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domingo, 21 de agosto de 2022

Truchas cabreiresas

 Me ha encantado viajar a Truchas, en la comarca de la Cabrera, para asistir como participante, como invitado, a la sexta feria del libro, con el escritor Ruy Vega, cruzando el Morredero (de morrer, como nos recordaba el periodista y escritor Sergio Carracedo, uno de los participantes en la feria, o sea, el sitio a donde van a morir, estremecedor). 

Ful e Iván

Las vistas al Bierzo y también a las montañas de La Cabrera desde el Morredero son flipantes. Como de puritito ensueño. Dan ganas de lanzarse al vacío, eso sí, para emprender vuelo como un pájaro y sobrevolar este bello y a la vez harto desconocido territorio, que es todo uno. Incluso acercarse a Sanabria, ya en Zamora, que en línea recta está al ladito. Esto de fantasear, imaginar, le da a uno como un subidón de adrenalina, quedándome como en éxtasis místico. No en vano la mística entronca con un subidón de neurotransmisores. La bio-química como sustrato de lo espiritual. Qué no me vayan a arrojar a la hoguera por decir esto. 

Recuerdo haber realizado este viaje, también atravesando el Morredero, con una amigovia. Y me quedé literalmente impresionado. 

Ruy Vega

La intervención del amigo Ruy  para hablarnos de su reciente libro La última misión Apolo y de la antología Bierzo criminal se me hizo amena e instructiva. Como debe ser. Incluso nos habló de Frankenstein como la primera novela de la ciencia ficción. Y es que esta novela de Mary Shelley, a modo de diario, es excelente. Eso me parece. Y además de ciencia ficción esta obra, concebida a orillas del lago Leman una noche tormentosa de verano de principios del siglo XIX, nos adentra en los bajos fondos de la condición humana. Casi nada. Por eso la ciencia ficción, como la que escribe nuestro amigo Ruy, que también se refirió a Solaris como una de las grandes obras de este género, resulta de interés.

Marina y Mer

Lástima, Ruy, que no pudieras quedarte a comer en compañía de los demás participantes. Y luego a las exposiciones de la tarde, incluso a la velada de la noche, pues al final, con otro participante, Miguel Ángel González (autor de Noroeste mítico), nos fuimos a una barbacoa a Pozos de la Cabrera, que queda cerca de Manzaneda, el pueblo de un hombre casado con Eladia, que es vecina y paisana del útero de Gistredo. Pues eso mismo, nos fuimos, después de la clausura de la feria en Truchas, a Pozos, donde había estado en 2014 para hablar de La Fragua de Furil invitado por el poeta extremeño-cabreirés-madrileño Gsús Bonilla, a quien volví a ver en este pueblo de la Cabrera. Una alegría reencontrarme con él en la barbacoa, de la mano también de Alberto Flecha, al que hacía tiempo que no veía, y Bea, a quien no conocía. Muy amables y buenos anfitriones. 
Con el poeta Gsús Bonilla en Pozos de Cabrera

Por lo demás, me gustó conocer y entablar charla con los participantes al acto, como Marina Diez, alumna de los cursos de escritura, poeta y editora de Sopeña de Curueño, Concha López Llamas (a quien no conocía) o Ricardo Chao, a quien agradezco que hace ya un montón de años me hiciera una entrevista para una radio en León, entre algún otro. Pena que no pudiera estar finalmente Vanesa Díez, maestra y escritora afincada en Villalfeide. Me hubiera gustado mucho verte, Vane. Habrá que volver a tu pueblo para celebrar el día de las ánimas, la güeste. 

Con Gsús, Bea y Alberto Flecha

Y me encantó conocer a la profesora y librera Mer ((un gran placer) así como la charla inaugural que dio el amigo Ful, que es un fenómeno, un maestro contador de historias, con su retranca, con su sabio manejo de la palabra, de la palabra tanto escrita como oral, con su forma tan peculiar de moverse como facilidad en al menos dos niveles o registros lingüísticos, uno como hablan los paisanines de la tierra y el otro digamos más académico, más literario. La mejor novela de cada uno es su propia biografía, vino a decirnos. 

Con Concha y Miguel Ángel

El asunto reside en cómo plasmarla por escrito, me atrevería a subrayar. Vivir para contarla, como hizo el Nobel García Márquez a través de la memoria macerada o fermentada, de la que habla el escritor portugués Lobo Antunes, porque la vida es como uno la recuerda. Y ahí entra la reconstrucción, la recreación, la ficción. Toda novela es autobiografía y toda autobiografía es ficción, como diría y llegó a escribir el gran Julio Llamazares en Escenas de cine, conmovedor libro acerca de su infancia en blanco y negro en Olleros de Sabero. 

El propio periodista y escritor Fulgencio Fernández (Ful), redactor de cultura de la Nueva Crónica, recordó los orígenes leoneses del coloso Umbral en Valencia de Don Juan, donde vive por cierto Mer. 

La jornada de ayer en La Cabrera resultó verdaderamente inolvidable. Con mi agradecimiento a Patry, que no pudo estar, y oir supuesto a Iván, el organizador de la feria. 

Con Luci en feria de Truchas

Olvidaba mencionar a Nancy Prada, a quien no veía desde hacía varios años, a Raquel Palacio, que vive en la Cabrera desde hace tiempo, y a Luci, que es amiga de nuestra buena amiga y paisana la poeta Pilar Blanco. Y al grupo de pandereteiras Arrancadeira, al que pertenece Carmiña, que es profesora en el campus de Ponferrada. 

Por cierto, las truchas o la trucha que nos comimos estuvo deliciosa. 

Hasta el próximo año. Inshallah. 

3 comentarios:

  1. ¡Menudo planazo apetecible! Tú si que te lo montas bien, Manuel.

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  2. También me gustaría ser pájaro
    para volar sobre El Bierzo,
    sobre cada una de sus montañas,
    admirar sus brezos.
    Ver correr la fauna,
    oler su flora.
    Este Bierzo, me enamora!



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  3. Toda una reunión, con "don de gentes". Sigo semanalmente a Ful, en sus vídeos, y me parece un gran personaje. Salu2.

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