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lunes, 31 de octubre de 2016

Reseñas de Aniano Gago sobre la presentación de Mapas afectivos en Valladolid


El gran Aniano Gago, a quien recuerdo siendo un rapacín en Noceda del Bierzo de la mano de Miguel Ángel García (Corresponsal de TVE en Berlín) y en Viñales, de la mano de Eduardo Keudell, me dedica estas reseñas en El picoteo del Gorrión. Muchas gracias, querido Aniano, por todo. 


26/octubre/miércoles
     Un partido de Copa del Rey me lleva a  mis años de futbolista en Zamora, allá por los finales de los años sesenta y primeros de los setenta. Juegan la Cultural Leonesa y el Real Madrid. Sólo una vez se enfrentaron estos equipos. Fue en 1955-56, en Liga, la única temporada que el club leonés militó en Primera División. En aquel Madrid jugaba Alfredo Di Stéfano, al que recuerda Raúl Álvarez, el único jugador vivo leonés que se vistió en aquel encuentro. Raúl Álvarez recuerda a Di Stéfano como un fuera de serie, lo que era, claro. En la entrevista este jugador le hacen en un periódico local recuerda que el partido se jugó con mucho frío, propio del invierno de esa tierra. Y dice que para matar ese frío “a las botas había que meterles algodón encendido en alcohol para poder ponértelas…; la ducha no tenía agua caliente y el jabón era Lagarto. Geles no había, y quitarte el barro…”.  Estas palabras me recuerdan mi propia realidad cuando yo jugaba en el Zamora Damm de la capital. El estadio Ramiro Ledesma estaba junto al Duero y las nieblas en invierno eran terribles. Hacía un frío penetrante y también calentábamos las botas de futbol con algodones encendidos tras bañarlo en alcohol. Las botellas de butano se agotaban con rapidez y había que ducharse con agua heladora para quitarnos el barro. Tenía entonces diecisiete y dieciocho años. Y aquellas condiciones nunca me arredraron. La juventud puede con todo. Pero tengo que decir que a la entrada del estadio había una placa grabada con una frase de Ramiro Ledesma Ramos, seguidor de Hitler, cofundador de las JONS, (Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista y más tarde FE de las JONS) que nunca he olvidado: “Sólo se alcanza la categoría de vencidos después de haber luchado y en eso se distingue el vencido del desertor y el cobarde”. Al entrar y salir tantas veces de aquel estadio me llevó a leer la frase de marras. ¡Cualquiera se atrevía a a no correr en los partidos! Entonces las ideas fascistas aún tenía vigencia en Zamora y en toda España. A Franco le quedaba poco de vida, pero le quedaba. Ramiro Ledesma Ramos era natural de Alfaraz de Sayago, Zamora, y a los nacidos en esa tierra nos castigaban con sus ideas.  
   Por la noche acudo a la librería de referencia de Valladolid, Margen. Presento el libro del escritor berciano Manuel Cuenya “Mapas afectivos”. Viene al acto el novelista hispano argentino Eduardo Keudell y varios amigos del escritor y míos. En estos actos cuesta mucho reunir a número importante de personas. Pero lo conseguimos: casi se llenó el salón de actos de la librería. Gracias a Manuel Cambronero, persona llena de sabiduría y afectividad, tuvimos la oportunidad de hablar en Margen de un libro entrañable, emocionante en muchos aspectos. Cuenya es un escritor que escribe de viajes yendo más allá de la crónica descriptiva. Profundiza en el fondo, en el alma, de las tierras que visita, escarbando en la personalidad de las gentes. Lo mismo de Canadá que de Holanda, de Berlín que de París, de Marruecos que de Galicia, o León, o Salamanca. Con vocación universal y verbo culto Manuel Cuenya ha conseguido con este libro situarse entre los mejores escritores del género, en la línea de otros leoneses como Jesús Torbado, Julio Llamazares o Valentín Carrera.   

Y esta otra del 6 de octubre, previa a la presentación de Mapas afectivos en la librería Margen de Valladolid.
6/octubre/jueves

      Leo el libro de mi amigo el escritor berciano Manuel Cuenya “Mapas afectivos”. Título precioso y prosa extraordinaria. Un conjunto de relatos de viajes llenos de conocimiento y sabiduría. El día 26 está prevista la presentación en la librería Margen de Valladolid. Manuel quiere que se lo presente yo, y eso haré encantado. De momento, disfruto con sus viajes a Holanda, Portugal, Inglaterra, Grecia o Canadá junto con otros interiores a Salamanca, Zamora o León. Una mezcla de lo próximo y lo lejano. En “Mapas afectivos” Manuel Cuenya demuestra que es cierto lo que escribió su admirado escritor portugués Miguel Torga: “la más profunda y universal historia del ser humano se encuentra en la aldea más cercana”. 

sábado, 29 de octubre de 2016

Literatura de viajes y Mapas afectivos en Bembibredigital

Publicado: 29 Octubre 2016




Al fin, la mejor manera de viajar es sentir/ sentirlo todo de todas las maneras/ sentirlo todo excesivamente,/ porque todas las cosas son, en verdad, excesivas/ y toda la realidad es un exceso, una violencia,/ una alucinación extraordinariamente nítida (Fernando Pessoa).

