http://www.diariodeleon.es/noticias/bierzo/bierzo-cuba_192732.html
UNO, QUE es un berciano morriñoso, no logra desprenderse de la isla cubana. Por una parte, esta última semana hemos asistido a la charla de Orlando Fondevila, un poeta y periodista cubano exiliado en España. Un cubano con orígenes gallegos. De Orense. Como una buena parte de los gallegos, y algunos bercianos, que emigraron en su día a Cuba en busca de oportunidades, cuando esta era una isla republicana, tierra de abundancia.
La charla fue en la Uned de Ponferrada. Lástima que no hubiera mucho público interesado en la misma. El interés por «el Otro», al menos en nuestra sociedad clasista, y en muchas ocasiones xenófoba, es algo utópico. Y por otra parte sigo enganchado a la escritura de Pedro Juan Gutiérrez, que me cautivó desde que leyera Trilogía sucia de La Habana.
Malecón habanero |
Gutiérrez, aunque nos muestra las entrañas de su país con crudeza, vive en la capital, en Centro Habana, según me contara mi estimado Mario Gaviria, un sociólogo navarro que reside largas temporadas en La Habana.
Las páginas de las novelas de Gutiérrez están impregnadas de sangre, mierda, amor, sexo y ternura porque la vida es así, dice él, tiene sangre y mierda y semen, y cuando sólo queda sobrevivir, el sexo y la bebida ayudan a seguir viviendo.
El cubano siempre está inventando para sobrevivir. No así el turista que «le asegura a sus amigos que la vida en el trópico es maravillosa... que le gustaría abandonar el frío y la nieve y no ver más a las educadas, cuidadosas, calculadoras y silenciosas personas de su país» (El Rey de La Habana).
La charla de Fondevila y la literatura de Gutiérrez me han ayudado a rememorar la isla cubana. Cuba siempre ha despertado en España muchas pasiones, como nos dijera el poeta cubano, por los vínculos históricos y familiares con nuestro país. Aunque desde el Bierzo no da la impresión de que sigamos muy de cerca lo que ocurre en esta mítica isla. «No existe otra nación en Iberoamérica donde se quiera tanto a España». Los cubanos nos quieren mucho. También en México y en Argentina nos quieren. Mucho más, en todo caso, que nosotros a ellos. Cuánto tenemos que aprender de los iberoamericanos. Incluso ellos manejan el idioma con más soltura, elegancia e ingenio que nosotros, lo cual que resulta preocupante. En nuestro país cada día somos más tarugos. A pesar de la Guerra de Independencia de Cuba, uno siente que los cubanos son nuestros hermanos, y los queremos como a tales. Son seres tan entrañables que uno está muy a gusto con ellos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario