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miércoles, 16 de octubre de 2024

San Facundo, aldea modélica en el Bierzo Alto

Es un placer volver a visitar San Facundo. Después de todo, es una aldea perteneciente al Bierzo Alto, o sea, la tierrina. Y el Bierzo, aunque no sea la mejor comarca del mundo, o sí, quién sabe (siempre el humor por delante) tira mucho. Además, San Facundo es un lugar cercano a Bembibre y a la vez uno tiene la impresión de estar como en un sitio alejado del bullicio, un espacio que bien podría servir para el retiro espiritual. No en balde, se sabe que San Facundo creció en torno a un monasterio en el siglo IX, ubicado en la población vecina de San Andrés de las Puentes, del que no queda ni rastro, como bien nos ha enseñado el historiador Manuel Olano. 

Este monasterio, según Olano, seguramente pertenecía al movimiento monacal y cenobita que estuvo tan en auge por la zona berciana en aquellos siglos de ocupación musulmana. Sea como fuere, en esta tierra hay abundantes restos arqueológicos romanos (incluso prerromanos) así como restos de explotaciones auríferas. Y además, como gran aliciente, San Facundo es punto de partida para alcanzar las ecoaldeas de Matavenero y Poibueno, sobre las que he escrito y publicado en Diario de León, incluso figuran en el libro titulado Mapas afectivos. 

Esto escribía hace años a propósito de San Facundo, Matavenero y Poibueno:  

San Facundo, punto de partida de la ruta 

La ruta hasta Matavenero -tomando como punto de partida la localidad de San Facundo, perteneciente al ayuntamiento de Torre del Bierzo- se me antoja realmente de una gran belleza. Por un sendero zigzagueante, siguiendo la vereda del río y en medio de una naturaleza espléndida, se llega a este poblado «hippie» (me permito la licencia de emplear este término sin ninguna connotación peyorativa, antes al contrario) donde se respira un ambiente tranquilo.

Cabe la posibilidad, siempre atravesando algún pintoresco puente de madera, de alcanzar Matavenero directamente por la ladera derecha, o bien desviarse, hacia la izquierda, para llegar a Poibueno (algo ruinoso, aunque con alguna casa restaurada y una parte de su iglesia aparentemente en pie), y desde ahí trepar hasta la comuna de Matavenero.

Próximo a San Facundo, en la ruta hacia Poibueno, se halla el Pozo de Las Hoyas, donde merece la pena darse un chapuzón, al menos visual. En unas dos horas, sin prisa y recreándose en el paisaje, se llega a Matavenero. La vuelta, ya en descenso por la margen izquierda del río, se puede hacer en poco más de una hora. 

https://nocedadelbierzo.com/wp-content/uploads/2014/01/Matavenero_revista.pdf

Me gustó volver a San Facundo, hace unos días nomás, y encontrarme con su alcalde pedáneo, Ricardo Vila, que ha colocado a esta aldea en el mapa de Europa y aun en otros continentes porque, como él mismo dijera, son muchas las personalidades que se han acercado a esta pedanía, desde Sergio Fernández Luque (cocinero, presentador, autor de libros de recetas y colaborador de radio) a Magín Revillo (gran periodista astur, ex corresponsal de RNE en Nueva York), o las embajadas eslovena y mauritana, entre otras y otros, como también recoge Paula Sande San Clemente en el libro que publicara en 2023 bajo el título Aldea de San Facundo, que Ricardo Vila ha tenido a bien ofrecerme como obsequio, lo cual le agradezco. 

Cuenta la autora de Aldea de San Facundo, cuyo prólogo corresponde al poeta Adolfo Alonso Ares, que se localiza entre dos valles, el del río Argutorio y el de Sofredo. Rodeado por peñas y montes, que mantienen las nieves durante los meses invernales, ofreciendo un paisaje navideño, que nos hace soñar y fabular, me atrevería a subrayar. "Es en el otoño cuando en el tapiz vegetal predominan nuevos colores propios de los árboles de hoja caduca, amarillentos y anaranjados", escribe Paula Sande. 

Es precisamente en este otoño cuando he podido visitar esta aldea, que goza de varios atractivos, como su playa fluvial, el soterramiento del cableado o el tratamiento del agua doméstica a través de rayos ultravioleta, como bien recordara Ricardo Vila, que año tras año acude a FITUR (la Feria Internacional de Turismo en Madrid) y realiza el Encuentro gastronómico y cultural de la Trucha (por cierto, existe un monumento dedicado a la trucha, obra del escultor berciano Nogueira). 

Con Ricardo Vila

Desde el mirador de la Torca, el pueblo de San Facundo se muestra hermoso, con su colorido otoñal y sus casas con tejado de pizarra y sus corredores, que han servido para el secado de pimientos o el maíz, entre otros productos agrícolas. 

Me gustó charlar con Ricardo acerca de su magnífica labor en esta aldea del Bierzo Alto y también con una mujer que vivía en Ponferrada y decidió instalarse en San Facundo hace años. 

A ver si para el próximo mes de mayo me animo y acudo al Encuentro de la Trucha. Sería un gran placer. Mientras, seguiré recordando esta dulce visita a este oasis del Bierzo, la aldea de San Facundo (La España que no podemos perder).


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