En La Casa de las Culturas de Bembibre, asistimos a una charla coloquio sobre literatura de viajes de la mano de Nicanor García Ordiz y Manuel Cuenya.
En esta charla coloquio, con motivo del nuevo libro de Manuel Cuenya, Mapas afectivos, se habló de la literatura de viajes como la madre o la esencia de la literatura, de escritores de referencia y libros propios de este género literario, que sin duda goza de buena salud en la actualidad.
García Ordiz y Cuenya hicieron un repaso por algunas lecturas reseñables como Donde Las Hurdes se llaman Cabrera, de Carnicer (un deslumbrante viaje por olvidada Cabrera), El río del olvido (un inolvidable viaje a pie siguiendo el curso del río Curueño) y Trás-os-Montes (un recorrido por una de las zonas tal vez más desconocidas de Portugal), de Llamazares, el Diario de Viaje, de Gil y Carrasco, o bien Viaje del Vierzo (un apasionante viaje por el Bierzo de los años ochenta, en el que figura Noceda del Bierzo y la mítica fragua de Pepe Furil) y Viaje interior por la provincia del Bierzo (un nuevo viaje por el Bierzo del siglo XXI), de Valentín Carrera, que ha escrito el prólogo de Mapas afectivos. Y está a punto de enrolarse en una expedición a la Antártida.
Asimismo, Cuenya trajo a colación a su maestro Juan Goytisolo, gran viajero y buen conocedor del mundo islámico. Y tuvo unas palabras de agradecimiento tanto para el escritor y cineasta Valentín Carrera como para el escritor Julio Llamazares, el cual le dedica un texto en la contraportada de Mapas afectivos: “Manuel Cuenya viene de la estirpe berciana de Enrique Gil y Carrasco, de Carnicer, de Pereira, de Mestre, pero también de la rama dorada de los escritores viajeros (Miguel Torga, Unamuno, London, Chatwin, el propio poeta errante Baudelaire, quien dijo que viajero es el que parte por partir, la monja Egerea de la leyenda altomedieval gallega), esos hombres y mujeres que han vagado por el mundo en busca de explicación a su desasosiego pessoano, a su incomodidad espiritual y a su afán por conocer países. De Canadá a Marruecos o al Este de Europa, pasando por Portugal, Estambul o Londres, Manuel Cuenya recorre el mundo con perplejidad y amor y nos lo cuenta a sus lectores sin pretensión pedagógica, pero sí con poesía y pasión…

…Lean estos Mapas afectivos. Es literatura pura, literatura viajera y poética, geografía sentimental y fantástica, relato y cuento de profundidad”.
Cuenya también hizo referencia al viaje como estructura narrativa, no sólo en la literatura, como por ejemplo en la novela de Kerouac, En el camino, que narra un intrépido viaje por todo Estados Unidos, a través de la mítica ruta 66, sino en el cine (otra de sus pasiones). Como ocurre con las películas de Wenders, casi todas road movies o películas de carretera, en las que sus protagonistas están siempre en movimiento, en busca de su propia identidad.
El viaje como detonante de un camino interior hacia el autoconocimiento. Ahí está París, Texas, que nos muestra a un personaje en movimiento que no habla ni recuerda nada. Y que a medida que transcurre la película descubrimos que camina en busca de su familia, su mujer y su hijo. O bien determinadas películas del genio Hitchcock, como Alarma en el expreso o Extraños en un tren, que hacen uso del tren como metáfora cinematográfica, el viaje en tren como descubrimiento de otros espacios y la percepción de otros tiempos. Un viaje en tren como un bello travelling dentro de una película real. Puro cine y pura literatura.
En esta charla coloquio también los conferenciantes se centraron en la diferencia entre turista y viajero (el viajero descubre y viaja por pasión, el turista simplemente encuentra y viaja por capricho).
Y en este sentido Cuenya recordó que el auténtico viajero podría ser el gaucho Eduardo Díscoli, un argentino que estuvo durante más de siete años recorriendo todo el mundo en compañía de sus caballos. Y hasta llegó a hacer escala en el Bierzo.
Los gauchos, que serían descendientes de los arrieros maragatos, y los nómadas como ideales de libertad. Viajeros intrépidos.
Para finalizar, Cuenya hizo mención a alguna situación kafkiana que viviera a su paso por la ex Yugoslavia (Macedonia y Serbia- Belgrado) en el año de 1993, en plena guerra balcánica, desde Atenas a Ferencváros-Budapest, que cuenta en el capítulo, De Atenas a Budapest, de su libro Mapas afectivos.

