, los barcos y los conocimientos náuticos necesarios para hacer realidad su sueño de alcanzar las Indias por una nueva ruta hacia Occidente. Finalmente, los Reyes Católicos aprobaron el proyecto de Colón y fueron necesarias naves para la aventura, de modo que se le encomendaron tres carabelas que eran propiedad de moguereños.

Moguer acabó aportando la carabela “La Niña”, y hasta un tercio de la tripulación de la expedición descubridora, con el piloto mayor de la flota Pedro Alonso Niño a la cabeza. Apasionante historia.
Palos de la Frontera

Tenía ganas de estar en Palos de la Frontera, este cruce histórico de caminosY pude por fin disfrutar de este lugar, esta cuna del Descubrimiento de América (como afirma en su escudo).


En La Rábida, en el muelle de las carabelas, desde donde partió Colón a las Américas. Vaya proeza.

En realidad, cabe recordar que América ya estaba descubierta, porque existían culturas variopintas, lo único cierto es que América no era conocida en Europa. Y el intrépido Colón llegó con su tripulación, entre la que se encontraban los Pinzón, Vicente Yáñez y Alonso Pinzón, que eran al parecer unos fenómenos marinos, sobre todo Alonso Pinzón, que es toda una institución en Palos.

En todo caso, sea como fuere, en Palos de la Frontera se gestó y se preparó el primer viaje de Cristóbal Colón hacia las Indias.
Zarparon del puerto de Palos el 3 de agosto de 1492 y llegaron el 12 de octubre de ese año a una isla del actual continente americano, que por entonces era desconocido en nuestro mundo, lo que fue toda una hazaña. Por tanto, Palos de la Frontera forma parte del itinerario histórico artístico conocido como los Lugares colombinos. Se pretende que estos lugares pasen a ser Patrimonio de la Humanidad. Sólo por esto Palos de La Frontera ya se merece una visita. Además, en La Rábida, en la otra orilla del Tinto, a unos tres kilómetros de Palos, se halla el muelle de Las tres Carabelas, donde se exhiben tres réplicas de la famosa nao Santa María y de las carabelas La Pinta (así se llama el hotel en que me alojé) y La Niña, que se emplearon para tan extraordinaria singladura.

En la colina, que existe al lado del muelle de las carabelas, se encuentra el monasterio franciscano de La Rábida, donde Colón fraguó su viaje a América.
En los jardines del exterior del monasterio puede visitarse una escultura dedicada al almirante Cristóbal Colón, que fue inaugurada con motivo de la celebración del 500 aniversario de su fallecimiento. Y cerca de esta escultura se halla el Monumento a los Descubridores, obra que se levantó para la celebración del IV Centenario del Descubrimiento de América.

También en este bello entorno está la Universidad Internacional de Andalucía y el Foro Iberoamericano...
Una tierra bañada por la luz, el Atlántico y las marismas. Una tierra radiante bajo un cielo que se revela como un postre de fresas regadas con zumo de naranja.

Moguer y Palos de la Frontera, en la ría del Odiel en su confluencia con el Tinto, son símbolos del descubrimiento de América. Y muestran ese rostro luminoso que contiene pura vida.

martes, 10 de junio de 2025

Badajoz, ciudad hispano-árabe con sabor a bacalao à braz

 Badajoz es una ciudad hispano-árabe con sabor a bacalao (bacalhau) à braz (brás) portugués, bacalao dorado (dourado), o sea. Por eso, esta capital extremeña huele y sabe a gastronomía portuguesa.

Alcazaba

Badajoz, la capital de provincia más extensa de España, fue fundada por el árabe Ibn Marwan a orillas del Guadiana y es ciudad fronteriza con Portugal, en concreto con Elvas, a unos veinte kilómetros de Badajoz, que siempre ha estado marcada por ese carácter fronterizo.
Un paseo a orillas del río Guadiana (término de origen árabe que hace referencia al río, oued o uadi, y Ana, que podría referirse a los patos) resulta relajante. En realidad, cuando uno visita una ciudad, siempre busca el río o el mar (si éste se encuentra más o menos cerca).
Catedral

