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jueves, 2 de noviembre de 2017

Soñé que el tiempo se derretía

Soñé que el tiempo se derretía
como un helado mango turrón a cincuenta grados centígrados
en medio de una marejada azul cobalto
Soñé que el espacio se curvaba
en un horizonte color azafrán
el aroma a fragancia fresca me sobresaltó
Aún no entiendo por qué el color azafrán se instaló en mi vida,
después de tantos años de ausencia.
Aún no sé por qué el tiempo se derritió
y mi helado-horizonte-mango turrón se curvó
en el último milisegundo de existencia
Por el momento, seguiré soñando
con serpientes ponzoñosas que bailaran una danza macabra.
En aquel sueño algunos seres humanos, asomados al espejo-calavera, se confundían con los conejos blancos de 'Alicia en el País de las maravillas'.

Me gustaría acariciar un País de las Maravillas. 
En aquel sueño los colores olían amargos
con la acidez vespertina de un vómito tragado
como la hiel de las vísceras
que se pudren en los sótanos
En aquel sueño los dinosaurios dormían enroscados al abismo
siestas licuadas
Cuando comencé a soñar, los dinosaurios ya habían desaparecido
Ahora lo recuerdo: soñé que me había convertido en cucaracha con linfocitosis crónica.

Es probable que hubiera leído 'La Metamorfosis' de Kafka durante la noche anterior con la sensación de haber fenecido hace años
Es probable que hubiera sufrido una indigestión de cangrejos
Ahora lo recuerdo: estuve leyendo, entre la alucinación y el delirio, 'Drácula', de Bram Stoker.
¿Cómo es posible que se hiciera noche oscura si el tiempo estaba derretido?
Amanecí con faringitis y una ansiedad de infarto encima de la mesa de intervenciones quirúrgicas.
Aquello no era un hospital sino un jardín espectral
que se bifurcaba con apariencia lunar y espiralítica
Ahora ya no sé si en el sueño el mundo se achicaba 
o bien gritaba como una llamarada voraz
como quien no aguantara el sufrimiento
un dolor atroz, masticado, que me devolvió al tiempo derretido
Ahora no podría decir si ese tiempo con sabor a yema de huevo flotaba en el océano azul cobalto o en el aire malvarrosa de las desilusiones
El espacio me hizo tomar conciencia de la realidad
porque aquella realidad/irrealidad se troceó en mil pedazos
saltó por los aires
en la periferia astral de lo incognoscible
un espectáculo no apto para cardíacos
cuya aceleración me produjo convulsiones arrítmicas
Hoy, en caso de existir, no me atrevería a soñar con más cucarachas 
que tuvieran leucemia crónica
¿Por qué soñar con animales pudiendo soñar con un mundo feliz donde los seres humanos fueran dioses?
Un mundo construido con soma, cloroformo y hongos alucinógenos donde los trogloditas borgianos, carentes de palabra, devoraran serpientes.
Hoy sólo me queda la ceniza esparcida de la muerte
en este contorno ajado
donde el mañana se perfila roto
Tu voz de la subconsciencia te lo ha repetido: 
Tu sueño ha reventado
como revienta el sentido de la vida
como revientan las torres gemelas en Nueva York y los trenes en Madrid
cuando ya no es posible soñar.
Ya no será posible soñar
ni reflexionar, ni construir poemas de amor después del holocausto
Sólo una galaxia paralela tiene cabida
en este inmenso espacio curvado-horizonte color azafrán 
en este tiempo derretido

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