jueves, 27 de octubre de 2016

La fragua literaria leonesa: Miguel Ángel Cercas

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La Fragua Literaria Leonesa

Miguel Ángel Cercas: "Desde que escribo mi vida ha cambiado"

Manuel Cuenya | 25/10/2016 - 16:00h.

El narrador y asesor financiero Miguel Ángel Cercas, autor de 'Si no fuera yo, entonces qué me gustaría', está trabajando ahora en tres frentes narrativos a la vez.

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"Leonés con acento andaluz", como él mismo dice, Miguel Ángel Cercas vive en León desde hace ya veinte años. Y esta es la ciudad donde más tiempo ha estado, "una caja de sorpresas, que merece la pena descubrir", precisa Miguel, que todos los años se marca retos en su vida.
Cuenta que fue hace ya tres años cuando se inició en la escritura creativa, y desde entonces no ha parado ni un solo momento de escribir hasta llegar a publicar su ópera prima, 'Si no fuera yo, entonces qué me gustaría', un ingenioso libro de relatos y microrrelatos.
Miguel comenzó haciendo varios cursos de escritura en León hasta coger el hábito de escribir un relato semanal. Un entrenamiento que ha dado sus buenos frutos. Y que seguirá dándolos a buen seguro porque ya está con varios proyectos literarios a la vez.
Durante este tiempo, además, ha hecho muchos amigos del ámbito literario leonés. Y ha asistido y asiste con regularidad a 'Cuento cuentos contigo', donde cualquier persona puede leer sus relatos o cuentos, "en un entorno muy agradable y acogedor", matiza este leonés nacido en Sevilla, que cada quince días queda con un grupo de amigos escritores, "el grupo conectivodivergente", para leer los relatos que están escribiendo, "los comentamos, nos hacemos sugerencias, nos reímos...", dice Miguel, que se siente entusiasmado con la actividad cultural leonesa, con sus cursos, talleres, presentaciones de libros,  veladas poéticas...
"León es una ciudad fantástica, rica por su gente recia, por su historia, por su gastronomía, por su entorno natural, por su cultura. No querría vivir en otro sitio". No obstante, recuerda que, antes de trasladarse a León, le habían dicho que su gente es tímida, cerrada, "porque les cuesta expresar sus sentimientos. Y hay algo de verdad en esto, al menos fuera del ámbito literario", especifica Miguel, convencido de que los cursos que ha recibido como alumno de escritura creativa son una oportunidad única.
Gracias a estos cursos él comenzó a escribir de manera constante todas las semanas. "Aprendes de los profesores y del resto de los alumnos. Pierdes el miedo y vas ganando en seguridad. Los recomiendo sin lugar a dudas y me parece que en León contar con dos profesores que imparten estos cursos de manera habitual, es un lujo. Desde que los hice, tengo el hábito de escribir", asegura este Licenciado en Derecho, que en la actualidad dirige la oficina de Renta 4, banco de inversión. Y se dedica al asesoramiento financiero, cuya experiencia ha plasmado en su libro 'Valores en alza',  en el que nos muestra cómo las virtudes humanas de la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza nos ayudan a ser buenos inversores.
"Si en mi trabajo de asesor financiero insisto tanto en la necesidad de formación, de alcanzar criterio propio, cómo no alabar los cursos de escritura. Si te aficiona escribir, estos cursos te pueden ayudar a descubrir tu estilo, tu voz"
"Es mi forma de entender la ética en las finanzas, desde la vertiente más personal de cambio de conductas más que de reglamentos externos. La filosofía de fondo es: ¿quieres más?, pues sé mejor. Interesante ¿no?".
Una obra en la que nos presenta a cuatro personajes (un director de un banco de inversión, una psicóloga, un especulador y un estudiante de económicas), los cuales quedan todas las semanas de tertulia para abordar estos temas.
"Si en mi trabajo de asesor financiero insisto tanto en la necesidad de formación, de alcanzar criterio propio, cómo no alabar los cursos de escritura. Si te aficiona escribir, estos cursos te pueden ayudar a descubrir tu estilo, tu voz", apostilla Miguel, que tiene una percepción singular acerca de su papel de asesor financiero, pues cree  que tiene por delante una labor apasionante de cambiar el sistema financiero, "en tantos ocasiones tan corrupto". Por eso es partidario de volver a poner a la persona en el centro, no en los intereses privados.
"Hay que asesorar, que es un arte, no una venta. Hay que conseguir que la economía financiera vuelva a su cauce, a la realidad productiva y al interés del cliente. Me gustaría que este relato acabara bien". Por otra parte, cuando escribe, de un modo creativo, también se muestra a los demás y analiza las situaciones que le preocupan como la prisa de la postmodernidad, el consumismo, la pérdida de referencias antropológicas, el exceso de información, la falta de ética o la grandeza de estar en contacto con la naturaleza.
"Desde el punto de vista organizativo, centro más las mañanas en mi labor de asesoramiento y las tardes en otras actividades quizás más creativas", concreta este creador y asesor financiero, para quien la narrativa le ha servido como una forma de autoconocimiento, en el sentido de que le ha procurado descubrir quién es y qué cosas le preocupan realmente. Y, además, escribir le divierte enormemente y le hace más intensa la vida, porque como sus relatos y microrrelatos están "basados en hechos reales", su autor presta especial atención a lo que le va sucediendo en el día a día.
"Desde que escribo mi vida ha cambiado porque cuando escribo de un psicópata, intento ponerme en su piel y pensar y actuar como él lo haría; igual que cuando lo hago de un asesino, o me convierto en Caperucita roja o en la Reina de Corazones, o me reencarno en el gran maestro Sako. Al escribir revivo... Es como estar en varias dimensiones que se influyen entre sí. Al escribir, maduras exponencialmente".
La publicación de un libro como experiencia enriquecedora
En todo caso, la escritura y publicación de 'Si no fuera yo, entonces qué me gustaría' le está resultando una experiencia de lo más enriquecedora y gratificante, que le está dando la oportunidad de conocer a tanta buena gente. Además, le ha permitido comentar con voz irónica su propia realidad y la que percibe.
"Escribir los relatos y microrrelatos, comentados y corregidos por varios amigos; todo el proceso de autoedición, con la ilusión de verlo impreso, hacer modificaciones, buscar la foto de portada (mi agradecimiento una vez más a Sara Gordón); hacer unos microvídeos de varios relatos: los que leían los relatos eran en muchas ocasiones los protagonistas de los mismos; la presentación en el Gran Café con la colaboración de tantas personas y tanta gente que fue al acto; la difusión del libro creando una web y en las redes sociales..."
"Al escribir revivo... Es como estar en varias dimensiones que se influyen entre sí. Al escribir, maduras exponencialmente".
Gran lector, como no podía ser de otro modo en alguien que escribe, Miguel siempre anda con tres o cuatro libros a la vez. Y es consciente de que, cuando escribe, recibe influencias de todo lo que le rodea, incluidas sus lecturas, entre las cuales sobresalen dos autores, a saber, Dostoyevski y su 'Crimen y castigo', y Martín Gaite, con 'Nubosidad variable'.
"De todos aprendes: la creación de un personaje, un diálogo que te sorprende, una manera de entender o de enfocar algún aspecto de la vida... Intentar racionalizar demasiado este tema supone para mí un ejercicio de realidad virtual. Más propio de un microrrelato, ahora que lo pienso", se expresa Miguel, sabedor de que "hasta llegar a tener voz propia,  ese estilo en el que te reconoces, descartas otros muchos caminos".

(Puedes continuar leyendo esta fragua en ileon.com)

martes, 25 de octubre de 2016

Mapas afectivos en El Filandón, de Diario de León


 Me alegra encontrarme con esta grata sorpresa hoy en El Filandón de Diario de León, en el que le dedican esta reseña a mis Mapas afectivos. Está publicada hace ya una semana, pero yo la acabo de ver. 

VIAJES

Cuenya y su geografía íntima



16/10/2016

 Cuenya y su geografía íntima -
Viajero impenitente que observa con la misma honestidad gentes y paisajes cercanos en el espacio y en el sentimiento (los de su Bierzo natal, de la meseta castellana, de Galicia, de Portugal...) como lejanos (Canadá, México, Marruecos, Estambul), el narrador leonés Manuel Cuenya ha reunido algunos de sus más queridos periplos en el libro de reciente aparición Mapas afectivos, donde la mirada abierta, el estilo natural y desenvuelto, y la cita precisa que caracterizan el tono de esta obra se dan la mano en torno a ese humanísimo e incombustible afán por descubrir nuevos rostros y nuevos horizontes.


http://www.diariodeleon.es/noticias/filandon/cuenya-geografia-intima_1106820.html

miércoles, 19 de octubre de 2016

El cielo ajedrez, de Antonio Agudelo

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RESEÑA LITERARIA

'El cielo ajedrez', un poemario reflexivo, existencialista y escéptico

Manuel Cuenya | 19/10/2016 - 17:00h.

Manuel Cuenya reseña la última obra del andaluz Antonio Agudelo, que presentará este viernes en León.

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'El cielo ajedrez' es el título del nuevo poemario de Antonio Agudelo, que presentará en la ciudad de León el viernes 21 de octubre. No es la primera vez que nos visita este poeta andaluz, cuya poesía entronca con la lírica del maestro Gamoneda y aun con la del artista villafranquino Juan Carlos Mestre, quien por cierto ilustra este libro.
'El cielo ajedrez' -ese "cielo-Aldea de Estrellas", que es como una prolongación de su anterior obra, 'El mundo líquido'-, nos invita a repensar el silencio, incluso el Gran Silencio: "El silencio son las víctimas inocentes en los campos de/ Auschwitz y Mauthausen" o "la noche es el silencio perfecto para morir", ese silencio que se extiende sobre la mesa del mar, como nos dice el poeta cordobés, que a su vez se interroga por el vacío y la muerte: "¿La muerte es la madre de la vida? ¿Hay vida después de la muerte?"... "Morir es volver/ al vientre de la madre o despertar en el olvido?". Y aun se cuestiona qué es la vida, vida y muerte como anverso y reverso de una misma moneda. "¿Y esto era la vida, morir tantas veces?", se plantea Agudelo, "cansado de morir solo" en este poemario reflexivo, existencialista, escéptico, por instantes, que nos ofrece imágenes surreales, poderosas: "Desperté envuelto en sábanas mortales, con la herida sexual del enigma, de una mujer universal, bebí hidras y pájaros sangrientos en la oscuridad"... "Bajo la luz agónica, bebí el estambre del diluvio como la curvatura del silencio sobre la tumba de Dios".
Así se nos muestra Agudelo en la primera parte de su poemario, que escribe, como él mismo señala, con su sangre, como también quisiera el propio Nietzsche o bien el greguerístico Ramón. No en vano, el autor de 'Automoribundia" también está de algún modo presente en la primera y segunda parte de este libro: 'La central térmica (haikus)', donde el creador andaluz poetiza la realidad, la naturaleza, con sensorialidad: "Crece tu pelo/ En los ojos de mayo. /Y lo acaricio", "Días de sol negro./Abro los ojos y.../Arden los límites" o bien "Fosforescencia./Entre lagos de púrpura./ La Central Térmica", entre otros y sustanciosos haikus.
Y cierra su 'Cielo ajedrez' con una tercera parte dedicada al sueño y al tiempo: "¿Cuánto tiempo cabe en los ojos de un niño/ Cuánto tiempo cabe en los ojos de Dios?", al amor y a la infancia, con la reivindicación de Dante como el Padre de la Poesía y Pastor del Universo (un dios, o sea), porque "el amor mueve el sol y las estrellas". Un canto al amor, a la esperanza, en definitiva, porque "tal vez morir, si he de morir, no sea más/ que abrir los ojos en brazos del Amor". Como ya señalara en otra ocasión, en su caso poesía y vida están fundidas, como también lo están el amor y la muerte.

martes, 18 de octubre de 2016

La fragua literaria leonesa: Natalia Álvarez


La fragua literaria leonesa


Natalia Álvarez: "Para que haya creación literaria solamente necesitamos buenos escritores y buenos lectores"

Manuel Cuenya | 18/10/2016 - 17:05h.

La profesora e investigadora de la Universidad de León Natalia Álvarez, autora de 'Espacios narrativos' y coordinadora 'Territorios de la imaginación', está ahora inmersa en la elaboración de varios artículos y conferencias sobre el que fuera el tema de su Tesis Doctoral, el espacio narrativo. Y a su vez está con un proyecto centrado en la literatura fantástica española. 