Badajoz, la primitiva ciudadela de Civitas Pacis, le debe su nombre actual a los musulmanes en el siglo VIII. Tuvo gran importancia política y militar cuando pasó a ser que fue reino de taifas (la península Ibérica bajo la dominación musulmana, donde surgen pequeños estados independientes gobernados por distintos linajes) tras la caída en el siglo XI del Califato de Córdoba (que gobernaba los territorios ocupados). En el siglo XIII, Badajoz fue reconquistada por los reyes cristianos, acentuando su carácter guerrero a raíz de situarse en la "raya", la frontera entre España y Portugal.
De su pasado árabe, Badajoz cuenta con una alcazaba enorme, con adarves o caminos serpenteantes, asentada sobre el cerro de la Muela, una de las más grandes de Europa y del mundo. Eso se dice, aunque siempre está en obras.
Recuerdo que en mi anterior visita de hace más de veinte años ni siquiera parecía accesible porque la zona no era de fiar. O eso me dijeron al adentrarme por ese espacio.
Ibn Marwan

En cambio, ahora todo parece en orden, tranquilo. Se nota que Badajoz luce un aspecto aseado como corresponde a los tiempos actuales en el conocido como primer mundo.
También recuerdo a Sara, la pacense novia de Alejandro. Y a Alejandro, por supuesto, pues era un rapaz con raíces alemanas, creo que por parte paterna, que vivía, como uno mismo, en la Avenida de los Comuneros de Salamanca en los noventa.
Guadiana

La verdad es que llegó a vivir en nuestro piso alquilado, donde también moraba el amigo Agustín (a quien mencioné con motivo de mi visita a Cáceres), Juan y Toni (que eran hermanos de Villafranca de los Barros, según me dice el amigo Agustín, a veces la memoria se desvanece). Recuerdo, eso sí, que el hermano de Alejandro se pasó al menos un fin de semana en nuestro piso con una rapaza, imagino que su novia, y alguno, con sorna y exageración, llegó a decir que el hermano de Alejandro (no recuerdo su nombre) y su amiga (tampoco recuerdo su nombre) no habían salido de la habitación en todo el finde. Qué cosas.
Plaza Alta


Visualmente llamativa la plaza Alta de Badajoz con su colorido, con esa su geometría de colores blancos, rojos y negros, creando un efecto óptico de luces y sombras. Un bello decorado.

En todo caso, en mi recorrido por la ciudad me gustó el espectáculo porticado de la plaza Alta, con sus llamativos arcos pintados, aledaña a la Alcazaba y a la conocida como torre Espantaperros (con un ligero parecido a la torre del oro de Sevilla), además de la plaza de España, donde se erige el consistorio y la catedral de estilo románico-gótico, que, bajo sus aspecto de fortaleza, alberga interesantes piezas y lienzos de Zurbarán, con sus estilo barroco y sus temas religiosos.
Plaza de Cervantes, en el centro escultura a Zurbarán

En los aledaños de esta plaza de España se encuentran algunos de los mejores templos de la gastronomía extremeña, con sus excelentes embutidos ibéricos, entre otros productos. O bien la plaza de la Soledad, en el casco antiguo, donde se halla una réplica de la Giralda de Sevilla, que se me antoja sorprendente, porque, además, uno no se la espera. Se trata de una construcción de estilo neomudéjar. La torre es una réplica casi exacta de la Giralda de Sevilla, construida siglos antes.
Incluso la plaza donde puede visitarse la estatua del pintor pacense Francisco de Zurbarán, próxima al hotel Cervantes, donde me alojé en este reciente viaje, un edificio con solera, aunque el interior requeriría de una reforma. Aún así, no está mal, para pasar una o un par de noches.
Puerta de Palmas

Necesitaba volver a Badajoz, después de aquella mi primera visita de principios del 2000, creo recordar, porque no me quedó demasiado buen gusto. En cambio ahora, aunque el clima no acompañó mucho, tuve mejores impresiones acerca de la misma, si bien sigo creyendo que esta ciudad se me antoja algo tristona. Será por el clima, nomás. Qué me disculpen los habitantes de esta capital extremeña.
Giralda de Badajoz

En Badajoz también se halla la puerta de Palmas, todo un símbolo con sus dos torres almenadas, una puerta de acceso a la muralla que rodeaba Badajoz, ubicada frente al Puente de Palmas, el más antiguo de la ciudad, que atraviesa el Guadiana, un puente de una treintena de arcos de medio punto.
En todo caso, Badajoz es un buen punto de partida para adentrarse en la vecina Portugal o bien para continuar rumbo a las andalucías de Sevilla o Huelva. De lo que daré fe en siguientes entradas a este blog.
No en vano, el Guadiana desemboca en Ayamonte (Huelva) en el océano Atlántico.

