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jueves, 23 de junio de 2016

El sobrino del cura

Ayer, en el Museo de la Radio de Ponferrada (un sito estupendo para presentar libros), Alfredo E. Fuertes presentó su nueva novela, El sobrino del cura (título que recuerda a El hijo de la novia), la cual está embientada en los Ancares bercianos, en un espacio inventado, Villamor de Ancares, que bien podría ser la población de Candín. 
Si en su anterior novela, La piel del molino, una exótica caribeña de la República Dominicana llegaba a un pueblo de la Omaña revolucionando a la población, en esta última obra de Alfredo asistimos a cómo un maestro, de Abelgas, como su propio autor, convulsiona, con sus métodos pedagógicos, a las fuerzas vivas (represivas) de los Ancares leoneses. Algo que me hace recordar, de un modo inevitable, El club de los poetas muertos, aquella rompedora peli, en la que un profe de Literatura (interpretado magistralmente, nunca mejor dicho, por el actor Robin Williams) enseñaba a su alumnado un nuevo modo de aprendizaje, una manera original y transgresora de acercarse a la poesía, al pensamiento y la emoción. 
Huelga decir que también La piel del molino me lleva a la peli de Icíar Bollaín, Flores de otro mundo, cuyo guión lo firma la propia directora y Julio Llamazares, que a Alfredo le parece un grandísimo escritor, algo que suscribo, naturalmente.

Alfredo, que es un escritor de aliento largo, como queda de manifiesto en esta voluminosa novela, de 715 páginas, nos habló ayer de algunos de los entresijos de su segunda obra, en realidad, la primera, porque, entre medias (escribiendo con pasión y entrega en las esperas aereoportuarias), le dio tiempo a publicar La piel del molino. 
http://www.bierzotv.com/alfredo-fuertes-presenta-el-sobrino-del-cura-una-obra-que-homenajea-al-maestro-rural/ 
Fue un placer acompañarlo en la presentación como maestro de ceremonias, según Alfredo, que contó también con la presencia de la concejala de cultura de Ponferrada, María Antonia Gancedo. Quiero reseñar que el genuino maestro de ceremonias fue el mechendero Alfredo (mechendero, como oriundo de Abelgas). Y sobre todo me encantó la velada con él, su mujer Elia, y algunos amigos/as más, que se prolongó, gratamente, hasta altas horas, al amor de suculentas viandas y luego unos perejiles (como a Alfredo le gusta decir) para rematar la faena.
Ahora sólo nos queda leernos con detenimiento esta novela, pues, aunque esté escrita en un lenguaje asequible, incluso sencillo, en el buen sentido de la palabra, nos llevará su tiempo. Enhorabuena, Alfredo, por esta novela, que ya está pidiendo la tercera, que en realidad será una prolongación de El sobrino del cura (editada por Eolas), aunque ésta tenga un comienzo y un final cerrado, para que pueda leerse, si se quiere, con independencia de su próximo libro, que estará presto para el 2018.

2 comentarios:

  1. Gracias Manuel por informarnos, una vez más, de que un libro (muy apetecible) acaba de salir del horno.
    Me pondré a ello y lo leeré calentito.
    Gracias. Un saludo.

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  2. Gracias Manuel por informarnos, una vez más, de que un libro (muy apetecible) acaba de salir del horno.
    Me pondré a ello y lo leeré calentito.
    Gracias. Un saludo.

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