Natalia Álvarez.
Profesora de Teoría de la Literatura y Literatura comparada en la Universidad de León, Natalia Álvarez es asimismo investigadora, a quien le entusiasma adentrarse en cuestiones narratológicas diversas, a las que ha ido añadiendo otras facetas, entre ellas pequeñas aproximaciones a las teorías literarias feministas, a las teorías postcoloniales, o a estéticas específicas como la de lo fantástico. No en vano, en la actualidad está trabajando, con sus colegas de la Universidad Autónoma de Barcelona, en un proyecto centrado en la literatura fantástica española. Y esa materia ocupa gran parte de su actividad investigadora y de sus publicaciones.
A su vez le gusta mantener contacto con la creación literaria actual y todos los resortes, "tanto formales como de contenido, que la conforman", matiza Natalia, que no cree que la investigación sea imprescindible en la creación literaria. "Para que haya creación literaria solamente necesitamos buenos escritores y buenos lectores. Sí es cierto que los frutos de una investigación ayudan a que determinados lectores entiendan de modo más profundo una obra concreta y no se queden en una lectura superficial, pero no es imprescindible en absoluto", precisa la coordinadora 'Territorios de la imaginación: poéticas ficcionales de lo insólito en España y México'.
En todo caso, Natalia, que ha investigado la obra de autores y autoras como Elena Santiago, Merino, Mateo Díez, Luis García Jambrina o Juan José Millás, entre otros, es consciente de que no se puede enseñar Teoría de la Literatura y Literatura Comparada prescindiendo del texto literario. "Es el objeto de estudio y no nos podemos ceñir a meras abstracciones a la hora de proponer herramientas de acercamiento al mismo".
"No olvido, por otra parte, la intensa relación que, a su vez, ha habido entre grandes creadores de otras épocas y el pensamiento teórico de la literatura. Y en este sentido también nos encontramos interesantes textos en los que son los escritores actuales los que nos ofrecen reflexiones teóricas sobre la literatura"
Como profesora de la materia, intenta estar lo más cerca posible de la creación, y por supuesto cerca de escritores vivos y de su forma de abordar la creación literaria. "No olvido, por otra parte, la intensa relación que, a su vez, ha habido entre grandes creadores de otras épocas y el pensamiento teórico de la literatura. Y en este sentido también nos encontramos interesantes textos en los que son los escritores actuales los que nos ofrecen reflexiones teóricas sobre la literatura", señala Natalia, convencida de la buena salud que goza la investigación  literaria en la Universidad de León, habida cuenta de que las Áreas de Literatura Española y de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada del Departamento de Filología Hispánica y Clásica pueden presumir, en su opinión, de reunir un número muy significativo de sexenios que reconocen la capacidad investigadora de sus miembros.
Y por supuesto considera más importante, si cabe, la existencia de proyectos vivos y de varios grupos de investigación. "A su vez, se potencia también la investigación literaria a través de otros medios, como el Máster en Literatura Española y Comparada y la dirección de Tesis Doctorales, entre otros", recuerda la autora de 'Espacios narrativos' (Universidad de León, 2002), encantada con León, la ciudad donde vive desde hace años, "una maravilla en muchos aspectos y, sobre todo, en el cultural y en el literario", porque son muchos los nombres de escritores leoneses ya consagrados, según ella, a los que se han ido sumando un número importante de destacadas voces que han ido emergiendo en estas pasadas décadas y de nuevas voces que siguen surgiendo y que van encontrando su lugar en el panorama literario.
"Si sumamos a este hecho la existencia de editoriales independientes en la ciudad, de los clubes de lectura, de los recitales y conferencias que se ofrecen constantemente, lo cierto es que nos podemos sentir muy afortunados de vivir en León", especifica esta profesora e investigadora cuyos orígenes se hallan en el Bierzo, pues sus abuelos maternos son de Villalibre y Dehesas, y los paternos de Brañuelas. Cuenta que su padre y su madre se criaron en esos pueblos. Y su padre también llegó a vivir en Ponferrada.
Aunque ella nació en Barcelona, por casualidades de la vida, no tiene recuerdos de ello salvo por fotos. Y por supuesto no se siente catalana en absoluto. Luego sus padres se trasladaron a Las Ondinas, el lugar que más asocia con la primera infancia y los juegos. Y desde los seis a los diecisiete años su vida transcurrió en Fabero, hasta que llegó el momento de trasladarse a León para iniciar los estudios universitarios. "De eso hace ya veintitrés años así que tanto mi verdadera tierra natal, El Bierzo, como la ciudad de León son las geografías de mi memoria y de mi presente", rememora Natalia, que tiene a gran  parte de su familia repartida por Ponferrada, Páramo del Sil, Palacios del Sil, Dehesas y Caboalles (Laciana).

lunes, 17 de octubre de 2016

Mapas afectivos en Astorgadigital


Agradezco esta reseña que me ha dedicado el periodista Alfonso del Río en Astorgadigital.


