Este viernes, en Bembibre, proseguimos con el maestro Hitchcock. En este caso se proyectará/proyectaremos otra de sus pelis de la etapa británica, no tan conocida, creo, como su anterior obra 39 Escalones, aunque igualmente interesante. Y es que el mago del suspense y el cine negro no nos deja indiferentes, ni siquiera cuando nos ofrece una película menor, lo que no quiere decir que El agente secreto lo sea, quede claro.
Una vez más, Hitchcock se maneja y nos sumerge en el tema de la falsa identidad o la confusión de identidad, que tanto juego da, tanto en la realidad como en la ficción, contándonos una historia sobre un agente secreto del servicio de inteligencia británico, como el título de la cinta, que es enviado al país de los relojes puntuales y precisos, Suiza, para asesinar a un espía alemán de quien, curiosamente, desconoce los rasgos personales. Como para no perdérsela.
Me entusiasma, sobre todo, la interpretación del gran Peter Lorre en su papel de asesino mejicano. Un personaje/actor bien expresionista, con sus característicos ojos saltones y sus rasgos de malvado.
¿Quién no se acuerda de su magistral interpretación como psicópata en El vampiro de Düsseldorf, de Lang?
Por cierto, El agente secreto es deudora de la influencia del cineasta alemán Fritz Lang.
¿Quién no se acuerda de su magistral interpretación como psicópata en El vampiro de Düsseldorf, de Lang?
Por cierto, El agente secreto es deudora de la influencia del cineasta alemán Fritz Lang.
Al Lorre también lo hemos podido ver en la primera versión de El hombre que sabía demasiado, o en clásicos como El halcón maltés y Casablanca, por citar sólo algunas de las películas legendarias en la que ha trabajado.
Por lo demás, El agente secreto cuenta con algunos otros ingredientes propios e inconfundibles del cine de Hitchcock. Pasen y vean.
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