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lunes, 11 de diciembre de 2023

Fresa y chocolate

 El rodaje de Fresa y chocolate a principios de los años noventa coincide con una etapa de profunda crisis en Cuba, porque en ese periodo se derrumbó el sistema soviético que sostenía la economía de la isla caribeña, afectando a la sociedad de una forma terrible; con lo cual esta película,  que es una coproducción cubano-española-mexicana, se hizo con un escasísimo presupuesto.  

Su estreno en La Habana fue algo memorable. Y luego le llovieron los premios: el Oso de Plata en Berlín, el Goya en España al mejor largometraje extranjero en lengua hispana, la nominación, en la categoría de mejor película extranjera, a los Óscar y su distribución en todo el mundo. 

En Cuba supuso una catarsis colectiva, una conmoción, marcando un antes y un después en cuanto a la tolerancia acerca de la diversidad sexual, pues esta película de 1993 nos habla de la amistad entre dos hombres –uno de ellos homosexual– en una sociedad intransigente con la homosexualidad. 

Panorámica de La Habana, con la heladería Coppelia en primer término

Los protagonistas de esta película son David (interpretado por el actor Vladimir Cruz) y Diego (que encarna el magnífico Jorge Perugorría), dos jóvenes cubanos con diferentes maneras de ver la realidad cubana y con intereses sexuales distintos. 

David es universitario, militante de la Unión de Jóvenes Comunistas de Cuba que llega del campo a estudiar a La Habana, un tipo lleno de prejuicios contra los homosexuales; por su parte Diego es un artista culto, escéptico, que, a causa de una posición crítica hacia el sistema socialista cubano y por su homosexualidad, sufre incomprensión. 

Un día, sentado en la icónica heladería Coppelia, David conoce por casualidad a Diego, que es un tipo desinhibido, el cual le dice a David que tiene fotos suyas y también le ofrece libros bajo el pretexto de que no los encontrará ni en librerías ni en bibliotecas, con el fin de mantener contacto sexual con él. 

La película narra cómo ambos logran construir con el paso del tiempo una amistad sincera a pesar de sus diferencias ideológicas, personales. Diego se decanta por la amistad en detrimento de la atracción sexual que sentía al inicio por David, el cual, también al comienzo de la película, no comprende cómo un hombre, en este caso Diego, es capaz de pedir helado de fresa habiendo chocolate. "Fíjate si es maricón", le dice David a un compañero de estudios. Sin embargo, la autenticidad de Diego va dinamitando poco a poco los prejuicios del joven estudiante David, que acaba defendiendo el derecho de su amigo a ser diferente. 

Lo que comienza como un juego en busca de sexo, acaba en  una amistad genuina, que sus dos protagonistas tienen que defender al costo de ser marginados y separados el uno del otro a través de la emigración forzada de Diego, el más vulnerable en una sociedad machista.

David disfrutará de la enriquecedora amistad de Diego a la vez que mantiene una relación con Nancy, interpretada por la gran actriz Mirtha Ibarra, con quien coincidí en un avión hace años en uno de mis primeros viajes a La Habana. Mirtha Ibarra fue compañera sentimental de Gutiérrez Alea en la vida real. 

David deja de lado su ideal masculino y abraza a Diego, no solo porque este se lo pida, sino porque él también lo necesita. La escena de ese abrazo, al final, es potente porque expresa el dolor por la separación, pero también la amistad entre dos seres humanos que se tienen cariño. 

Gutiérrez Alea (alias Titón) se basa en el cuento de Senel Paz, El lobo, el bosque y el hombre nuevo, para escribir el guion y realizar esta magnífica película, donde lo esencial es el propio guion y el trabajo actoral de Vladimir Cruz, Mirtha Ibarra y Perugorría (colosal en su papel, al cual vemos, hacia el final de la película, obsequiando a su amigo David con la novela Paradiso, de Lezama Lima). 

A causa de la enfermedad de su director, la película tuvo que finalizarla Juan Carlos Tabío, quien también codirigió con Titón esa otra obra extraordinaria titulada Guantanamera

Cabe recordar que Tabío impartió clases en la prestigiosa Escuela de cine y televisión de San Antonio de los Baños, donde han impartido clases desde Spielberg hasta Coppola, entre otros grandes como Emir Kusturica, Ettore Scola, Robert Redford o la propia Icíar Bollaín...  Por su parte, Titón fue cofundador, junto a Fernando Birri, Gabriel García Márquez y Julio García Espinosa, de esta esta escuela. 

Se nota la mano de Titón, quien imprime su propio estilo porque la película va más allá de la persecución de la homosexualidad y se convierte en una reivindicación de la libertad en una de las ciudades más maravillosas del mundo... antes de que se derrumbe y se la trague la mierda, como le dice Diego a David mientras contemplan esa Habana que en verdad se muestra harto deteriorada, aunque muy viva. 

Esta búsqueda del ideal de libertad es por lo demás una constante en películas como la ya mencionada Guantanamera, o bien Memorias del subdesarrollo y Muerte de un burócrata. 

https://cuenya.blogspot.com/2014/11/guantanamera.html

Fresa y Chocolate sigue siendo, aún hoy, una de las películas más importantes de la cinematografía cubana. 



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