Alfonso del Río Sánchez - 14 de octubre de 2016

Una nueva entrega literaria del prestigioso escritor berciano, Manuel Cuenya, acaba de ver la luz. “Mapas Afectivos”, un interesante libro, en el que no solamente relata los viajes -que por supuesto y muy bien- pero muy especialmente destaca la parte humana, fantástica y afectiva que Manuel Cuenya relata como una necesidad vital, acercando de esta manera a su público lector a una forma diferente de viajar por el mundo. Por supuesto el bierzo natal del autor tiene una gran repercusión en las páginas de estos “Mapas Afectivos”, pero también la vecina Portugal, el Norte de Europa, la Europa Oriental, el Norte de África y hasta la aldea cosmopolita de Matavenero, que con fluidez y belleza nos adentra en cada uno de estos países, ciudades o localidades.


Dice Manuel Cuenya que cada viaje es un aprendizaje. Solo hay que viajar con los cinco sentidos, dejarse empapar por lo desconocido, lo
sorprendente, por aquello con lo que uno no está del todo familiarizado. Me gusta viajar, continúa el autor Manuel Cuenya y contar lo que he visto, vivido, sentido en cada viaje. Viajar me parece esencial, además de instructivo, estimulante, saludable, incluso. Y escribir puede resultar terapéutico. Un modo de poner en orden las ideas, de entender mejor el mundo en que vivimos. Una forma en definitiva de estar y ser en el mundo.

martes, 11 de octubre de 2016

La fragua literaria leonesa: Manuel Martínez

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La Fragua Literaria Leonesa

Manuel Martínez: "Las cosas siempre son más bonitas en nuestra cabeza que en la realidad"

Manuel Cuenya | 11/10/2016 - 12:25h.

El joven narrador Manuel Martínez, autor de 'Familiaris', está embarcado en una novela histórica ambientada en lo que ahora se conoce como Alta Edad Media.