Cáceres, ciudad-atalaya de la Humanidad

 Me entusiasmó viajar a Cáceres en la pasada Semana Santa, después de una parada en Salamanca, que es mapa de los afectos, adonde siempre viajo encantado, porque en esta ciudad charra he pasado grandes momentos de mi vida. Y además gusté de la apacibilidad de su vivienda allá por los inicios de los noventa.

https://cuenya.blogspot.com/2024/11/el-fin-de-semana-en-salamanca-del.html

https://cuenya.blogspot.com/2017/09/salamanca-de-cielo-azul-y-luz-dorada.html

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Llevo a Salamanca en las venas porque allí pasé momentos extraordinarios, que he contado en algunas ocasiones. Como han quedado recogidas, al menos algunas impresiones y emociones, en Mapas afectivos.


No es primera vez que viajo a Cáceres. Creo recordar que mi primera vez fue a principios de los años dos mil. Y después he vuelto en alguna ocasión, como en el año de 2022, donde pude estar con los amigos Agustín y Abel, a quienes conocí precisamente en los años noventa en la ciudad de Salamanca. De ese viaje extremeño di cuenta en este mismo blog, aunque, ahora que recuerdo, a duras penas mencioné la ciudad de Cáceres.

https://cuenya.blogspot.com/2022/04/extremadura-berciano-leonesa.html

https://cuenya.blogspot.com/2022/04/jaraiz-de-la-vera-capital-del-pimenton.html

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Así que ahora me centraré en esta ciudad con más de dos milenios de historia y cerca de cien mil habitantes.
Se muestra además como un excelente decorado cinematográfico, donde se han rodado secuencias de películas como La Celestina, de Gerardo Vera, que me apetece ver de nuevo, o Teresa: el cuerpo de Cristo, de Ray Loriga, que he visto recientemente, o bien 1492; la conquista del paraíso, de Ridley Scott, que ya casi no recuerdo, o series como Juego de tronos, que nunca he llegado a ver. Sobre este asunto cinematográfico se puede obtener información detallada en la Oficina de Turismo, que está situada en la plaza Mayor, la cual luce espléndida tanto de noche como de día.

Por la tarde noche la plaza Mayor suele estar atestada de oriundos, también de foráneos, aunque también he llegado a ver esta estupenda plaza vacía en invierno. Y cuando Cáceres no era una ciudad tan visitada por turistas. Las hordas de turistas, ay, acaban colonizando lo que le pongan por bandera o banderola. En el fondo, todos acabamos siendo turistas, algunos de medio pelo. Después de la pandemia nos hemos vuelto majaras perdidos y nos hemos lanzado al ruedo, a conquistar o reconquistar el mundo. La Reconquista turística ya ha comenzado y tiene visos de continuar su andadura por derroteros aún inimaginables.


Desde la plaza Mayor, punto neurálgico rectangular de la ciudad, puede uno adentrarse en otra época atravesando el arco de la estrella. En la propia muralla se halla la torre de Bujaco, construida en el siglo XII por los almohades sobre una fortificación romana, desde donde también las vistas son maravillosas tanto a la plaza Mayor como al resto de la ciudad amurallada.


En la plaza Mayor también están la Torre de la Hierba, la de los Púlpitos y el Ayuntamiento, además de la mencionada torre de Bujaco, y en esta singular plaza se festejan todo tipo de fiestas, incluida la Santísima Semana. Por cierto, en este viaje reciente me topé con las procesiones semanasantinas, que, aunque amenazaba lluvia, hicieron su acto de presencia. Entre el gremio procesional noté harto fanatismo. Pueden insultarte y hasta arrearte si te saltas alguna de las normas que estable la cofradía de turno, como el hecho de querer abandonar el barullo de gente en que puedes verte de repente inmerso.


Las procesiones se me antojan puro folklore, al que se suman, incluso nos sumamos, quienes no creemos en velorios, como a buen seguro diría mi padre, que era un ser espiritual, como uno mismo, aunque descreído. Por cierto, El velorio, así titulé una obra de teatro, que fue una reescritura y adaptación de una obra de Valle-Inclán, que me procuró mucha satisfacción, pues llegamos a ponerla en escena en el Primer Festival Nacional para mayores inscritos en programas universitarios que se celebró en Alicante en enero del 2010, y donde compitió con la Complutense de Madrid, la Universidad de Valladolid, la de Murcia y anfitriona Universidad de Alicante.

https://www.diariodeleon.es/bierzo/91118/1377204/grupo-teatral-campus-participa-certamen-teatro-nacional.html

El recorrido que hice por la monumental ciudad de Cáceres me trasladó a otra época, a otro siglo, incluso a la época de Norba Caesarina, como se conocía en época romana a la capital extremeña. De ahí tal vez su nombre actual. Aunque también podría hacer referencia, en árabe, a los casares. Quizá esto me lo estoy inventando. Pero, como la imaginación es libre, pues eso.
Sí, es Al Qazris, o alcázares.

La zona amurallada, con su muralla romana del siglo I -Patrimonio de la Humanidad-, con sus calles empinadas y empedradas y sus cuatro puertas: la de Mérida y Coria, ya desaparecidas, el Arco de la Estrella y el Arco del Cristo, parece conservarse en su ser primigenio, casi igual que en el siglo XV, con sus palacios, como el Moctezuma (como símbolo del mestizaje de la conquista), o el de Carvajal, con su torre cilíndrica y un jardín donde crecen diversos árboles, y la torre de los Golfines, que da nombre a una bella plaza empedrada.
De la plaza de los Golfines se sale a la de San Jorge, que está dominada por las torres blancas de la antigua iglesia de los jesuitas.
Otro lugar de gran interés es el palacio de las Veletas, que hoy alberga el Museo de Cáceres, donde puede visitarse un aljibe hispanoárabe, heredero de las cisternas bizantinas de Estambul.
Qué bueno, de Cáceres a la ciudad de Estambul.
Cerca del museo de Cáceres -todo queda a mano en el casco histórico- se halla la conocida como concatedral de Santa María, el primer templo cristiano que se hizo tras la conquista, que es de estilo románico y gótico. En su muro exterior, podemos ver la estatua de San Pedro de Alcántara (el patrón de Extremadura), que preside la plaza de Santa María, que sirvió de escenario para el rodaje de La catedral del mar, una serie televisiva basada en la novela homónima de Ildefonso Falcones. 

Asimismo, se puede visitar el Baluarte de los Pozos (que procura información sobre las juderías), el cual garantizaba el suministro de agua en caso de asedio en la judería vieja, en el barrio de San Antonio, con su ermita del mismo nombre, del siglo XV, que se levantó sobre el terreno de una antigua sinagoga. En esta ciudad convivieron judíos, musulmanes y cristianos, quiero suponer que en armonía, aunque el fanatismo religioso, el fanatismo en general, es una lacra.


Panorámica de Cáceres, de esta Semana Santa. Una estampa que nos traslada a otra época. Un espacio-tiempo fundido como un buen queso extremeño

La idea en este reciente viaje a Cáceres fue sobre todo alcanzar el mirador de San Marquino, donde se encuentra el banco con las mejores vistas a esta ciudad-atalaya, que me ha gustado visitar una vez más, porque en cada visita uno acaba viendo y sobre todo sintiendo emociones que nunca o casi nunca se repiten. Ahí reside tal vez el encanto. Por eso, como nos recomendara el bueno de Saramago en su Viaje a Portugal, hay que volver a los pasos ya dados porque "el viaje no acaba nunca. Solo los viajeros acaban.

E incluso estos pueden prolongarse en memoria, en recuerdo, en relatos... El fin de un viaje es sólo el inicio de otro. Hay que ver lo que no se ha visto, ver otra vez lo que ya se vio, ver en primavera lo que se había visto en verano, ver de día lo que se vio de noche, con el sol lo que antes se vio bajo la lluvia, ver la siembra verdeante, el fruto maduro, la piedra que ha cambiado de lugar, la sombra que aquí no estaba. Hay que volver a los pasos ya dados, para repetirlos y para trazar caminos nuevos a su lado. Hay que comenzar de nuevo el viaje. Siempre. El viajero vuelve al camino".
De Cáceres a Badajoz hay menos de cien kilómetros.