Me entusiasmó viajar a Cáceres en la pasada Semana Santa, después de una parada en Salamanca, que es mapa de los afectos, adonde siempre viajo encantado, porque en esta ciudad charra he pasado grandes momentos de mi vida. Y además gusté de la apacibilidad de su vivienda allá por los inicios de los noventa.
https://cuenya.blogspot.com/2024/11/el-fin-de-semana-en-salamanca-del.html
https://cuenya.blogspot.com/2017/09/salamanca-de-cielo-azul-y-luz-dorada.html
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Llevo a Salamanca en las venas porque allí pasé momentos extraordinarios, que he contado en algunas ocasiones. Como han quedado recogidas, al menos algunas impresiones y emociones, en Mapas afectivos.
No es primera vez que viajo a Cáceres. Creo recordar que mi primera vez fue a principios de los años dos mil. Y después he vuelto en alguna ocasión, como en el año de 2022, donde pude estar con los amigos Agustín y Abel, a quienes conocí precisamente en los años noventa en la ciudad de Salamanca. De ese viaje extremeño di cuenta en este mismo blog, aunque, ahora que recuerdo, a duras penas mencioné la ciudad de Cáceres.
https://cuenya.blogspot.com/2022/04/extremadura-berciano-leonesa.html
https://cuenya.blogspot.com/2022/04/jaraiz-de-la-vera-capital-del-pimenton.html
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Así que ahora me centraré en esta ciudad con más de dos milenios de historia y cerca de cien mil habitantes. Se muestra además como un excelente decorado cinematográfico, donde se han rodado secuencias de películas como La Celestina, de Gerardo Vera, que me apetece ver de nuevo, o Teresa: el cuerpo de Cristo, de Ray Loriga, que he visto recientemente, o bien 1492; la conquista del paraíso, de Ridley Scott, que ya casi no recuerdo, o series como Juego de tronos, que nunca he llegado a ver. Sobre este asunto cinematográfico se puede obtener información detallada en la Oficina de Turismo, que está situada en la plaza Mayor, la cual luce espléndida tanto de noche como de día.
Por la tarde noche la plaza Mayor suele estar atestada de oriundos, también de foráneos, aunque también he llegado a ver esta estupenda plaza vacía en invierno. Y cuando Cáceres no era una ciudad tan visitada por turistas. Las hordas de turistas, ay, acaban colonizando lo que le pongan por bandera o banderola. En el fondo, todos acabamos siendo turistas, algunos de medio pelo. Después de la pandemia nos hemos vuelto majaras perdidos y nos hemos lanzado al ruedo, a conquistar o reconquistar el mundo. La Reconquista turística ya ha comenzado y tiene visos de continuar su andadura por derroteros aún inimaginables.
Desde la plaza Mayor, punto neurálgico rectangular de la ciudad, puede uno adentrarse en otra época atravesando el arco de la estrella. En la propia muralla se halla la torre de Bujaco, construida en el siglo XII por los almohades sobre una fortificación romana, desde donde también las vistas son maravillosas tanto a la plaza Mayor como al resto de la ciudad amurallada.
En la plaza Mayor también están la Torre de la Hierba, la de los Púlpitos y el Ayuntamiento, además de la mencionada torre de Bujaco, y en esta singular plaza se festejan todo tipo de fiestas, incluida la Santísima Semana. Por cierto, en este viaje reciente me topé con las procesiones semanasantinas, que, aunque amenazaba lluvia, hicieron su acto de presencia. Entre el gremio procesional noté harto fanatismo. Pueden insultarte y hasta arrearte si te saltas alguna de las normas que estable la cofradía de turno, como el hecho de querer abandonar el barullo de gente en que puedes verte de repente inmerso.
Las procesiones se me antojan puro folklore, al que se suman, incluso nos sumamos, quienes no creemos en velorios, como a buen seguro diría mi padre, que era un ser espiritual, como uno mismo, aunque descreído. Por cierto, El velorio, así titulé una obra de teatro, que fue una reescritura y adaptación de una obra de Valle-Inclán, que me procuró mucha satisfacción, pues llegamos a ponerla en escena en el Primer Festival Nacional para mayores inscritos en programas universitarios que se celebró en Alicante en enero del 2010, y donde compitió con la Complutense de Madrid, la Universidad de Valladolid, la de Murcia y anfitriona Universidad de Alicante. https://www.diariodeleon.es/bierzo/91118/1377204/grupo-teatral-campus-participa-certamen-teatro-nacional.html
El recorrido que hice por la monumental ciudad de Cáceres me trasladó a otra época, a otro siglo, incluso a la época de Norba Caesarina, como se conocía en época romana a la capital extremeña. De ahí tal vez su nombre actual. Aunque también podría hacer referencia, en árabe, a los casares. Quizá esto me lo estoy inventando. Pero, como la imaginación es libre, pues eso.
E incluso estos pueden prolongarse en memoria, en recuerdo, en relatos... El fin de un viaje es sólo el inicio de otro. Hay que ver lo que no se ha visto, ver otra vez lo que ya se vio, ver en primavera lo que se había visto en verano, ver de día lo que se vio de noche, con el sol lo que antes se vio bajo la lluvia, ver la siembra verdeante, el fruto maduro, la piedra que ha cambiado de lugar, la sombra que aquí no estaba. Hay que volver a los pasos ya dados, para repetirlos y para trazar caminos nuevos a su lado. Hay que comenzar de nuevo el viaje. Siempre. El viajero vuelve al camino".
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