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Después de leer de un tirón 'Familiaris', tengo la grata impresión de que quien ha escrito esta novela breve o relato largo es alguien con talento y buen manejo del lenguaje, algo que no es habitual en gente tan joven como es el caso de Manuel Martínez, un ingeniero informático que nos ha obsequiado con esta obra, que engancha desde principio a fin. Y que al leerla se me ha venido a la mente el marqués de Sade. Qué nadie se vaya a escandalizar y menos a estas alturas. Aunque a decir verdad el creador de 'Justine', entre otras sustanciosas obras (filosóficas, sin duda), sigue siendo un proscrito. Y por supuesto un desconocido entre la población lectora.
En todo caso, el joven Manuel, quien imprime su propio estilo a 'Familiaris', nos adentra en un mundo, que nos toca de cerca y de lleno, pues nos plantea una relación patológica entre seres humanos, tan habitual, por lo demás, en nuestra sociedad enfermiza, esclerotizada, virtual. Si bien esta podría ser una posible lectura de 'Familiaris', su autor aclara que se trata de una historia abierta, "en la que no deseaba tanto hacer una crítica, o comunicar un mensaje o moraleja, como compartir con los demás las cosas que me había sido dado imaginar.
Más que un retrato de la sociedad actual, quería mostrar uno de los caminos que podría seguir; cómo interpretarlo, o evitarlo, o sobrellevarlo, eso se lo dejo al lector", sintetiza Manuel, que eligió este título, 'Familiaris' porque es una palabra ambigua, que suena a una cosa pero que puede ser otra, sobre todo cuando los lectores y lectoras desean bucear en el fondo.
Cuenta su creador que 'Familiaris' significa 'familiar' en latín, pero también se refiere a 'esclavo doméstico'. Y este título le pareció adecuado para una historia abierta y susceptible de varias interpretaciones como es ésta, según él, que por lo demás ha intentado reflejar lo que ocurriría si se rompiese el equilibrio que existe siempre entre dos seres humanos, "por el cual cada uno satisface los deseos de otro sólo si éste a su vez hace lo propio con él", llegando a plantearse los siguiente: "Si se rompiese ese equilibrio, y alguien satisficiera los deseos del otro sin esperar nada a cambio, ¿qué ocurriría? ¿Cómo se transformaría su relación? ¿Cómo se transformarían ellos mismos?".
En su afán perfeccionista, lo cual está muy bien, Manuel reconoce que, aunque nunca ha acabado de sentirse muy satisfecho con su novela ("las cosas siempre son más bonitas en nuestra cabeza que en la realidad"), la reacción de su público lector ha sido muy positiva, lo que le ha ayudado a ganar confianza en sí mismo y a animarse a seguir mejorando, y continuar "en el a veces arduo camino de la escritura", matiza este narrador leonés, que espera poder escribir cosas, "tengan éxito o no", que no les defrauden a sus lectores y/o lectoras, o cuando menos que sientan que no han desperdiciado su tiempo leyendo su obra.
La escritura creativa, en su caso, le ha servido y le sirve como una forma de autoconocimiento, una buena forma de repasar sus impresiones y sentimientos, una manera, en su opinión, de compendiar lo que ha vivido, sacar conclusiones y quizá incluso cambiar su forma de actuar en el futuro, lo cual resulta alentador.
Convencido de que hasta la fantasía más descabellada siempre tiene sus raíces en la realidad (toda una declaración de principios y una postura materialista, en el sentido del materialismo filosófico), el mero hecho de escribir ya vale la pena por sí mismo, apostilla Manuel, aunque en un momento dado hubiera que tirar lo escrito, acaso como quisiera el genio Kafka, cuya obra acabó rescatándose por fortuna de la chamusquina.
"Hasta el retrato más seco y realista nos convierte en espectadores, en vez de actores, y nos hace reflexionar sobre lo que hemos visto", precisa este lúcido narrador, que reivindica sobre todo a los clásicos del siglo XIX, "que es cuando despega la novela propiamente dicha", pero que también se siente especialmente deudor de aquellos escritores que se han preocupado por describir no sólo los tiempos que les ha tocado vivir, sino el alma humana: Dostoyevski, Camus, Balzac o Graham Greene, entre otros.
"Como decía Baroja, hay que apuntar la flecha siempre alto, lo más alto que uno pueda, porque, aunque sepa que no va a dar en el blanco, cuanto más alto apunte más se acercará a él"
Aunque no se define como una persona con muchas 'raíces', en el sentido de que nunca ha estado muy implicado con la cultura y costumbres del lugar donde ha nacido, sí que se siente influenciado "literariamente (y vitalmente)" con el hecho de haber crecido en León "por su atmósfera tranquila y sobria, y la sensación especial que causa vivir en un lugar con un pasado de poder y gloria".
No obstante, en los últimos tiempos se siente especialmente interesado por la literatura que se está haciendo en León, "más allá de los autores muy famosos del pasado". Confiesa su predilección por la obra de Manuel Cortés Blanco y José Luis Gavilanes. Y se muestra sorprendido de que sean autores cercanos y a la vez grandes, que podrían y pueden competir perfectamente -subraya Manuel-, con los autores más famosos. "Eso te hace darte cuenta de todo el trabajo que se lleva a cabo cerca de ti cada día, en tu ciudad, sin que lo notes ni lo valores".
Asimismo, Manuel está convencido de que el vivir entre grandes monumentos, murallas, blasones y casonas de piedra -lo que contrasta con el presente de la ciudad y provincia, según él, no decante pero tampoco especialmente brillante-, causa una nostalgia extraña, "de cosas que uno nunca ha vivido, una sensación de que las cosas tienen más historia y secretos de las uno puede ver a simple vista".
La literatura, un ser vivo
Aparte de su ópera prima, Manuel Martínez ha participado, junto a escritores clásicos de talla universal, en algunas antologías, como por ejemplo la 'Antología de Valladolid'.  Rememora que tiene ganas de pedir perdón, por haber sido incluido junto a ellos... "Pero en el fondo es muy útil, porque uno se ve forzado a dar lo mejor de sí para, por lo menos, no quedar muy mal frente a ellos. Y también aprende a ser humilde, pero sin humillarse. Como decía Baroja, hay que apuntar la flecha siempre alto, lo más alto que uno pueda, porque, aunque sepa que no va a dar en el blanco, cuanto más alto apunte más se acercará a él", reflexiona este novelista, que valora de modo positivo el hecho de participar en antologías, porque le supone un reto el tener que escribir una historia concreta, con unos requisitos determinados, usando una cantidad muy reducida de palabras.
"¡Uno aprende a valorar cada una de ellas, y a no decir en diez lo que puede decir en nueve!", especifica este creador literario, bloguero e ingeniero informático para quien la literatura no es tan diferente de la informática, como pudiera parecer a simple vista, habida cuenta de que "la informática no es precisamente una ciencia exacta, e igual que las obras literarias, las aplicaciones software son algo orgánico, impredecible, algo que sabes cómo empiezas pero no cómo acabas". En ambos casos, Manuel recomienda tener mucha paciencia, intentar darle forma una y otra vez, "hasta que esa especie de ser vivo que estás dando a luz deja de resistirse y hace lo que tú quieres (o, más frecuentemente, lo que te permite)".

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